El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha pasado de ser “admirado” por haber logrado la libertad de su país frente a la tiranía de Anastasio Somoza en 1979 a convertirse en la “caricatura del dictador caribeño”, dijo este lunes el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
“Hace muchos años Ortega representó para muchos la fuerza de la libertad de un pueblo que derribó una dictadura y se ganó la admiración (…) Ahora se ha convertido en la caricatura del dictador caribeño, el espejo del dictador contra el que él luchó entonces”, afirmó Borrell ante el pleno del Parlamento Europeo, que el jueves votará una resolución sobre la situación política en Nicaragua.
El jefe de la diplomacia comunitaria compareció ante los eurodiputados para informar sobre las relaciones de la UE con Nicaragua tras las elecciones presidenciales del pasado 7 de noviembre, en las que volvió a ganar Ortega tras 15 años en el poder y que el bloque comunitario no reconoció por sus irregularidades y estar los candidatos opositores en prisión.
Borrell se pronunció así sobre Ortega “dejando de lado la contención que se supone que tiene que formar parte de la actividad diplomática”, habida cuenta del tono utilizado por el dirigente nicaragüense para referirse a la UE o al propio alto representante.
“Cada vez que le hemos criticado objetivamente su comportamiento, hemos recibido una respuesta contraria a las normas internacionales de buena conducta”, apuntó el político español.
Borrell acusó a Ortega de desertar “violencia y represión contra su pueblo” y de acaparar “ilegítimamente” el poder junto a su esposa y vicepresidenta del país, Rosario Murillo.
Recordó que en las protestas contra el Gobierno de 2019 murieron 200 civiles “asesinados en las calles” y que se aprueban “leyes draconianas para eliminar a la disidencia” en Nicaragua.
Borrell argumentó que, ante esa situación, la UE ya ha impuesto sanciones contra 14 personas, incluida la vicepresidenta, que han incurrido en abusos.
“Seguimos trabajando con socios internacionales para mantener la presión necesaria contra régimen nicaragüense”, dijo, y volvió a insistir en la necesidad de liberar a los presos políticos y de retomar a un diálogo genuino. Recordó que la UE mantiene los canales de comunicación abiertos.
Petición de más sanciones
En el debate parlamentario, casi todos los grupos mostraron su rechazo a la deriva del gobierno de Daniel Ortega.
El eurodiputado del conservador Partido Popular Leopoldo López Gil destacó la alta abstención en los últimos comicios, que tildó de “pantomima con aspecto de proceso electoral”.
Pidió que la UE active la cláusula democrática contenida en el acuerdo de asociación entre el bloque europeo y seis países de América Central para que se penalice únicamente a Nicaragua e instó a sancionar al propio Ortega.
Las mismas peticiones hizo la liberal Soraya Rodríguez, quien solicitó asimismo más apoyo a los defensores de los derechos humanos en Nicaragua y que “ninguna financiación de la UE y sus Estados miembros llegue a manos de este régimen corrupto”.
La también liberal Izaskun Bilbao se sumó a las peticiones y tachó las últimas elecciones de “farsa” y pidió investigar a los dirigentes y liberar a los presos “por defender una democracia digna de tal nombre”.
Por su parte, el socialista Javi López consideró que Ortega “ha violado todos los estándares internacionales” y ha “completado así el proceso de convertir al país en una dictadura”.
“Máxima solidaridad con el pueblo nicaragüense, que ve de primera mano cómo asesinan a su democracia”, expresó.
Jordi Solé, de Los Verdes, reclamó un “diálogo nacional para poner fin a la deriva represiva y autoritaria” y “replantear las relaciones de la UE con Nicaragua y también sanciones más eficientes”.
Desde Izquierda Unida, no obstante, Manu Pineda pidió a los eurodiputados “aceptar las decisiones de los pueblos incluso cuando éstas no les gusten” y defendió avances de Nicaragua en igualdad, pobreza extrema o sanidad.
Borrell aseguró en todo caso que activar la cláusula democrática del acuerdo con Centroamérica supondría suspender preferencias comerciales para Nicaragua: “No creo que el régimen se inmutara por 300 millones de exportación, pero muchos nicaragüenses que trabajan en esos sectores sí se verían afectados”, dijo.
También defendió continuar la cooperación con Nicaragua en tanto que no va canalizada por las autoridades y pidió a Pineda que no dejar que “su conformación ideológica les enmascare la realidad”.
“Ortega no es de izquierdas, es una dictadura, solo quiere seguir en el poder. Las dictaduras son dictaduras”, concluyó.
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