El primer disparo que recibió el hombre que disparó contra el expresidente Donald Trump fue el de un oficial local, según el informe preliminar de una investigación realizada por un congresista estadounidense.
Thomas Crooks efectuó ocho disparos desde la azotea de un edificio cercano al lugar donde Trump pronunciaba un discurso en el condado de Butler (Pensilvania) el 13 de julio.
El congresista republicano Clay Higgins descubrió que el siguiente disparo provino de un operador SWAT de la Unidad de Servicios de Emergencia del condado de Butler, que se encontraba a unas 100 yardas del edificio en el que estaba Crooks.
Cuando el agente del SWAT vio a Crooks como un blanco móvil en la azotea, abandonó rápidamente su puesto y corrió hacia el hombre, «corriendo hacia una posición de tiro despejada directamente en la línea de fuego mientras Crooks disparaba», dijo Higgins.
«Detuvo a Crooks y, lo que es más importante, creo que el disparo dañó el tubo amortiguador del AR de Crooks», añadió Higgins más tarde, citando el testimonio de un testigo presencial.
Si el disparo dañó el tubo amortiguador del rifle que Crooks estaba utilizando, habría dejado a Crooks incapacitado para efectuar más disparos.
Crooks cayó de su posición de disparo, pero volvió a levantarse varios segundos después, dijo el oficial de SWAT.
Fue entonces cuando un disparo de un francotirador del Servicio Secreto de Estados Unidos alcanzó a Crooks, matándolo, según Higgins.
El Servicio Secreto ha dicho que uno de sus contrafrancotiradores abatió a Crooks.
Higgins, miembro del grupo de trabajo de la Cámara de Representantes de EE. UU., viajó al condado de Butler para recrear cómo Crooks subió al tejado y evaluar lo sucedido.
Dijo que fue asistido en la investigación por funcionarios locales, incluido el comandante del equipo táctico de la Unidad de Servicios de Emergencia del Condado de Butler y un alto funcionario de la oficina del Fiscal del Distrito del Condado de Butler.
«Hay videos en internet que muestran una figura oscura o una sombra en la torre de agua del 13-J. Si hubiera habido alguien en esa torre en J13, tendría que haber sido algún operador de alto nivel mucho más allá de lo que he visto en realidad», escribió Higgins. «Los operadores normales de SWAT o francotiradores no tendrían las habilidades y el equipo para superar rápidamente los primeros 25 pies de ninguna escalera y luego subir los 75 pies restantes hasta la pasarela, y luego subir la escalera de acceso a la cúpula de ventilación bastante intimidante y precaria».
Higgins dijo que no creía posible que un segundo tirador hubiera estado en lo alto de la torre y que no veía ninguna prueba que apoyara esa teoría. También declaró que los 10 disparos que se escucharon ese día fueron contabilizados, de los cuales ocho procedían de Crooks, uno de un oficial SWAT local y uno del Servicio Secreto.
Higgins dijo que planea subir a lo alto de la torre en el futuro mientras sigue investigando el tiroteo.
«Como he dicho, cada pregunta será respondida, cada teoría explorada y cada duda borrada. El pueblo estadounidense merece toda la verdad sobre el intento de asesinato del presidente Trump», dijo Higgins en un comunicado. «Nuestros esfuerzos de investigación están avanzando de buena fe. La publicación de mi informe preliminar de investigación refleja mi deseo de ofrecer transparencia y tranquilidad al pueblo estadounidense».
Higgins envió sus conclusiones al representante Mike Kelly (R-Pa.), presidente del grupo de trabajo de la Cámara de Representantes.
El grupo de trabajo fue creado para emitir citaciones y tomar otras medidas para investigar el tiroteo. Se le dio un plazo hasta el 13 de diciembre para elaborar un informe final.
Kelly y el representante Jason Crow (D-Colo.), principal demócrata de la comisión, solicitaron recientemente a altos funcionarios federales, entre ellos el secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, documentos e información relacionados con el intento de asesinato. Los legisladores aún no han revelado qué información han recibido.
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