El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, dijo este martes que no aceptará al diplomático Hugo Rodríguez como nuevo embajador de Estados Unidos en Managua, como ha sido propuesto por Washington, tras unas declaraciones del nominado ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense.
«Este (Rodríguez) ni siquiera ha venido al país y ya empezó a despotricar, pues que se quede afuera, gritando lo que quiera, pero aquí en tierra nicaragüense se respeta mi bandera», afirmó Ortega en un acto oficial con ocasión del 43 aniversario de la Fuerza Aérea de Nicaragua.
El jueves pasado, el régimen de Managua retiró el beneplácito concedido a Rodríguez como embajador de Estados Unidos en Nicaragua, tras su presentación ante el Senado estadounidense.
Horas antes, durante la audiencia de confirmación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Rodríguez había respondido a una pregunta del senador republicano Marco Rubio sobre si Nicaragua cumple los requisitos para seguir formando parte del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta, por sus siglas en inglés).
El diplomático respondió que «apoyaría el uso de todas las herramientas económicas y diplomáticas para lograr un cambio de dirección en Nicaragua. Sacar a Nicaragua del DR-Cafta es una herramienta potencialmente muy poderosa y algo que tenemos que considerar seriamente».
«Si me confirman, me comprometo a trabajar con la USTR (oficina del representante de comercio exterior) y otras agencias dentro del Gobierno de Estados Unidos, para evaluar todos los medios posibles para ejercer esa presión sobre Nicaragua», agregó Rodríguez.
Ortega confirmó que le habían otorgado el plácet a Rodríguez, pero que se lo retiraron luego de que «se soltara a hablar como que fuera un William Walker (filibustero estadounidense que intentó apoderarse de Centroamérica a mediados del siglo XIX) y que va a ser el gobernador de Nicaragua y que va a venir a acabar con el Gobierno de Nicaragua».
«Sí, tranquilamente hablando ante el Senado, entonces inmediatamente le comunicamos que le retirábamos el plácet, porque es elemental» conocer los principios del Derecho Internacional, la Carta de las Naciones Unidas y la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, explicó.
«Los Estados Unidos tienen que aprender a respetar a todos los pueblos del mundo si quiere que se le respete a ellos», sostuvo.
Asimismo, Ortega dijo que Washington envió hace «unos meses» un mensajero con el fin de abrir un canal de comunicación, pero que no lo aceptó porque no lo hicieron por la vía oficial.
«Hemos preferido guardar distancia ante esos mensajes que nos han enviado, y efectivamente mandaron un mensajero. Estuvo en Nicaragua y no lo hicieron por la vía oficial. El mensajero, un funcionario del Departamento de Estado, estuvo aquí», en Managua, «vino clandestino» y «se le dijo que tenía que venir por los canales oficiales», aseguró.
El caso de Rodríguez es el más reciente roce en las relaciones entre Nicaragua y Estados Unidos cada vez que Ortega ha sido jefe de Estado en el país centroamericano, primero como coordinador de una Junta de Gobierno sandinista de 1979 a 1985, luego como presidente de 1985 a 1990, y posteriormente desde 2007 cuando retornó al poder.
Estados Unidos fue uno de los países que rechazó el proceso electoral de noviembre pasado, en el que Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, fueron reelegidos en sus cargos, con siete de sus rivales en prisión y dos en el exilio.
Ortega culpa a Estados Unidos de haber planificado un supuesto «golpe de Estado fallido», como llama a las manifestaciones antigubernamentales que estallaron en abril de 2018, que dejaron cientos de muertos y de detenidos, y decenas de miles en el exilio.
Estados Unidos continúa siendo el principal socio comercial de Nicaragua, la principal fuente de remesas familiares y uno de los destinos más apetecidos por los migrantes nicaragüenses.
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