Según el Dr. Christopher Rake, anestesista del Centro Médico de la UCLA, es una «violación de la ética» que un médico decida si 40 millones de estadounidenses en California se vacunan contra el COVID-19.
Como ha ocurrido en numerosos estados de Estados Unidos, el Departamento de Salud Pública de California (CDPH, por sus siglas en inglés) emitió una orden a principios de agosto en la que se establecía que los trabajadores sanitarios debían vacunarse contra el COVID-19 antes del 30 de septiembre.
Rake se negó a vacunarse, o a solicitar una exención religiosa, debido a sus propias «objeciones filosóficas a la orden» y, como consecuencia, el médico de la UCLA fue puesto en licencia administrativa no remunerada a principios de octubre.
Un video en el que se le ve salir escoltado de su lugar de trabajo por tres personas tras presentarse a trabajar se hizo rápidamente viral.
En el video, Rake explica: «Esto es lo que pasa cuando defiendes la libertad, y te presentas al trabajo, dispuesto a trabajar, a pesar de no estar vacunado, este es el precio que tienes que pagar a veces».
Un portavoz de la UCLA dijo a The Epoch Times en un correo electrónico que Rake «fue puesto en licencia con el fin de cumplir con la orden de salud pública del estado del 5 de agosto de 2021».
No ha habido ningún cambio en la situación de Rake, dijo el portavoz.
En el programa «The Nation Speaks» de NTD, presentado por Cindy Drukier, Rake dijo que cree que es una «violación de la ética» que un individuo —el director de salud pública de California, el Dr. Tomás Aragon— pueda dictar lo que la población de casi 40 millones de personas debe hacer con respecto a la lucha contra el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
«Tengo algunas objeciones filosóficas a cualquier orden (…) Tengo una objeción filosófica a que el gobierno o mi empleador me obliguen a recibir algún tipo de tratamiento. Eso en sí mismo me preocupa mucho», dijo Rake.
«Como médico, es una violación de la ética decir que un solo médico puede tomar una decisión por 40 millones de estadounidenses, y me refiero al Dr. Tomás Aragon, para decir con arrogancia que él sabe lo que es mejor para cada individuo en la California estadounidense, y de todos los 40 millones que viven aquí», añadió.
Rake dijo que personalmente cree que no se ha investigado lo suficiente sobre las vacunas contra el COVID-19 y lo seguras o potencialmente inseguras que son, señalando que la mayoría de las vacunas tardan hasta 20 años en desarrollarse y pasan por rigurosas pruebas de seguridad antes de que se consideren seguras para su uso en todos los grupos de personas, desde las mujeres embarazadas hasta los niños, así como los inmunodeprimidos.
«Cuando escuchas a Fauci [Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas] hablar de esto, inicialmente, dijo, bueno, están haciendo pruebas de seguridad simultáneas. Y eso significa que están probando en ratas al mismo tiempo que lo distribuyen a los seres humanos. Así que las pruebas de seguridad simultáneas significan que se está probando en toda la población, para la seguridad, sin saber lo que va a pasar», dijo Rake.
El empleado de la UCLA también citó las preocupaciones científicas sobre la proteína de la espícula creada en las vacunas, que cree que es potencialmente peligrosa.
Las vacunas de ARN mensajero (ARNm) están diseñadas genéticamente y funcionan introduciendo un trozo de ARNm en el cuerpo que provoca que éste empiece a fabricar trozos de proteína de la espícula que se encuentran en la superficie de la enfermedad, en este caso del virus del SARS-CoV-2, y los despliegue en la superficie de las células.
Como parte de una respuesta inmunitaria normal, el sistema inmunitario comienza a producir anticuerpos, creando así una respuesta inmunitaria hacia el COVID-19. Una vez que se han entregado estas instrucciones sobre cómo fabricar la proteína de la espícula, el ARNm se descompone inmediatamente.
Tanto la vacuna de Pfizer-BioNTech como la de Moderna COVID-19 utilizan ARNm.
«Tengo algunas otras preocupaciones específicas al respecto. La primera es que la propia proteína de la espícula es citotóxica (provoca daño o muerte celular). Así que las dos vacunas de ARNm los inducen a convertirse en una fábrica de una proteína, la proteína de la espícula, que en realidad es perjudicial para sus células», dijo Rake, citando un estudio del Instituto de Investigación Scripps de San Diego.
Rake dijo que los datos de ese estudio mostraban que la proteína de la espícula probablemente estaba causando problemas con el revestimiento de los vasos sanguíneos, y creando coágulos de sangre en los pulmones de los individuos que estaban recibiendo la vacuna.
«No quería perder mi trabajo. Me encanta mi trabajo. Me encanta atender a los pacientes. Me encanta la anestesiología. Es un reto, es intelectualmente estimulante. No es algo que haga a la ligera. Pero para mí este abuso por parte del sistema médico, tenemos que darnos cuenta y reconocer la tiranía cuando la vemos, y resulta que esta es la tiranía médica. Pero todos estamos obligados, como seres humanos, a levantarnos contra la tiranía y decir no», añadió Rake.
Después de haber sido puesto en licencia, el anestesista ha fundado Citizens United For Freedom (CUFF), un movimiento popular compuesto por ciudadanos californianos preocupados que trabajan activamente contra las órdenes de vacunación y para preservar la autonomía corporal.
Rake también está trabajando en la construcción de «clínicas de la libertad» que espera que pronto estén disponibles para las personas no vacunadas, y hablará con «gente en el poder» en Washington D.C. la próxima semana para discutir cómo restaurar el tratamiento ético y la ley para la medicina.
«El gobierno te está diciendo, a menos que te pongas esta inyección, te vamos a quitar todo, todo para lo que te has formado, todo lo que te da alegría (…) Y te vamos a quitar tu casa, tu familia, porque no vas a tener familia si no puedes pagar su comida. Así que vi que venían a por todo, tengo que levantarme y decir ‘No, esto no está bien, o voy a perderlo todo'», dijo Rake.
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