Seis funcionarios de la CIA recibieron pagos para cambiar su posición sobre los orígenes del COVID-19, según el nuevo testimonio de un informante.
Un alto cargo de la CIA declaró ante la Subcomisión Especial sobre la Pandemia de Coronavirus de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos que un equipo de la CIA formado por siete personas analizó los orígenes del COVID-19. Seis de los miembros creían, basándose en las pruebas disponibles, que podían afirmar con poca confianza que el COVID-19 se originó en un laboratorio de Wuhan, China, donde aparecieron los primeros casos de COVID-19.
El séptimo y más veterano miembro del equipo pensaba que COVID-19 procedía de animales.
«El denunciante sostiene además que para llegar a una eventual determinación pública de la incertidumbre, los otros seis miembros recibieron un importante incentivo monetario para cambiar su posición», dijeron el representante Brad Wenstrup (republicano por Ohio), presidente del panel, y el representante. Mike Turner (republicano por Ohio), presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, le dijo al director de la CIA, William Burns, en una carta del 12 de septiembre.
«Estas acusaciones, procedentes de una fuente aparentemente creíble, requieren que los Comités lleven a cabo una mayor supervisión de la forma en que la CIA manejó su investigación interna sobre los orígenes de COVID-19», dijeron.
Se solicitó a la CIA que facilitara todos los documentos del equipo de la CIA que analizó los orígenes de COVID-19, incluidas las comunicaciones entre los miembros en relación con el análisis. Wenstrup y Turner también solicitaron documentos que mostraran el historial salarial de los siete miembros.
La CIA no respondió a la solicitud de comentarios.
Otra carta
En otra misiva, los legisladores pidieron a Andrew Makridis, hasta finales de 2022 director de operaciones de la CIA, que se sentara a responder preguntas.
«El informante señaló a los Comités a un Equipo de Descubrimiento de COVID dirigido por la CIA en el que usted desempeñó un papel central en su formación y eventual conclusión de que la CIA era ‘incapaz de determinar’ los orígenes de COVID-19», dijeron al Sr. Makridis.
Makridis, que ahora trabaja en Beacon Global Strategies, deberá participar en una entrevista voluntaria el 26 de septiembre, según la carta.
Los legisladores sugirieron que podría emitirse una citación si Makridis se negaba a comparecer.
Informe de inteligencia
La CIA y otras agencias de inteligencia ofrecieron cada una una evaluación de los orígenes de COVID-19.
Según un informe desclasificado, todas las agencias «siguen considerando que tanto el origen natural como el asociado al laboratorio siguen siendo hipótesis plausibles para explicar la primera infección humana», aunque la mayoría de las agencias creen que el virus se originó en animales.
El Departamento de Energía de EE.UU. y el FBI afirman que las pruebas indican que el virus se originó en el laboratorio de Wuhan, donde se llevan a cabo desde hace años pruebas -algunas financiadas por EE.UU.- de coronavirus.
Dos agencias, incluida la CIA, «siguen sin poder determinar el origen preciso de la pandemia de COVID-19, ya que ambas hipótesis se basan en suposiciones importantes o se enfrentan a problemas con informes contradictorios», afirmaba el informe.
También afirmaba que ninguna de las agencias cree que COVID-19 se desarrollara como arma biológica.
Nuevo proyecto de ley
El informe, de solo 10 páginas, se publicó en respuesta a un proyecto de ley aprobado por el Congreso y firmado por el Presidente Joe Biden.
El 11 de septiembre, el senador Roger Marshall (republicano de Kan) presentó una nueva ley que obligaría al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de EE.UU. a publicar los registros sobre el origen del COVID-19.
«Todos los estadounidenses merecen conocer la verdad sobre los orígenes del Covid-19, la participación de China y el encubrimiento en curso», afirmó Marshall en un comunicado. «Sin embargo, aquí estamos después de AÑOS de pedir a la Administración Biden que proporcione esta transparencia tan necesaria y siguen obstaculizando nuestras investigaciones y encontrando ‘trampas’ para esquivar nuestras peticiones».
Y añadió: «Todos los estadounidenses deberían preguntarse por qué. Nuestra legislación exige que el HHS haga públicos todos los registros de la agencia relacionados con el origen del COVID-19, el encubrimiento de los orígenes de la pandemia y la investigación del coronavirus, incluido el desarrollo de la vacuna. Ya es hora de obtener respuestas: es una cuestión de seguridad nacional».
El HHS incluye los Institutos Nacionales de Salud (NIH), que financiaron algunas de las investigaciones realizadas en el laboratorio de Wuhan.
Influencia
Los NIH ejercieron una «influencia indebida» para restar importancia a la idea de que el COVID-19 procedía del laboratorio, según un informe de la Cámara de Representantes publicado este verano.
El Dr. Francis Collins y el Dr. Anthony Fauci, dos altos funcionarios de los NIH, ayudaron a redactar un documento que pretendía descartar la posibilidad de un origen de laboratorio.
Ninguno de los dos figuraba como coautor ni se les agradecía su colaboración.
«Tras su publicación, Origen Próximo se utilizó para restar importancia a la hipótesis de la fuga de laboratorio y calificar de teóricos de la conspiración a quienes creen que puede ser cierta. El Dr. Fauci y el Dr. Collins siguieron la pista del artículo durante el proceso de revisión y publicación. Por último, el Dr. Collins expresó su consternación cuando Origen Próximo no consiguió acabar con la teoría de la fuga de laboratorio. Posteriormente preguntó al Dr. Fauci si había algo más que pudieran hacer. Al día siguiente, el Dr. Fauci citó directamente a Origen Próximo desde el podio de la Casa Blanca», afirmaba el informe.
Otros registros mostraban que los autores del estudio estaban preocupados por la posibilidad de que el virus procediera del laboratorio.
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