Un oficial de la Guardia Nacional del Ejército de EE.UU. fue testigo de la operación para ampliar el perímetro de seguridad en la Plaza Lafayette en Washington el 1 de junio y testificará en el Congreso el martes para decir que él piensa que las tácticas utilizadas por la Policía de Parques para dispersar a los manifestantes fueron «una escalada innecesaria del uso de la fuerza».
Adam DeMarco, comandante de la Guardia Nacional de D.C. y veterano de Iraq, dice que encontró «profundamente perturbador» el uso de la fuerza contra los manifestantes durante la operación de despeje y que, según su observación, los manifestantes se estaban «comportando pacíficamente», afirma un testimonio escrito previamente a su aparición programada ante el Comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes. El comité está buscando respuestas sobre el manejo de la Policía de Parques con los manifestantes durante el incidente del 1 de junio.
Su testimonio cuestionará muchos aspectos clave de la versión oficial presentada por la administración Trump. Según una declaración de la Policía de Parques del 2 de junio, algunos manifestantes se volvieron violentos alrededor de las 6:33 p.m. de ese día, lanzando proyectiles como ladrillos, botellas de agua congeladas y líquidos cáusticos.
La administración Trump provocó una reacción del público por el incidente, con expersonal del Departamento de Justicia, legisladores y otros grupos pidiendo la renuncia del fiscal general William Barr por su manejo de los manifestantes que protestaban contra la brutalidad policial tras la muerte de George Floyd. Poco después de que se despejara el parque, el presidente Donald Trump y varios altos funcionarios caminaron por la zona hasta la iglesia de St. John, donde Trump posó para unas fotos mientras sostenía una copia de la Biblia, una aparente respuesta a los alborotadores que previamente habían incendiado la iglesia.
Algunos medios de comunicación informaron que los manifestantes fueron retirados por la fuerza usando gas lacrimógeno para dar paso a la visita de Trump a la iglesia histórica, pero el fiscal general William Barr ha negado en repetidas ocasiones que ambas cosas tuvieran alguna correlación.
En los días previos a la operación de despeje, muchas de las protestas que fueron pacíficas durante el día se transformaron en violencia y destrucción durante la noche, con alborotadores que lanzaban proyectiles y prendían fuego a las propiedades, incluida la histórica iglesia de St. John. Barr había dicho que la operación era para ampliar el perímetro de seguridad alrededor de la Casa Blanca en respuesta a los disturbios.
DeMarco dijo que la operación para desalojar a los manifestantes comenzó poco después de que Barr y el general Mark Milley, el presidente del Estado Mayor Conjunto, aparecieran en la Plaza Lafayette. En un momento dado, Barr fue a hablar con la Policía de Parques, mientras que Milley caminó hasta una zona donde DeMarco estaba de pie y le dijo al comandante que se asegurara de que la Guardia Nacional mantuviera la calma y respetara los derechos de los manifestantes a la Primera Enmienda.
Después de que la pareja abandonó el área, la Policía de Parques emitió la primera de tres advertencias para ordenar a los manifestantes que se dispersaran, dijo DeMarco, añadiendo que el anuncio era «apenas audible».
«No vi ninguna indicación de que los manifestantes fueran conscientes de las advertencias de dispersión», dijo, según esta declaración (pdf).
Poco después de la advertencia, la Policía de Parques comenzó a desalojar a los manifestantes. DeMarco dijo que durante la misma escuchó explosiones y vio humo siendo usado para dispersar a los manifestantes. Un oficial de enlace de la Policía de Parques le dijo que las explosiones eran «humo de escenario», sin embargo, el mayor dijo que podía sentir irritación en los ojos y la nariz.
«Basándome en mi exposición previa al gas lacrimógeno en mi entrenamiento en West Point y más tarde en mi entrenamiento en el Ejército, reconocí esa irritación como efectos consistentes con el CS o ‘gas lacrimógeno'», dijo, añadiendo que más tarde ese mismo día encontró botes de gas lacrimógeno en la calle.
Durante una entrevista con «Face the Nation» de la CBS el 7 de junio, Barr se refirió a las críticas sobre el manejo de los manifestantes en Washington por parte de la administración Trump. Discutió las afirmaciones de que los manifestantes en la Casa Blanca fueron despejados del área por la fuerza usando gas lacrimógeno y otros medios para la visita de Trump a la iglesia.
Barr dijo que la decisión de despejar el parque se tomó antes de saber que Trump iba a hablar allí y que «no era una operación para responder a esa multitud en particular».
«Era una operación para mover el perímetro una cuadra», dijo el fiscal general.
Barr dijo que la decisión se tomó en respuesta a los violentos disturbios en la Plaza Lafayette de los días anteriores.
«El domingo [31 de mayo], las cosas llegaron a un punto culminante. Los oficiales fueron golpeados con ladrillos. Se usaron palos para levantar los adoquines del parque y se los arrojaron a la policía. Se produjeron incendios no solo en la Iglesia de St. John, sino que también se quemó un edificio histórico en Lafayette», dijo.
Dijo que estos incidentes llevaron a la Policía de Parques a preparar el 31 de mayo un plan «para despejar la calle H y poner… un perímetro más grande alrededor de la Casa Blanca para poder construir una valla más permanente en Lafayette». Añadió que dio luz verde al plan a las 2 p.m. del día siguiente.
«La policía tiene que mover a los manifestantes, a veces pacíficos, a poca distancia para lograr la seguridad pública. Y eso es lo que se hizo aquí», dijo Barr.
The Epoch Times se dirigió al Departamento de Justicia y a la Policía de Parques de EE.UU. para comentar el testimonio.
El incidente ha llevado a los legisladores de la Cámara de Representantes a buscar respuestas sobre las acciones de la administración Trump ese día. Barr tiene previsto comparecer ante el Comité Judicial de la Cámara el martes.
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