La salida por la vía pacífica y electoral del exguerrillero sandinista Daniel Ortega, quien se encuentra en el poder desde 2007, es el hilo de un libro presentado este martes en Managua por críticos y opositores al régimen.
«Nuestra apuesta, en el libro, es que la única posibilidad es la remoción de la dictadura de Ortega por medios pacíficos, que implican presión nacional y de la comunidad internacional para la creación de condiciones que posibiliten elecciones creíblemente democráticas», explicó el disidente sandinista Edmundo Jarquín, coordinador y coautor del libro «Nicaragua, el cambio azul y blanco», durante la presentación virtual.
Destacó que el subtítulo del libro, «Dejando atrás el régimen de Ortega», anticipa ese futuro.
Institucionalización de la represión
Ortega, que retornó al poder en enero de 2007 tras gobernar Nicaragua de 1985 a 1990 y coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1985, tocó fondo con el estallido social que comenzó en abril de 2018, donde «institucionalizó la represión», señaló la investigadora y socióloga Elvira Cuadra, coautora del libro.
Sostuvo que Ortega comenzó a instalar ese «andamiaje de represión» desde que retornó al poder hace 13 años y «lo que vimos en abril de 2018 fue el funcionamiento pleno y a toda capacidad de ese andamiaje que fue construido y que tiene vigilancia, control y represión», y cuenta con el apoyo del Ejército, Policía y fuerzas paramilitares.
En abril de 2018 estalló una crisis sociopolítica que dejó cientos de muertos, desaparecidos, detenidos, miles de heridos, y decenas de miles en el exilio, cuya rebelión, que fue aplastada por el Gobierno con la fuerza de las armas, Ortega tildó de «intento de golpe de Estado».
Para Cuadra, Ortega pasó, primero, de un régimen autoritario que controla todos los poderes del Estado y las instituciones armadas, a una dictadura represiva.
Refundar el Estado
El libro, en el que se reconstruye cómo los sandinistas cambiaron la naturaleza del Estado, plantea diferentes tesis para revertir ese andamiaje y refundar la institucionalidad en el país.
El politólogo José Antonio Peraza, otro de los coautores del libro, dijo que se debe presionar por una reforma al sistema electoral que garantice unos comicios libres, justos y transparentes y luego reformar las instituciones del Estado, incluido el Poder Judicial.
«Hay que hacer una reforma a fondo en el sector defensa, seguridad y justicia», propuso, por su lado, Cuadra.
La abogada y activista de derechos humanos Wendy Flores señaló que el cambio también pasa por desarmar a las fuerzas paraestatales, por la depuración de la Policía Nacional, Ministerio Público, y centros penales.
También está el reto de crear una comisión internacional que pueda acompañar los procesos que demandan las víctimas del estallido social.
Ortega se encuentra aislado
A juicio del sociólogo y municipalista Silvio Prado, «el régimen hizo un cálculo errado de lo que estaba pasando» con el estallido de abril de 2018, y con su respuesta «fracasó frente a una modalidad de protesta que es novedosa en nuestro país», debido a que no se hizo por convocatorias de partidos políticos o movimientos sociales, sino autoconvocadas.
El exdiplomático y jurista Julio Icaza afirmó que antes de abril de 2018 «la dictadura de Ortega se fue conformando a vista y paciencia de propios y extraños», a través, dijo, de fraudes electorales, violación al Estado de derecho, y ejerciendo un control absoluto de todos los poderes del Estado.
Pero «de la complacencia pasó a la condena a partir del 18 de abril» de 2018, observó Icaza, para quien el régimen sandinista se encuentra aislado y bajo la presión de la Organización de Estados Americanos (OEA), liderado por Estados Unidos y Canadá, así como de la Unión Europea.
No obstante, alertó Icaza, «ninguna de estas medidas ha tenido la suficiente presión sobre Ortega para buscar el diálogo y una salida pacífica a la crisis».
Una «nueva Nicaragua»
En el caso de la libertad de expresión, el periodista Octavio Enríquez, editor de la plataforma digital centroamericana Conectas, destacó que «pese al esfuerzo del Gobierno por silenciar a los medios de comunicación, el periodismo que critica, que fiscaliza y hace contrapoder, está más vivo que nunca», y no ve que haya marcha atrás.
Para el economista y disidente sandinista Enrique Sáenz, la ruta de salida «para superar el atraso y la pobreza en el país, se sintetiza en más y mejor Estado, en más y mejor mercado», así como más y mejor educación.
Además, hay que «viabilizar» a las pequeñas y medianas empresas con transformación tecnológica y apoyo de crédito, agregó.
«El título del libro recoge la promesa de la nueva Nicaragua», resumió Jarquín, para quien Ortega desmanteló la institucionalidad que se había construido con la transición a la democracia en 1990.
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