Los científicos están instando al gobierno a reforzar los esfuerzos de salud pública para hacer frente a la epidemia de obesidad para prevenir el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), ya que más estudios han demostrado que las personas con obesidad tienen un mayor riesgo de contraer el virus, de acabar en el hospital y de morir por COVID-19.
«La obesidad y las enfermedades crónicas como la diabetes ya eran grandes amenazas antes de la pandemia, pero COVID-19 abrió la puerta para mostrar lo graves que son», Dr. William Li, médico científico y autor de «Comer para vencer la enfermedad: La nueva ciencia de cómo tu cuerpo puede curarse a sí mismo», dijo en un correo electrónico a The Epoch Times. «Estas condiciones hacen más probable que alguien muera si está infectado por el coronavirus».
La obesidad se asocia con «numerosos factores de riesgo subyacentes para la COVID-19, incluyendo la hipertensión, las enfermedades cardíacas y la diabetes tipo 2», según los investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, que analizaron los datos de 75 estudios realizados a nivel mundial entre enero y junio, en los que participaron 399,461 pacientes con el virus del PCCh.
Descubrieron que ser obeso aumenta las probabilidades de hospitalización en un 113 por ciento y de admisión en la unidad de cuidados intensivos en un 74 por ciento. Más preocupante es que las personas con obesidad tienen un 48 por ciento más de riesgo de morir por COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh.
También existe la preocupación de que la vacuna contra COVID-19 pueda no funcionar tan bien para las personas con obesidad debido a una respuesta debilitada del sistema inmunológico, tal como se observa con la vacuna contra la gripe, la cuál es menos eficaz en este grupo de alto riesgo, ya que «los adultos con obesidad vacunados tienen el doble de probabilidades de desarrollar influenza y enfermedades similares a la influenza en comparación con los adultos con un peso saludable».
La Dra. Nicole Avena, profesora adjunta de neurociencia en la Escuela de Medicina de Monte Sinaí, experta en los campos de la nutrición, la dieta y las adicciones, dijo en un correo electrónico a The Epoch Times: «Si sabemos que ciertas condiciones, como la obesidad, ponen a la gente en riesgo de complicaciones por COVID-19, deberíamos hacer mucho, mucho más para abordarlas».
«Deberíamos ayudar a la gente a aprender más sobre formas para alimentarse más sanamente, hacer más ejercicio y reducir la obesidad», escribió Avena, ya que el uso de mascarillas, el distanciamiento físico y el frecuente lavado de manos o el uso de desinfectantes de manos puede «no ser suficiente para las personas con condiciones subyacentes».
Estadísticas
Con todas las investigaciones y la información disponible sobre la vida y la alimentación saludables, los médicos y los nutricionistas están desconcertados por el hecho de que la tasa de obesidad en EE.UU. siga aumentando desde que se declaró como epidemia en 1999.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que el 39.8 por ciento de los adultos estadounidenses y el 18.5 por ciento de los niños y adolescentes de 2 a 19 años tienen obesidad. La prevalencia de la obesidad es mayor entre los negros (50 por ciento), luego los hispanos (45 por ciento), los blancos (42 por ciento) y los asiáticos (17 por ciento).
A medida que esta tendencia creciente continúe hasta 2030, los investigadores de un estudio del New England Journal of Medicine proyectan que el 50 por ciento de los adultos en Estados Unidos tendrán obesidad y «alrededor de una cuarta parte tendrá obesidad severa».
El índice de masa corporal (IMC) es utilizado por los profesionales de la salud para evaluar el riesgo de ciertas enfermedades que pueden ocurrir en personas con más grasa corporal. Calcula la grasa corporal basándose en el peso y la altura de una persona.
Las personas con un IMC de 30 o más se consideran obesas. La obesidad se clasifica en tres clases: obesidad (IMC de 30-34), obesidad severa (IMC de 35-39) y obesidad mórbida (IMC de 40 o más). Las personas con sobrepeso tienen un IMC de 25-29.
El IMC es una medida útil de sobrepeso y obesidad para la mayoría de las personas, excepto para aquellas con una constitución física musculosa y los adultos mayores con pérdida muscular.
Acciones del gobierno
Aunque muchos estudios han encontrado que la obesidad es un importante factor de riesgo para la enfermedad grave de COVID-19, ha habido poca o ninguna respuesta por parte del gobierno o de la comunidad médica para abordarla. «Parece que se están haciendo pocos esfuerzos para reducir el factor de riesgo conocido de la obesidad en nuestro país, lo cual es triste», dijo Avena.
«La petición de acción es para que el gobierno y la comunidad médica hagan una advertencia de que la buena salud es importante y que tomar medidas para mejorar las defensas de nuestro cuerpo a través de la dieta y el estilo de vida, antes de que se desarrolle la enfermedad, es uno de los pasos más importantes que todos y cada uno de nosotros podemos dar», dijo Li. «Una mayor inversión en la educación de la gente sobre la alimentación saludable, haciéndola ampliamente disponible y agradable para su consumo, puede cambiar el panorama de la salud pública en este país».
Los investigadores del estudio de la UNC-Chapel Hill recomiendan políticas que incluyan la promoción del consumo de alimentos más saludables y la imposición de impuestos a los alimentos y bebidas altamente procesados, limitando al mismo tiempo la promoción y la comercialización de esos alimentos para ayudar a frenar la obesidad. Varios países, como Chile, Dinamarca y Hungría, ya han aprobado leyes fiscales para disminuir el consumo de alimentos chatarra (alimentos con alto contenido de azúcar, sal, grasas saturadas y carbohidratos refinados).
En el Reino Unido, el primer ministro Boris Johnson lanzó en julio su campaña «Better Health» para combatir la crisis de obesidad del país. Johnson se enfermó gravemente a causa de COVID-19 y cree que su exceso de peso (IMC de 36) fue en parte responsable.
Su campaña incluye la prohibición de los anuncios de comida chatarra antes de las 9 p.m., la exhibición de calorías en los menús de los restaurantes, la prohibición de la venta de alimentos no saludables en los puntos de venta y terminar con las ofertas de «compre uno y llévese otro gratis» en alimentos no saludables.
Sugerencias nutricionales
Li dice que los tres principales alimentos que la gente debería evitar son «la carne procesada, los refrescos endulzados artificialmente y el aderezo para ensaladas que contiene grasas saturadas y conservantes artificiales».
El consumo de refrescos endulzados artificialmente está «asociado con un mayor riesgo de derrame cerebral y demencia». Estas bebidas suelen endulzarse con sustitutos de azúcar sin calorías —aspartamo, sacarina, acesulfamo, sucralosa o neotamo— que son cientos de veces más dulces que el azúcar.
Jerlyn Jones, nutrióloga dietista registrada y portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética, dice que uno de los mensajes nutricionales clave sobre la alimentación saludable es «limitar la ingesta de alimentos con alto contenido de azúcar y bebidas endulzadas», ya que las calorías de estos alimentos no son «tan eficientes como deberían ser para nuestros cuerpos».
Jones dice que los alimentos con alto contenido de grasas saturadas y grasas trans también deben ser limitados o eliminados si es posible. Las grasas trans se encuentran principalmente en «alimentos envasados o alimentos de panadería empaquetados» que prolongan la vida útil, y al limitar la ingesta de estos alimentos, «entonces usted está en camino de perder probablemente las libras que quiere perder y le ayudan a minimizar el riesgo de tener un aumento de peso en el futuro», dijo Jones a The Epoch Times.
Lo mismo ocurre con los alimentos bajos en grasa, que solamente han «reducido la cantidad de grasas saturadas» pero han aumentado otros ingredientes como el sodio o el azúcar. Jones dice que es importante leer los ingredientes en el paquete.
Aunque comer sano es un paso importante para frenar la obesidad, Jones también recomienda «30 minutos de movimiento moderado, cinco días a la semana», dormir lo suficiente y controlar el estrés.
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