La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió el miércoles una pausa a las inyecciones de refuerzo contra el COVID-19 hasta finales del próximo mes para abordar la escasez de vacunas para los países más pobres.
“Entiendo la preocupación de todos los gobiernos por proteger a su gente de la variante delta, pero no podemos ni debemos aceptar que los países que ya han utilizado la mayor parte del suministro mundial de vacunas utilicen aún más mientras las personas más vulnerables del mundo permanecen desprotegidas», dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una conferencia de prensa el miércoles.
Como resultado, dijo, la organización quiere una «suspensión sobre los refuerzos» hasta finales de septiembre como mínimo para asegurarse de que el 10 por ciento de la población de cada país haya recibido una dosis. Más del 80 por ciento de los suministros de vacunas del mundo se han destinado a los países más ricos para menos de la mitad de la población mundial.
Anteriormente, los funcionarios de la OMS advirtieron que el deseo de los países más ricos de producir vacunas solo para sus propias poblaciones podría ser contraproducente porque el COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), aún se propagaría fácilmente en los países más pobres y luego mutaría en variantes que podrían atravesar la protección de la vacuna.
Algunos funcionarios de la OMS, por separado, han dicho que no hay suficiente evidencia sobre la efectividad a largo plazo de las vacunas COVID-19, señalando que solo se han usado durante unos pocos meses.
La petición de la agencia de salud de la ONU se produce cuando Reino Unido y Alemania anunciaron planes para proporcionar las vacunas de refuerzo el próximo mes. A partir de la semana pasada, Israel, uno de los países más vacunados del mundo, también ofrece una tercera inyección de la vacuna contra el virus del PCCh de Pfizer para ciudadanos de 60 años o más.
En Alemania, las vacunas de refuerzo se aplicarán utilizando vacunas de ARNm de Pfizer-BioNTech y Moderna, independientemente de la que se haya usado antes, según el ministro federal de Salud, Jens Spahn, en un comentario el martes.
«Por lo tanto, los niños y adolescentes (…) pueden decidir vacunarse después de una consulta médica y así protegerse a sí mismos ya los demás», dijo Spahn.
Pfizer anunció en julio que él y su socio de vacunas, BioNTech, buscarían la autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para distribuir una vacuna de refuerzo. En respuesta, los funcionarios de la FDA y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) rechazaron las solicitudes de Pfizer y dijeron que los estadounidenses no necesitan la vacuna de refuerzo.
«Los estadounidenses que han sido completamente vacunados no necesitan una vacuna de refuerzo en este momento», dijeron los CDC y la FDA en una declaración conjunta.
Pfizer afirmó que se necesita una tercera dosis de su vacuna de ARNm después de que los datos proporcionados por el Ministerio de Salud israelí sugirieran que era eficaz para prevenir la infección y el COVID-19 sintomático.
El martes, el presidente Joe Biden dijo que el gobierno federal ha enviado más de 110 millones de dosis de vacunas a 65 países y compartirá su suministro con el resto del mundo después de que se aborden los problemas de logística.
En otros países, las autoridades tailandesas e indonesias declararon recientemente que darían a los trabajadores de la salud inyecciones de refuerzo fabricadas en Europa o Estados Unidos después de que algunos trabajadores de la salud contrajeran el virus del PCCh luego de recibir dos dosis de la vacuna Sinovac fabricada en China. Los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein autorizaron las inyecciones de refuerzo de Pfizer para las personas que recibieron otra vacuna de fabricación china, conocida como Sinopharm.
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