WASHINGTON —Patrick Byrne, multimillonario de la tecnología convertido en periodista de investigación, dice que en 2020 hubo una operación psicológica llevada a cabo por el Partido Comunista Chino (PCCh) para interferir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Byrne estudió historia china y asistió a una universidad en Beijing que cubría todo desde Confucio y Lao Zi hasta Marx y Mao Zedong, «así que reconozco lo que estamos viendo aquí», dijo.
La pandemia desmoralizó a la gente y luego los disturbios con Black Lives Matter y Antifa los desorientó, y las elecciones llegaron a su punto máximo en una crisis que algunos están tratando de normalizar, explicó.
«Veo la mano de China detrás de esto», dijo Byrne en un mitin en la capital de Estados Unidos, el 5 de enero, haciendo un llamado a la integridad de las elecciones. Decenas de miles de personas se reunieron en Washington el 5 y 6 de enero antes de la sesión conjunta del Congreso para contar los votos del Colegio Electoral.
Byrne añadió que el PCCh no debería representar a China. «Siempre he amado a China», dijo, cuyo país e historia ha estudiado extensamente. «Siempre he sentido que China era un viejo amigo».
Pero reconociendo el crecimiento del PCCh, «me sentí un poco traicionado, fui parte de una generación de estadounidenses que fueron a China con la esperanza de ayudarla», dijo. «Todos crecimos con esta sensación de que, como estadounidenses, había algo especial entre nosotros y China y queríamos construir un nuevo mundo juntos».
Investigación en Georgia
Byrne estuvo investigando las elecciones presidenciales desde el principio, ya que muchos en la comunidad de inteligencia esperaban una interferencia extranjera. Recientemente siguió las acusaciones de fraude hechas públicas durante las audiencias de la legislatura estatal y ha estado informando sus hallazgos a través de las redes sociales.
«Localizamos una operación en Georgia, en el condado de Fulton (…) enviamos a alguien al almacén de la operación de votación, tomamos muestras de tres pilas diferentes [de votos], grandes, grandes pilas. Hicimos que las examinaran dos forenses certificados por el gobierno federal. Ellos confirmaron (…) que una de aquellos votos no era legítima», dijo. Pero los funcionarios ordenaron una inspección de esos votos, su equipo grabó un video de grandes camionetas cargando los votos. Al día siguiente, en el vecino condado de Cobb, trajeron muchos votos para triturarlos, lo cual es ilegal.
«Las fuerzas del orden se involucraron y todo terminó abandonado en una comisaría de la policía y encontraron 30,000 libras de papeletas trituradas», dijo. «Pero algo quedó pegado al costado de la camioneta, un recibo de una compañía china que envió los votos a Estados Unidos».
«En ningún momento un senador tiene el deber de vender el país a China», dijo Byrne.
«Esto fue un acto de guerra», dijo sobre la interferencia del PCCh en las elecciones. «No quiero ir a la guerra con China, quiero ser un pacificador», añadió.
“Excepcionalismo estadounidense”
Byrne dijo que independientemente de lo que los funcionarios electos hagan el 6 de enero, el pueblo estadounidense se postulará a la verdad.
La actividad fraudulenta y la interferencia extranjera en la elección la califica como un «golpe lento», y dice que este tipo de cosas funcionaron en otros países como Grecia y Venezuela, pero «no van a funcionar aquí».
«Porque los estadounidenses no van a doblar la rodilla ante una elección manipulada», dijo Byrne, añadiendo que este es uno de los significados del » excepcionalismo estadounidense» que tanto se debate. «Veo por qué otras naciones han caído en esto, han creado este loco mundo donde ni siquiera uno puede encontrar su camino para salir de él. Entiendo por qué otras naciones al final del día se rindieron. Pero los estadounidenses nunca aceptarán una elección manipulada».
«Es el concepto más fundamental de nuestra tradición, es el consentimiento del gobernado, determinado por elecciones libres, justas y transparentes», dijo. «Si cedemos en eso, todo se acabó».
«No estoy abogando por la violencia, nosotros somos los buenos», dijo. «Pero no vamos a doblar la rodilla ante ella».
Byrne dijo que algunos estadounidenses podrían pensar que si dejan pasar esta elección estará bien y que pueden intentarlo de nuevo en dos o cuatro años, pero ese pensamiento está equivocado.
«No entienden que en dos años Estados Unidos no se parecerá a nada con lo que crecieron», dijo. La gente que una vez salió de esos países que experimentaron golpes lentos reconocen lo mismo en Estados Unidos. «Esta es una toma de poder autoritaria y tiene que parar ahora”.
Con información de Fang Fei.
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