El Papa Francisco pone fin a su gira por Asia-Pacífico, en la que recorrió 32,000 kilómetros y visitó Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur en los últimos 12 días.
A pesar de estar confinado en una silla de ruedas durante gran parte del tiempo, el Papa de 87 años se empeñó en completar un programa de más de 40 actos, lo que los conocedores del Vaticano atribuyeron a su deseo de demostrar que seguía estando a la altura de la tarea de liderar a los 1400 millones de católicos del mundo.
Con el descenso del número de miembros de la Iglesia en Occidente, Asia está adquiriendo una importancia estratégica cada vez mayor en la preservación y el crecimiento de la fe.
Salvo Singapur, que está relativamente asentado, el Pontífice eligió visitar naciones con diversos problemas internos.
Indonesia
La policía indonesia desveló que había frustrado un complot terrorista, supuestamente de miembros del ISIS, y detuvo a siete personas tras encontrar arcos y flechas, un dron y material propagandístico del grupo terrorista islámico.
Indonesia es el mayor país musulmán del mundo, y la mayoría de las organizaciones y líderes islámicos respondieron calurosamente a la presencia del Papa, que incluyó una visita a la mezquita Istiqlal.
Allí, el Pontífice se reunió con el gran imán Nasaruddin Umar y con representantes de las seis religiones oficialmente reconocidas en Indonesia: islam, catolicismo, protestantismo, budismo, hinduismo y confucianismo, haciendo hincapié en uno de los temas clave de su gira, el diálogo interreligioso.
Pero aunque su llamado a la tolerancia fue ampliamente respaldado, bajo la superficie sigue habiendo grupos musulmanes en Indonesia (algunos pequeños, pero algunos significativos) para los que las cosas distan mucho de ser amistosas.
Por ejemplo, el Consejo Indonesio de Ulemas (MUI, máximo órgano clerical musulmán de Indonesia), dijo que la visita daría el impulso necesario para que personas de distintas creencias reforzaran su compromiso con la construcción de la paz en el mundo.
Pero en 2005 emitió una fatwa (edicto religioso) que declaraba “desviados” el laicismo, el pluralismo y el liberalismo, y aún no la ha retirado.
Y aunque las minorías dentro del Islam, como los chiíes y los ahmadíes, no sufren los mismos perjuicios que hace una década, la mayoría suní sigue rechazándolas.
Papúa Nueva Guinea
La siguiente etapa, en Papúa Nueva Guinea, fue muy diferente. Tras dirigir una misa ante cientos de miles de personas en Yakarta, el Papa Francisco se dirigió hacia el interior, a una remota aldea de Papúa Nueva Guinea llamada Vanimo, cambiando el avión papal por un C-130 de la Real Fuerza Aérea Australiana.
Allí se reunió con la comunidad católica local y con misioneros de su Argentina natal que han estado atendiéndolos, y entregó juguetes y suministros médicos.
A pesar de la dificultad de viajar hasta el pequeño pueblo, de 11,000 habitantes, se calcula que unos 20,000 católicos y curiosos acudieron a escucharle predicar.
En una clara referencia a la violencia tribal por la tierra y otras disputas que han causado heridos y muertos durante mucho tiempo, dijo a los aldeanos que fueran buenos unos con otros.
Hacerlo, dijo, ayudaría a “expulsar el miedo, la superstición y la magia de los corazones de la gente, para poner fin a comportamientos destructivos como la violencia, la infidelidad, la explotación, el alcohol y el abuso de drogas, males que aprisionan y arrebatan la felicidad a tantos de nuestros hermanos y hermanas”.
En Papúa Nueva Guinea hay unos 2.5 millones de católicos, de una población aproximada de 10 millones. Los católicos practican la fe junto con sus creencias indígenas tradicionales, incluidos el animismo y la brujería.
Timor Oriental
A continuación se dirigió a Timor Oriental, uno de los dos únicos países predominantemente católicos de Asia, donde se calcula que 600,000 personas asistieron a su misa, casi la mitad de los 1.3 millones de habitantes de la nación.
Timor es uno de los países más jóvenes del mundo y tiene profundos vínculos con la Iglesia católica, que influyó en su lucha, a menudo violenta, por la independencia de Indonesia. Situado entre el noroeste de Australia e Indonesia, el país ocupa la mitad de la isla de Timor.
Sin embargo, esos acontecimientos siguen envueltos en una nube, ya que una de las principales figuras prodemocráticas durante la ocupación indonesia fue el obispo Belo, antiguo jefe de la Iglesia en Timor Oriental, que ganó el Premio Nobel de la Paz junto con el presidente José Ramos-Horta en 1996 por su labor para poner fin al conflicto de forma pacífica.
En 2022, el Vaticano confirmó que había sancionado a Belo dos años antes, a raíz de las denuncias de dos hombres que dijeron que el obispo los violó cuando eran adolescentes y les dio dinero para comprar su silencio.
Aunque no se refirió a ningún caso concreto, el Pontífice dijo a los líderes del país en su capital, Dili: “No olvidemos a los muchos niños y adolescentes cuya dignidad ha sido violada”.
A continuación, hizo un llamado a hacer “todo lo posible para prevenir cualquier tipo de abuso y garantizar una infancia sana y pacífica para todos los jóvenes”.
Las autoridades fueron criticadas por demoler viviendas y desalojar a decenas de personas en la zona donde se celebró la misa.
El 12 de septiembre es el segundo y último día del Papa en Singapur. Fue recibido formalmente en el Parlamento, se ha reunido con el Primer Ministro Lawrence Wong y visitó al Presidente Tharman Shanmugaratnam.
Más tarde, celebrará una misa en el Estadio Nacional, a la que se espera que asistan 50,000 personas.
Según la arquidiócesis católica romana, en Singapur hay unos 395,000 católicos.
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