El padre del migrante de 8 años que murió el 25 de diciembre se llevó al niño con él en el peligroso viaje de Guatemala a Estados Unidos porque escuchó el rumor de que eso le ayudaría a entrar al país.
«Oímos rumores de que podrían pasar [a Estados Unidos]. Dijeron que podían pasar con los niños», dijo Catarina Gómez Lucas, la hermanastra de 21 años del niño muerto, a Associated Press.
Así que Agustín Gómez agarró a su hijo Felipe y se puso en camino, a pesar de los numerosos peligros de tal viaje para cualquier persona, sobre todo para un niño.
La descripción de las razones por las que la familia dejó Guatemala para tratar de entrar a Estados Unidos, fue para escapar de la pobreza que no es una razón reconocida para conceder asilo en el país. La familia no describió ni persecución ni ninguno de los otros casos que podrían conducir a una solicitud legítima de asilo.
Felipe «siempre quiso una bicicleta», dijo Catarina, y la familia pensó que estaría mejor en Estados Unidos. La hermanastra dijo que Gómez estaba muy endeudado y pidió un préstamo para viajar a Estados Unidos.
Catarina Alonzo, la esposa de Gómez, confirmó que la razón por la que Gómez se llevó a su hijo fue para tener una entrada más fácil a Estados Unidos.
«Muchos de ellos han ido con niños y se las han arreglado para cruzar, incluso si los retienen durante un mes o dos. Pero siempre se las arreglan para cruzar fácilmente», dijo a Reuters.
Ni Associated Press ni Reuters señalaron que la familia no calificaría para el asilo, una omisión clave en muchas noticias sobre los migrantes que intentan entrar a Estados Unidos.
El número de migrantes que solicitan asilo se ha disparado en los últimos años, lo que ha provocado una acumulación de más de 800.000 casos. Muchas de las solicitudes no están fundamentadas.
Mientras que el 89 por ciento de los solicitantes de asilo de América Central pasan un examen inicial de temor creíble en la frontera, solo el 9 por ciento recibe posteriormente asilo de un juez de inmigración, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Más de 100.000 personas fueron detenidas por cruzar ilegalmente a Estados Unidos solo en octubre y noviembre, lo que representa una crisis fronteriza.
Felipe Gómez, el niño de 8 años, murió el 24 de diciembre en un centro médico de Nuevo México. Fue tratado en el hospital durante el día y dado de alta, pero fue readmitido varias horas más tarde.
La secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen dijo que todos los niños migrantes comenzaron a ser revisados después de la muerte de Felipe, que siguió a la muerte de una migrante guatemalteca de 7 años, y que viajaría a la frontera para ver de primera mano los exámenes médicos y las condiciones en las estaciones de la Patrulla Fronteriza.
La Patrulla Fronteriza dijo esta semana que los agentes realizarían exámenes médicos a todos los niños ilegales después de las muertes.
Nielsen dijo en un comunicado que el sistema de inmigración actualmente recompensa a los padres y a otros adultos por tener niños con ellos al cruzar a Estados Unidos.
«Esta dinámica cambiante es el resultado directo de factores obvios: un sistema de inmigración que recompensa a los padres por enviar a sus hijos solos al otro lado de la frontera, un sistema que evita que los padres que traen a sus hijos en un viaje peligroso e ilegal enfrenten las consecuencias de sus acciones, un proceso de asilo que no es capaz de ayudar rápidamente a los que califican para el asilo, un sistema que fomenta las solicitudes fraudulentas y un sistema que anima a los malos actores a entrenar a los extranjeros para que hagan solicitudes frívolas», dijo.
«En definitiva, 9 de cada 10 solicitudes de asilo son rechazadas por un juez federal de inmigración.»
Señaló que antes de las dos muertes recientes de niños migrantes, no había habido ningún niño migrante que falleciera bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza en más de una década.
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