Tras un proceso de revisión de cuatro meses, las fuerzas militares de Estados Unidos obtuvieron permiso para seguir adelante con su programa de construcción de nuevos misiles balísticos intercontinentales (ICBM), a pesar de superar los costos establecidos repetidas veces.
El programa Sentinel ICBM pretende sustituir a la actual flota de misiles nucleares Minuteman III de la Fuerza Aérea estadounidenses.
En enero, la Fuerza Aérea estimó que el costo del programa Sentinel había pasado de unos 95,000 millones de dólares a unos 125,000 millones. Una estimación posterior hecha pública en una rueda de prensa del Pentágono, el 8 de julio, elevó la cifra a 140,900 millones de dólares.
El sobrecosto fue lo suficientemente elevado como para activar una medida de supervisión presupuestaria conocida como revisión Nunn-McCurdy.
Según el estatuto, los programas que superen el umbral Nunn-McCurdy deben ser cancelados a menos que el subsecretario de Defensa para Adquisiciones y Mantenimiento determine que el programa cumple los criterios clave.
Estos criterios son: que el programa sea vital para la seguridad nacional; que no existan alternativas suficientes; que el director de evaluación de costos y programas (CAPE) del Pentágono concluya que los aumentos de costos son razonables; que el programa sea más importante que otros que podrían perder financiación debido a los sobrecostos, y que existan medidas suficientes para controlar futuros aumentos de costos.
El subsecretario de Adquisiciones y Mantenimiento de Defensa, William LaPlante, anunció el 8 de julio que su equipo de revisión había sopesado el destino del programa Sentinel durante los últimos 120 días y determinó que podía continuar.
«Certifico que el programa Sentinel cumple los criterios legales para continuar, pero es importante señalar que esta certificación no significa que todo siga igual», declaró LaPlante durante la rueda de prensa en el Pentágono.
«Somos plenamente conscientes de la magnitud»
El programa Sentinel sigue adelante con un costo actualizado a unos 140.900 millones de dólares, una vez contabilizadas las modificaciones previstas en el programa.
«Hay razones para este aumento de los costos, pero tampoco hay excusas», dijo el subsecretario LaPlante. «Somos plenamente conscientes de la magnitud del costo, pero también comprendemos los riesgos de no modernizar nuestras fuerzas nucleares y de no hacer frente a las amenazas muy reales a las que nos enfrentamos».
El Sr. LaPlante declaró que había dado instrucciones a la Fuerza Aérea para reestructurar el programa para cumplir con los objetivos actualizados.
Junto con esta reestructuración, el subsecretario del Pentágono rescindió la autorización «Milestone B» que el Pentágono había concedido al programa Sentinel en septiembre de 2020. El Milestone B representaba un escenario del desarrollo de ingeniería y fabricación.
El Sr. LaPlante dijo que mantener el calendario del programa Sentinel será una consideración clave en la reestructuración de la Fuerza Aérea, mientras que también señaló que el programa de sustitución de los ICBM ya está contemplando un retraso de «varios años».
La decisión llega solo unas semanas después de que la Fuerza Aérea relevara al oficial que dirigía el programa, el coronel Charles Clegg. A pesar de los sobrecostos y retrasos, la Fuerza Aérea dijo que el cambio de mando «no estaba directamente relacionado con la evaluación Nunn-McCurdy».
La Fuerza Aérea conserva actualmente un arsenal de unos 400 misiles balísticos intercontinentales Minuteman III, que constituyen el componente terrestre de la tríada nuclear estadounidense. Los misiles Minuteman I entraron en servicio por primera vez en la década de 1960 y se han modernizado periódicamente. La tercera versión de la serie ICBM entró en servicio en 1970. La producción de los Minuteman III finalizó en 1978.
La tríada nuclear se refiere a una estructura de tres puntas compuesta por los ICBM terrestres, más una fuerza marítima de misiles balísticos lanzados desde submarinos y los bombarderos estratégicos con cabezas nucleares por aire.
La furzas militares de Estados Unidos también están tratando de renovar los componentes aéreos y marítimos de la tríada, con los nuevos bombarderos furtivos B-21 Raider y los submarinos lanzamisiles balísticos de clase Columbia.
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