Cuando una ola de ira se apodera de la mayoría de las personas, su corazón puede acelerarse, su cara puede sonrojarse y las palmas de sus manos sudan. Pero para quienes viven con la enfermedad de Parkinson, ese mismo impulso emocional no tiene el mismo impacto físico, según una nueva investigación.
Los pacientes de Parkinson experimentan sensaciones corporales embotadas cuando sienten emociones intensas como ira, disgusto, tristeza y sorpresa en comparación con aquellos sin la afección neurológica, anotó el estudio.
Los problemas autónomos en el Parkinson pueden ser la base de las emociones apagadas
A veces, las emociones van acompañadas de fuertes reacciones físicas, como aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial cuando se siente excitado o asustado, respuestas desencadenadas por el sistema nervioso autónomo y los sistemas sensoriomotores. Estas manifestaciones físicas pueden verse exacerbadas o atenuadas por trastornos neurológicos y psiquiátricos.
Un equipo de investigación finlandés descubrió que la enfermedad de Parkinson silencia los síntomas físicos de las respuestas emocionales, siendo el primer estudio que muestra tales anomalías debido a un trastorno neurológico.
En el estudio, publicado en Movement Disorders, participaron 380 pacientes de Parkinson y 79 sujetos de control que identificaron sensaciones corporales de emociones como la ira, el disgusto y la tristeza marcándolas en un mapa digital del cuerpo humano.
Los investigadores descubrieron que los pacientes de Parkinson experimentaban sensaciones corporales más débiles de ira, disgusto, tristeza y sorpresa en comparación con aquellos sin la enfermedad.
Teorías sobre la experiencia física silenciada
El equipo de investigación teorizó que los pacientes de Parkinson experimentaban una disminución de los síntomas de ira física —como aumento de la presión arterial, frente sudorosa o enrojecimiento —debido a la disminución de la denervación simpática cardíaca, un problema autonómico común en la enfermedad de Parkinson que puede provocar problemas cardíacos.
«Los resultados de nuestro estudio plantean muchas preguntas interesantes sobre el impacto de las emociones en los síntomas de la enfermedad de Parkinson», dijo en un comunicado de prensa el Dr. Juho Joutsa, neurólogo jefe del Hospital Universitario de Turku e investigador principal del estudio. «Ampliar nuestro método de estudio a otras enfermedades ofrece nuevas posibilidades para la investigación en neurología».
El equipo no observó diferencias significativas basadas en la edad, el consumo de alcohol o el tabaquismo.
Teorizan que la experiencia física apagada de las emociones es el resultado de una disfunción progresiva del sistema nervioso autónomo asociada con el Parkinson, que también causa problemas circulatorios y gastrointestinales. El Parkinson está relacionado con muchos síntomas no motores como la depresión y la ansiedad.
«En los últimos años, nos hemos dado cuenta cada vez más de que los síntomas no motores de la enfermedad de Parkinson tienen un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes. Los resultados de nuestro estudio resaltan otro fenómeno no motor», dijo en un comunicado de prensa el Dr. Kalle Niemi, científico clínico en Neurología y coautor del estudio.
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