Los talibanes se han comprometido a proteger a los trabajadores de ayuda humanitaria que operan en Afganistán y a garantizar la entrega de la ayuda a los afganos que la necesitan, según ha declarado un alto funcionario de las Naciones Unidas.
A petición del secretario general, el coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, Martin Griffiths, visitó el país y se reunió con el líder nominal de los talibanes, el mulá Baradar, y con otros funcionarios del régimen en Kabul el 5 de septiembre.
Griffiths habló con Baradar y los dirigentes sobre cuestiones humanitarias, y «reiteró el compromiso de la comunidad humanitaria de prestar asistencia humanitaria imparcial e independiente y protección a millones de personas necesitadas».
El coordinador de la ayuda de emergencia también hizo hincapié en el papel fundamental de las mujeres en la prestación de la ayuda y pidió a todas las partes que garantizaran sus derechos, su seguridad y su bienestar.
También destacó la preocupación por el bienestar de los civiles afganos, «especialmente las mujeres, las niñas y las minorías», y pidió que se les proteja en todo momento.
Según una declaración de Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, los talibanes dijeron que cooperarían con la comunidad humanitaria para garantizar la entrega de asistencia al pueblo de Afganistán.
Las autoridades talibanes también se comprometieron a garantizar la seguridad del personal humanitario y el acceso de la ayuda a las personas necesitadas, y a garantizar la libertad de movimiento de los trabajadores humanitarios, tanto hombres como mujeres.
Dujarric dijo que se espera que se celebren más reuniones en los próximos días, y que Griffiths también se reunirá con representantes de las organizaciones humanitarias, tanto de las agencias de la ONU como de las organizaciones no gubernamentales que permanecen en Afganistán, para transmitir su agradecimiento en nombre de la ONU.
El secretario general, Antonio Guterres, también celebrará una «reunión ministerial de alto nivel para abordar las crecientes necesidades humanitarias en el país».
«Se requiere una ampliación urgente de la financiación para que pueda continuar la operación humanitaria que salva vidas. Las Naciones Unidas siguen siendo solidarias con el pueblo de Afganistán», dijo Dujarric en la declaración.
El mes pasado, Guterres advirtió de que se avecinaba una «catástrofe humanitaria» en Afganistán tras la retirada de EE. UU., e instó a la comunidad internacional a proporcionar una «financiación flexible y completa» al país en su «hora más oscura de necesidad».
El secretario general de la ONU dijo que casi la mitad de la población de Afganistán —18 millones de personas— necesita ayuda humanitaria urgente para sobrevivir.
«Uno de cada tres afganos no sabe de dónde vendrá su próxima comida. Se espera que más de la mitad de los niños menores de cinco años sufran desnutrición aguda en el próximo año. La gente está perdiendo el acceso a los bienes y servicios básicos cada día. Se avecina una catástrofe humanitaria», dijo Guterres.
Las Naciones Unidas han entregado ayuda a 8 millones de personas este año y han entregado alimentos a 80,000 personas, así como paquetes de ayuda a miles de familias desplazadas en la última quincena, según la ONU.
Pero una grave sequía y las duras condiciones invernales que se avecinan hacen que sea necesario enviar urgentemente a Afganistán más alimentos, refugios y suministros sanitarios.
A pesar de que los talibanes se han comprometido a cooperar con las Naciones Unidas y han prometido que dirigirán el país de forma más moderada que la última vez que estuvieron en el poder, hace 20 años, algunos afganos y la comunidad internacional siguen siendo escépticos ante tales afirmaciones, después de que trascendieran noticias sobre ejecuciones, arrestos, detenciones y amenazas.
Aunque el futuro de las misiones de ayuda en el país bajo el gobierno talibán sigue siendo una fuente de preocupación para la ONU y los grupos de ayuda, varias organizaciones de ayuda han confirmado previamente a AFP que estaban en conversaciones con la delegación para continuar sus operaciones o que han recibido garantías de seguridad para los programas existentes.
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