Los atletas transgénero de origen masculino conservan sus ventajas físicas sobre sus oponentes biológicas femeninas incluso después de tomar supresores de la testosterona, dijeron los médicos.
En una entrevista con The New York Times, un médico de la Clínica Mayo, un fisiólogo internacional y un biólogo evolutivo de la Universidad de Harvard ofrecieron su opinión sobre el rendimiento del nadador transgénero Lia Thomas, que compitió como mujer y ganó el campeonato nacional de natación universitaria de 500 yardas libres este mes de marzo.
El estudiante de último año en la Universidad de Pensilvania, Thomas terminó la carrera con un tiempo de 4:48,25, superando por más de un segundo a la segunda clasificada, Emma Weyant, la medallista de plata de 400 metros olímpicos de Tokio 2020 y estudiante de primer año de la Universidad de Virginia.
Sin embargo, Thomas ocupó el puesto 65 en las 500 yardas libres durante la temporada 2018-2019 en la UPenn mientras competía como parte del equipo masculino. Entre los hombres, Thomas también ocupó el puesto 554 en las 200 yardas libres y el 32 en las 1650 yardas libres.
«Hay aspectos sociales en el deporte, pero la fisiología y la biología lo sustentan», dijo al medio NY Times el Dr. Michael J. Joyner, de la Clínica Mayo. «La testosterona es el gorila de 800 libras».
«Se ve la divergencia inmediatamente cuando la testosterona sube en los chicos», añadió. «Hay diferencias dramáticas en el rendimiento».
El dominio de Thomas en la piscina renovó el debate sobre si se debe permitir a los atletas transgénero de origen masculino competir contra las mujeres biológicas.
La National Collegiate Athletic Association, que supervisa las competiciones atléticas universitarias de Estados Unidos, exigía anteriormente que los atletas transgénero se sometieran a un año de tratamiento de supresión de testosterona para poder competir en un equipo femenino de cualquier deporte. Ahora está cambiando hacia un enfoque específico para cada deporte, confiando en los órganos de gobierno de cada deporte para determinar qué tipo de ventajas biológicas pueden tener los atletas transgénero en sus respectivos deportes.
En lo que respecta a la natación de competición, la USA Swimming actualizó las directrices a principios de este año para exigir un período de pruebas de 36 meses en el que los atletas transgénero deben obtener menos de cinco nanomoles por litro de testosterona para poder competir.
El Dr. Ross Tucker, fisiólogo deportivo, cuestionó la idea de que la terapia hormonal pudiera anular la injusta ventaja física y afirmó que Lia Thomas es «la manifestación de la evidencia científica» de que «la reducción de la testosterona no eliminó su ventaja biológica».
Mientras que los grupos progresistas abogan por la inclusión de los atletas transgénero en el deporte femenino, la Dra. Carole Hooven, que enseña sobre las diferencias hormonales y sexuales en el comportamiento en Harvard, dijo que los activistas «confunden el sexo y el género de una manera que es realmente confusa”.
«Hay una gran diferencia de rendimiento entre poblaciones normales y sanas de hombres y mujeres y eso está impulsado por la testosterona», dijo Hooven a NY Times. El año pasado, Hooven provocó una reacción violenta en Harvard tras defender el uso de los términos «masculino» y «femenino» para referirse al sexo biológico en un contexto científico.
A raíz del informe de NY Times, Thomas insistió en que las mujeres transexuales son mujeres y, por tanto, su participación no es una amenaza para el deporte femenino.
«Realmente no están quitando oportunidades a las mujeres cis», dijo Thomas en una entrevista con ESPN. «Las mujeres trans son mujeres, así que sigue siendo una mujer la que obtiene esa beca o esa oportunidad».
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