Los principios para un buen liderazgo se aplican en todos los niveles de la jerarquía social, ya sea para gobernar un país, manejar un negocio, mantener la casa en orden o tener un matrimonio positivo. Uno de los asuntos clave es la forma en la que los líderes tratan y ven a la gente por la cual son responsables.
Hay una historia en el «Hagakure», uno de los textos clásicos japoneses de Bushido, escrito por Yamamoto Tsunetomo en 1716, en la que se describe una discusión sobre detallar los pagos para encontrar un posible mal uso de los fondos. En la historia, un hombre que se opone a la idea dice: «no es tan beneficioso como piensas».
El hombre cita un dicho del texto confuciano Kung Tzu Chia Yu, el cual dice «El pez evita la corriente de agua clara; un hombre muy sensato no amasa seguidores».
Luego se explayó y dijo: «Los peces pueden sobrevivir y prosperar escondiéndose bajo las algas y en las sombras de cosas en el agua. No prestar atención a las pequeñas faltas le permite a la clase baja vivir en paz. Esto también se trata de asuntos de conducta».
Las ideas de no controlar en exceso, no armar programas arrasadores que castigan tanto al culpable como al inocente, y tampoco ser demasiado crítico cuando se trata de faltas menores, todos estos son elementos clave para un buen liderazgo.
Un buen líder presta atención a las dificultades y necesidades de los que están por debajo de él, y también entiende que nadie es perfecto. Él es estricto consigo mismo, pero indulgente con los demás.
Muchos de los sistemas totalitarios de gobierno invierten este principio, entre ellos el fascismo, el comunismo y el socialismo. Ellos predican, por el contrario, que la gente debe adaptarse absolutamente al líder: un líder debe ser estricto con sus subordinados pero indulgente consigo mismo.
Bajo el comunismo, en particular el de Vladimir Lenin, se predicaba la idea de «partidismo», donde no se toleraban medias tintas sobre ningún asunto. Bajo el concepto de Karl Marx del «materialismo dialéctico», el punto medio se eliminaba de cualquier asunto social.
El comunismo predica que cualquier desviación menor de sus objetivos o ideales debería ser tratado con la respuesta más dura posible.
Del mismo modo, muchos de los movimientos de hoy, que tienen sus raíces en el comunismo, demandan absoluta tolerancia a cualquier forma de decadencia moral, pero piden cero tolerancia a cualquier opinión que se oponga a estas.
Han eliminado el valor de la tolerancia, irónicamente bajo la bandera de la tolerancia. Y al hacerlo así, han también destruido uno de los cimientos de la armonía social.
Con el comunismo, esta destrucción de la armonía social es intencional. El comunismo cree que la lucha social ayudará a la sociedad a evolucionar, y por eso intenta crear antagonismos entre la gente de todos los niveles sociales. Y al usar su «propaganda de agitación», intencionalmente agita el odio y la furia en sus seguidores para ser usados como armas de los líderes del partido.
El principio de no ser demasiado duro o ser tolerante con las pequeñas faltas se alinea también con la armonía en nuestras relaciones sociales, amistades y lazos familiares.
En un hogar, si un padre es demasiado duro o quisquilloso, sus hijos no lo querrán; tal como lo harían con un padre que no pone ningún límite o estándar.
En un matrimonio, si un hombre no le da espacio a su esposa y la sigue en cada movimiento, ella lo resentirá; tal como lo haría si él se fuera al otro extremo y la ignorara por completo.
Actuando así, la desconfianza puede generar razones para desconfiar; y ser demasiado crítico puede causar que una persona cimente sus fallas. Según los principios del Taiji (yin-yang), donde hay un vacío, se llenará; y donde se empuje, habrá un tirón.
En la antigua China, típicamente el gobierno no se extendía más allá del nivel de condado, con el conde. Por debajo de eso, se les daba a las familias y a las organizaciones fraternales la libertad de manejar sus propios asuntos, y el gobierno solo asistía a la sociedad para que sea autosuficiente.
Según las «Seis enseñanzas secretas de T’ai Kunkg», un antiguo libro chino sobre gobierno y asuntos militares, un líder «que se distingue en la administración de un Estado, gobierna al pueblo como los padres gobiernan a sus hijos queridos, o como un hermano mayor actúa hacia su querido hermano menor».
En él dice que un líder sabio se enfoca en que el pueblo esté tranquilo, mientras que un líder digno se enfoca en ayudar a la gente a lograr vidas buenas y rectas. Una persona necia, en cambio, no puede ser recta, y entonces se enfoca en luchar contra otros. En el mismo sentido, dice que «cuando el gobernante hace labores, los castigos son numerosos. Cuando los castigos son numerosos, el pueblo está en problemas… Nadie, de cualquier posición, podrá tener una vida estable, y las generaciones no tendrán paz por muchos años».
Para llevar tranquilidad a la vida de la gente, el libro dice que «el Cielo tiene sus formas constantes», y de forma similar, que «la gente tiene sus vidas normales». Al ayudar a la gente a ser autosuficiente, en concordancia con la forma natural de la vida normal de una persona, mucho es posible. «Si compartes la vida con Todo bajo el Cielo, luego Todo bajo el Cielo estará tranquilo».
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de La Gran Época.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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