Al igual que muchos trabajadores estadounidenses cuyas vidas han dado un cambio radical debido a las órdenes de vacunación del empleador, el tejano Shawn Gordon se enfrenta a un duro dilema—violar sus principios o perder su trabajo.
La tensión mental y emocional para Gordon y otros como él ha sido dolorosa.
Alrededor de una docena de trabajadores de distintos ámbitos, pero todos ellos enfrentándose a una situación similar, hablaron con The Epoch Times.
Algunos están luchando en los tribunales, mientras que animan públicamente a otros a levantarse y dar a conocer su oposición. Otros se muestran abatidos y fatalistas ante la posibilidad de quedarse pronto sin trabajo y las dificultades que ello conlleva.
La mayoría no tendrá derecho a las prestaciones de desempleo.
Todos tienen miedo.
Los que ceden y se vacunan por desesperación no lo ven como algo de lo que estén orgullosos.
De los millones de adultos estadounidenses que decidieron no vacunarse contra el virus del PCCh, el 42 por ciento afirma que dejaría su trabajo si se le exigiera la vacunación, según una encuesta del Washington Post-ABC News publicada en septiembre. Otro 35 por ciento solicitaría una exención. De los que pedirían una exención, casi tres de cada cuatro renunciarían si la solicitud fuera rechazada.
El 22 de octubre, Gordon recibió un correo electrónico del director general de VMware, una gran empresa tecnológica, en el que se anunciaba que todos sus empleados estadounidenses debían vacunarse contra COVID-19 antes del 8 de diciembre o estarían de baja sin sueldo. También pueden ser objeto de «otras acciones laborales».
Gordon no ha tenido el virus. No está vacunado y se opone a la vacuna por motivos religiosos.
Dijo a The Epoch Times: «La gente tiene que elegir entre que se violen sus libertades o mantener a sus familias».
Dijo que ha estado en contacto con casi 100 de sus compañeros de trabajo que están en la misma situación.
Las empresas que contratan con el gobierno federal, como VMware, están obligando a los empleados a vacunarse en respuesta a la Orden Ejecutiva del Presidente Joe Biden del 9 de septiembre.
Si pierde su trabajo en VMware, Gordon dijo que su familia se verá obligada a «restringir todos los gastos, incluyendo nuestras donaciones, viajes y regalos navideños».
«Nos sumergiremos en nuestros ahorros, mientras busco un trabajo en una empresa más pequeña que no esté sujeta a la orden de vacunación».
«Sé que no tendré los beneficios que tengo actualmente con VMware».
Gordon, que ha trabajado para VMware como ingeniero durante siete años y no quiere marcharse, es el único proveedor de su hogar de tres miembros. Le preocupa que si su búsqueda de un nuevo empleo se prolonga, su hijo adolescente, que está en el último año de la escuela secundaria, pueda ver truncados sus planes universitarios.
Gordon cree que su familia puede sobrevivir un par de meses sin ingresos, aunque considera que sería una «dificultad excesiva que se les impondría sin motivo».
Aunque está preocupado por las finanzas futuras, Gordon dijo: «Esta es la colina en la que estoy dispuesto a morir. Haré lo que sea necesario para ayudar a detener esto, y trabajaré con cualquiera que realmente desee que esta tiranía termine».
A pesar de que trabaja 100 por ciento a distancia, Gordon dice que el ultimátum ha creado un ambiente de trabajo hostil.
«Hay empleados que están avergonzando, o poniendo en duda nuestra inteligencia, en espacios públicos como Slack y nuestro sitio social. La empresa no los ha condenado, ni ha hecho nada».
VMware no respondió a varias solicitudes de The Epoch Times para hacer comentarios.
Gordon dijo que se siente acosado, intimidado y amenazado.
«He estado experimentando falta de sueño, cambios de apetito y estrés severo. Estoy atormentado por esto. Mi estado de ánimo oscila entre la ira extrema y la desesperanza total».
Cuando se le preguntó si creía que seguir sin vacunarse ponía en peligro la salud de los demás, Gordon respondió: «No creo que seamos una amenaza para los demás por un virus que tiene una tasa de supervivencia del 99 por ciento».
Gordon dijo que su hijo y su esposa tuvieron el virus en febrero de 2020, pero él nunca enfermó.
«Quiero llegar a los que se oponen a tomar la vacuna, pero tienen demasiado miedo de levantarse. Quiero darles valor para que lo hagan», dijo Gordon.
Otro empleado de VMware se refirió a las comunicaciones que recibió de la empresa: «Parece que se trata de un futuro aviso de despido.
«Soy el único proveedor de mi casa. Si no cumplo con la orden de vacunación, esto creará absolutamente una dificultad financiera extrema para mi familia».
Dijo a The Epoch Times que su preocupación va más allá del bienestar de su propia familia.
«Hay personas que se están recuperando de un cáncer y que se ven amenazadas por esta orden. Uno de ellos me dijo que su médico no firmaría una exención médica. A la mayoría de estas personas no les queda más remedio que vacunarse».
«Este edicto de nuestro equipo ejecutivo ha creado más agitación dentro de la empresa, y en mi familia, de lo que he visto durante los últimos ocho años que he trabajado allí».
Dijo que cree que VMware y otras grandes empresas tecnológicas están violando los derechos constitucionales de sus empleados mientras sacrifican sus propios valores corporativos por su necesidad de obtener contratos gubernamentales.
Dijo que estaba «bien equipado» para luchar contra el virus porque ya se ha recuperado de él, experimentando un día de problemas de congestión nasal y una pérdida de cuatro días del sentido del gusto y del olfato.
«Bajo ningún concepto voy a recibir su vacuna», prometió. «Tendrán que despedirme antes de que me vaya».
Un directivo de VMware que pidió no ser identificado también solicitó la exención de la orden de vacunación por motivos religiosos; una semana después, no ha obtenido respuesta de la empresa.
El directivo dijo a The Epoch Times: «He amado y me he sentido orgulloso de trabajar aquí (para VMware). Era una empresa muy centrada en los empleados. Odio la sensación de desconfianza. Mi confianza en nuestra dirección se ha visto afectada. Me entristece».
Al recibir el correo electrónico en el que se notificaba a los empleados la obligación de vacunarse antes del 8 de diciembre, el directivo dijo: «Me tomé el fin de semana para calmarme, ordenar mis pensamientos y formular mi propuesta de acomodación religiosa».
La desconfianza del gerente comenzó cuando, dos días después de que sus compañeros de trabajo presentaran las solicitudes de exención religiosa, se les exigió que rellenaran una nueva.
«Contenía más preguntas, que me parece que pretenden indagar en más formas de denegar mi solicitud».
«Si me despiden, ¿qué pasará con mi hipoteca, el pago del coche y las facturas?»
«La información de la empresa ha sido muy escasa en cuanto a la duración de la licencia no remunerada y su repercusión en las prestaciones».
El directivo cree que VMware no hizo honor a su propia declaración de valores corporativos cuando no se posicionó para defender a sus «supuestos empleados valiosos» contra la orden federal de vacunas.
«El estrés, tanto emocional como mental, que he sentido es más de lo que he sentido en años.
«Estoy enfadado por tener que elegir entre inyectarme algo en el cuerpo que me ha dado Dios y que considero una intrusión en mi autonomía corporal, o tener una baja administrativa no remunerada».
«Se están infringiendo mis libertades. Siento que se me discrimina», dijo. «Me obligan a vacunarme para salvar mi sustento.
«Esta no es la América por la que luchó mi padre, ni por la que murió mi tío».
Hablando extraoficialmente y solo para sí mismo, otro gerente de VMware dijo a The Epoch Times que hay muchos empleados de VMware que se oponen a la orden de vacunación, incluyendo muchos que han sido vacunados.
«VMware perderá absolutamente gente. Algunos de nuestros empleados con más talento. Algunos que llevan 14 años o más. No estoy seguro de cuántos, pero lo sabremos después del 8 de diciembre».
Con información de Ivan Pentchoukov.
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