Los pescadores artesanales de Barbate y Conil de la Frontera, en Cádiz, han vuelto a clamar por la ayuda de las administraciones ante «la grave problemática» que el alga invasora ‘Rugulopterix Okamurae’ está ocasionando en los ecosistemas de los caladeros en los que faenan.
En una nota de prensa difundida este lunes, el sector pesquero de Barbate y Conil ha lamentado la inacción de las administraciones, ya que no han encontrado respuesta a un problema del que ya alertaron hace un año, con una manifestación y otras acciones con las que pedían a las administraciones públicas en general «buscar una respuesta conjunta a la grave problemática» que se vive en la zona desde el Estrecho de Gibraltar hasta la Bahía de Cádiz.
El problema afecta de manera especial a las flotas artesanales de los puertos de Barbate, Conil y La Atunara, explican.
Ante la presencia del alga, «los pescadores de Barbate deben desplazarse hacia Conil, buscando algún espacio donde poder faenar pues han perdido el 95 % de su zona habitual», según la nota.
Con ello el sector en Conil ha visto menguado su espacio habitual de pesca, «que en cinco años ha pasado a reducirse un 70 %».
Pero estas aguas de Conil en las que hay menos presencia de alga y hay más pesca se están «machacando de una manera muy intensa con un sobresfuerzo que más pronto que tarde pasará factura».
Han comentado que el alga invasora ‘Rugulopterix Okamurae’, no solo destroza las artes de pesca de enmalle o palangre, sino que «además ha transformado el ecosistema de tal manera que se ha producido un desplazamiento de especies».
«Tan es así, que la única especie que tenemos en estos momentos con fuerte presencia en las inmediaciones de nuestra zona, hacia el Estrecho de Gibraltar, y en este, es el atún rojo», han indicado.
Pero el aumento de la biomasa de atún rojo hace que se desplacen y disminuyan otras especies menores.
Y no beneficia al sector artesanal «porque lo tenemos vetado, y ningún movimiento del ministerio que preside el señor Planas, parece que lo vaya a cambiar», dicen.
Los pescadores de Barbate y Conil han precisado que además el cambio climático está muy presente en esas aguas y hace que una especie que antes abundaba, el “Octopus vulgaris” (pulpo), y de la que «había para todos» ahora escasee porque «el alga invasora lo ocupó todo, no hay cascajos ni moluscos que permitan que estos puedan alimentarse, por lo que no hay una sola pata de pulpo que se mueva en la zona».
«Y con ello, la desesperanza, el abandono de la pesca por aquellos que se jubilan y barcos que se venden a otros puertos que podrían presentar algún futuro mejor. En definitiva, en Barbate y Conil y en otros puertos del Estrecho de Gibraltar, se reducen las unidades de flota, los pescadores profesionales y se acaba con la posibilidad de un relevo generacional al que el gobierno de España, los distintos gobiernos y la propia Unión Europea ponen como objetivo a impulsar», han lamentado desde el sector.
«Parece que quieren obviar que, con nuestra actividad, también se deteriorará el tejido socioeconómico de nuestra zona, mientras todo el que tiene responsabilidad permanece como si no fuera con ellos, y cuando quieran buscar solución será tarde», han añadido.
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