El Palacio Real, originalmente el Ayuntamiento de Ámsterdam, fue creado en la época dorada de Holanda del siglo XVII, una época en la que Ámsterdam y su flota de barcos ocupaban una posición comercial dominante, atrayendo una gran riqueza a la capital del país.
Cuando la población se quintuplicó, se necesitó un nuevo ayuntamiento para ofrecerle el servicio a la gente. Jacob van Campen fue el arquitecto encargado. Diseñó en estilo clásico holandés, basándose en las proporciones y diseños espaciales de la arquitectura clásica.
El Palacio, situado en el centro de Ámsterdam, frente a la plaza Dam, es un edificio de piedra arenisca armoniosamente equilibrado, cuyo punto focal en la fachada es una bahía central coronada por una torre abovedada. El Palacio se construyó exactamente sobre 13,659 postes de madera, hechos de abeto noruego y clavados en suelo blando para soportar el peso del edificio.
Apoyado en medio del cosmos
En el vértice de la fachada oeste, Atlas, un titán de la mitología griega, se erige sosteniendo el universo. Vuelve a aparecer en el interior, dominando la Sala de los Ciudadanos. Cada uno de los cuatro arcos que conducen a la Sala desde las galerías está decorado con uno de los cuatro elementos: viento, agua, tierra y fuego, los ingredientes de toda la materia del universo.
En el suelo de mármol hay dos grandes mapas centrales con incrustaciones de latón. Uno describe las masas terrestres y el otro es un mapa estelar del hemisferio norte que revela toda la galaxia.
La Sala crea un momento de poder para los huéspedes, actuando como una brújula y proporcionando orientación en medio del cosmos. Las obras de arte del salón narran la historia de Ámsterdam como centro del universo, que hoy recuerda a los visitantes el protagonismo que tuvo la ciudad en la escena mundial.
James Howard Smith, fotógrafo de arquitectura, diseñador y fundador de Cartio, busca inspirar la apreciación de la arquitectura clásica.
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