A medida que se agrava el brote del virus del PCCh en la ciudad de Xingtai, provincia de Hebei, en el norte de China, algunas escuelas se han convertido en centros de cuarentena improvisados, donde las autoridades suelen aislar a los contactos cercanos de los pacientes confirmados con COVID-19. Se vigila su estado de salud en caso de que desarrollen síntomas de COVID-19.
Al quedarse sin espacio en los hoteles locales, las autoridades comenzaron a utilizar las escuelas como centros de aislamiento, instruyendo a los profesores y alumnos para abandonar el lugar.
Pero en un caso, una escuela con internado local para alumnos de 12 a 18 años se negó inicialmente a dejar salir a sus estudiantes, cuyas familias no eran residentes permanentes de la zona. Se les encerró en varias aulas y no se les permitió salir de ellas—lo que suscitó quejas de los padres que estaban preocupados.
La Escuela Secundaria de Fengyi es una gran escuela privada con cuatro edificios de dormitorios. La población total de personal y estudiantes es de más de 10,000 personas. La mayoría de los alumnos proceden de Nangong, un municipio del condado de Xingtai, y de otros condados vecinos.
The Epoch Times supo por padres y familiares de alumnos de la Escuela Secundaria de Fengyi que los que no tenían residencia en Nangong fueron obligados a permanecer en el campus cuando las autoridades empezaron a aislar a la gente allí el 10 de enero.
Uno de los padres confirmó que se les pidió a los estudiantes que abandonaran sus dormitorios para que las personas que necesitaban la cuarentena pudieran ser reubicadas allí.
Un residente de Xingtai que tiene un pariente adolescente que estudia en la escuela contó al Epoch Times en idioma chino lo sucedido.
Los estudiantes no locales fueron colocados en las aulas designadas. Tuvieron que pasar allí la noche.
Debido al espacio limitado, «muchos tuvieron que ir a dormir sentados», dijo el residente de Xingtai.
Un vídeo subido a las redes sociales mostraba un aula grande y desordenada repleta de jóvenes adolescentes. Había maletas, edredones y almohadas por toda el aula.
Los padres estaban preocupados por el riesgo que corrían sus hijos debido a la presencia de presuntos portadores del virus que estaban en cuarentena en la escuela.
El 11 de enero, un empleado de la oficina de educación de Nangong dijo al medio de comunicación chino en línea Ou’er Zhiyu que todas las escuelas de la ciudad de Xingtai se estaban convirtiendo en centros de cuarentena.
Aproximadamente tres días después, los estudiantes no locales fueron finalmente autorizados para volver a casa, dijeron los padres.
Otro vídeo en línea mostraba a las personas en cuarentena en la Escuela Secundaria de Fengyi.
Durante el horario de comida, la gente se peleaba por ponerse adelante en la fila. El establecimiento solo tenía un baño público disponible.
Una madre con el sobrenombre de Zhang fue aislada en el lugar a la fuerza con su bebé. Le dijo a Ou’er Zhiyu: «Llevo dos días aquí y he comido cinco veces. Pero cuatro de ellas estaban frías».
Otra mujer, que estaba en cuarentena allí con su hijo de 3 años, describió su experiencia en una publicación en un sitio web del gobierno que recibe quejas de los ciudadanos.
Dijo que su casa fue inicialmente precintada y cerrada con candado mientras se autoaislaban. Luego, de repente, recibió un aviso de emergencia en el que se le pedía que se trasladara a la Escuela Secundaria de Fengyi.
«Sin embargo, después de venir, lo que vimos aquí nos asustó. La gente se mueve libremente como quiere, y el personal no hace nada para impedirlo. Ayer, mi hijo estuvo llorando todo el día y no comió nada. No puedo imaginar cómo podemos sobrevivir aquí. Oh, mis líderes del gobierno, ¡esto no es una cuarentena! Esto nos está llevando a mi hijo y a mí a la destrucción», se quejó la madre.
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