El régimen chino tiene más que perder que ganar con un Afganistán controlado por los talibanes, ya que Beijing se enfrenta a una dura tarea para fomentar su relación con el grupo terrorista, advirtieron recientemente expertos en China.
«No estoy seguro de que China vaya a beneficiarse realmente porque Beijing tiene que hacer ahora algo que nunca ha hecho antes, que es gestionar una situación de seguridad muy difícil fuera de sus fronteras», dijo Gordon Chang, autor de «The Coming Collapse of China», durante un reciente seminario web de Epoch TV.
Tras la rápida toma de la capital afgana, Kabul, por parte de los talibanes, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha respaldado al grupo, mientras que el grupo terrorista ha expresado su esperanza de que el régimen chino pueda ayudar en la reconstrucción del país devastado por la guerra.
Se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que China quiera llenar el vacío dejado por Estados Unidos en Afganistán y ampliar su influencia en la región.
«China cree que puede controlar a los talibanes», dijo Chang. Sin embargo, Chang añadió que el régimen tiene actualmente un problema potencialmente mayor con el grupo terrorista Tehreek-e-Taliban Pakistan, que es «muy opuesto a China».
Dos recientes atentados suicidas contra trabajadores chinos en Pakistán han dejado al menos nueve ciudadanos chinos muertos. El atentado más reciente, ocurrido el 20 de agosto, tuvo lugar en Gwadar, una ciudad portuaria de la inquieta provincia paquistaní de Baluchistán, cuando un terrorista suicida detonó sus explosivos cerca de un vehículo en las inmediaciones de la autopista East Bay Expressway.
La Autopista de la Bahía Oriental de Gwadar es un proyecto desarrollado en el marco del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), un importante proyecto de construcción en el marco de la política exterior china conocida como la «Iniciativa de la Franja y la Ruta» (BRI, también conocida como La Franja y la Ruta). El corredor en construcción conectará la ciudad de Kashgar, en Xinjiang, con los puertos marítimos de Pakistán.
El Ejército de Liberación Baluch (BLA), uno de los varios grupos militantes que quieren establecer una nación baluchi independiente, reivindicó la responsabilidad del atentado de agosto. El BLA ve los intereses chinos y pakistaníes como una amenaza.
«Así que China se encuentra ahora mismo en una situación muy difícil», dijo Chang. «Sí, hay cosas que puede obtener de su relación con los talibanes. Pero también hay mucho que puede perder (…) las inversiones que ha puesto en Pakistán».
«Podemos ver cómo toda la región arde en llamas, en cuyo caso, China sería un objetivo muy importante», añadió.
Gregory Copley, presidente de la ONG International Strategic Studies Association, con sede en Washington, explicó durante el seminario web que Beijing quería importar petróleo y gas de Irán a través de Afganistán, en lugar de enviarlos por el océano Índico y el mar de China Meridional.
Sin embargo, antes de que China pueda hacer realidad su objetivo de obtener un «suministro energético seguro» de Irán, Beijing debe darse cuenta de que existen diferentes facciones y grupos étnicos en Afganistán, como los grupos de la Alianza del Norte que hablan tayiko-dari, dijo Copley. Además, el anterior gobierno de Afganistán no se ha marchado, ya que el vicepresidente afgano Amrullah Saleh sigue en el país.
El presidente afgano, Asharaf Ghani, huyó de Afganistán después de que los talibanes tomaran el control de Kabul.
«Lo que Beijing espera hacer es decir, bueno, Beijing localizará a los talibanes y a los pastunes, e Irán localizará o tratará de alguna manera con los grupos chiítas de habla dari. De modo que entre los dos reunirán la suficiente estabilidad para conseguir un oleoducto a través del país», añadió.
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