BRACKETTVILLE, Texas —La policía estatal de Texas han comenzado a entregar furgonetas llenas de extranjeros ilegales a la oficina del sheriff del condado de Kinney para ser acusados de traspaso criminal.
El estacionamiento, y una vieja mesa de picnic de acero bajo un árbol fuera de la oficina del sheriff, se han convertido en un centro de arresto sustituto ya que el edificio es más adecuado para los crímenes de un condado rural tranquilo de 3600 residentes.
Pero la semana pasada la zona estaba llena de gente, ya que los policías trajeron y procesaron a 17 extranjeros ilegales el 3 de agosto, otros 17 el 6 de agosto y 13 más durante la noche del 8 de agosto. Todos eran varones y todos fueron juzgados por la jueza de paz del condado de Kinney por traspaso criminal después de haber sido detenidos en ranchos locales.
El 1 de junio, el gobernador de Texas, Greg Abbott, emitió una declaración por desastre mayor y el 10 de junio ordenó a los policías estatales que empezaran a detener a los extranjeros ilegales por cargos como allanamiento, vandalismo y evasión a pie. Pero las cárceles estaban llenas y se necesitaron casi dos meses para hacer espacio y que el Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS, en inglés) resolviera el proceso para las detenciones.
Es algo complicado para el condado de Kinney, ya que solo tiene 14 lugares en la cárcel que siempre están llenos. Así que los extranjeros son fichados y comparecen ante una jueza en el condado de Kinney, y luego son llevados a una instalación de tiendas de campaña en el vecino condado de Val Verde. Desde Val Verde, los policías los transportan a 160 kilómetros de distancia a Briscoe Unit en Dilley, Texas, que ha sido reutilizada para detener a casi 1000 extranjeros ilegales que están esperando sus casos judiciales y cumpliendo sus sentencias.
El sheriff del condado de Kinney, Brad Coe, dijo que quiere acusar a los inmigrantes ilegales con todos los cargos que pueda, de modo que pueda disuadirlos de venir a su condado, pero ha tenido que esperar hasta que el estado estuviera listo para ayudar a proporcionar la infraestructura para hacerlo.
«Vamos a intentar que esta gente sea llevada ante la justicia», dijo Coe. Espera que las condenas sean un obstáculo para los extranjeros ilegales si alguna vez intentan solicitar algún tipo de ayuda o hacerse ciudadanos estadounidenses.
«Eso sería una marca contra ellos», dijo. «Tiene que haber algún tipo de consecuencia».
El fiscal del condado de Kinney, Brent Smith, se está preparando para asumir la gran cantidad de nuevos casos de invasión, y lo que no pueda manejar será tomado por la oficina del fiscal general de Texas.
«El DPS ha estado trabajando duro realizando más operaciones terrestres en los ranchos en el condado de Kinney (…) donde probablemente el 80 por ciento del tráfico ilegal está ocurriendo», dijo Smith.
«Están teniendo algo de éxito en sus arrestos, pero están muy limitados en el número de oficiales que pueden desplegar en el terreno».
La mayor parte de los policías están desplegados en las carreteras, y aunque han frenado el número de persecuciones de vehículos y situaciones de contrabando, esto ha aumentado el tránsito a pie en los ranchos.
Gran frustración
Los texanos que viven cerca de la frontera entre Estados Unidos y México están cada vez más frustrados por el aumento de cruces ilegales, el contrabando de personas, el robo de vehículos, los daños a la propiedad y las amenazas de los extranjeros ilegales que invaden su propiedad.
La mayoría de los extranjeros ilegales que pasan por el condado de Kinney son hombres adultos que han cruzado la frontera en el sector de la Patrulla Fronteriza de Del Río, generalmente hacia las pequeñas ciudades de Del Río o Eagle Pass.
En julio, casi 10,000 extranjeros ilegales evadieron la Patrulla Fronteriza en el sector de Del Río, según las cifras preliminares de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) publicadas por el representante Chip Roy (R-Texas) el 2 de agosto. Muchos de ellos pasan por el condado de Kinney en su camino hacia ciudades más grandes.
«Nunca lo había visto así», dijo Coe a The Epoch Times.
Dijo que en los últimos seis meses, los extranjeros ilegales que logran pasar la Patrulla Fronteriza en el área de Del Río, Texas, están caminando a través de los ranchos, destruyendo las cercas y las tuberías de agua, dejando los grifos abiertos, entrando a las casas y subiéndose a los vehículos.
«Siempre hemos tenido una valla cortada aquí, una valla cortada allá, porque están transportando droga o niños pequeños o algo así», dijo. «Pero nunca habíamos visto los grandes agujeros hechos de manera intencional de cuatro por cuatro en la valla, o ahora, una sección de 3 metros cortada por completo. Eso sí que empieza a preocuparme».
El número de extranjeros ilegales capturados y acusados es ínfimo comparado con el número de personas que pasan por allí, pero los dirigentes del condado dicen que tienen que hacer algo.
Intrusos
Los cubanos que evaden la Patrulla Fronteriza y pasan por el condado de Kinney son un nuevo fenómeno, dijo Coe, que fue agente de la Patrulla Fronteriza en la zona durante 31 años antes de convertirse en sheriff. Dijo que no había visto afluencia de cubanos en el condado desde hace al menos 35 años.
Hasta hace poco, la gran mayoría de los cubanos que cruzaban la frontera ilegalmente se entregaban a la Patrulla Fronteriza en las vías comunes de cruce hacia Del Río y Eagle Pass.
El condado de Kinney comparte 16 millas de frontera internacional con México y la tierra es propiedad de un ranchero. Los policías estatales y el personal de la cárcel local tardaron cerca de 2 horas en completar el papeleo y juzgar a seis cubanos que fueron arrestados después de cruzar el río Grande hacia ese rancho la noche del 7 de agosto.
Los cubanos, todos ellos varones, expresaron su sorpresa al ser arrestados por cargos criminales; se les había dicho que simplemente serían procesados por la Patrulla Fronteriza y luego se les dejaría libres en Estados Unidos para viajar a su destino (cinco a Florida y uno a Las Vegas).
Los seis habían salido de Cuba hacía al menos dos años y habían estado viviendo en Sudamérica antes de viajar hasta la frontera entre México y Estados Unidos.
Varios hablaron de la difícil travesía por la selva del Tapón del Darién entre Colombia y Panamá.
Un hombre dijo que vio 9 cadáveres en los seis días que estuvo caminando, algunos que habían sido ejecutados y otros que habían sucumbido a las duras condiciones. Tanto él como otro hombre dijeron que les habían robado a punta de pistola en la selva.
Los siete mexicanos llevaban dos días caminando antes de ser atrapados en un rancho.
Dos dijeron que ya habían intentado cruzar hace un mes, pero que la Patrulla Fronteriza los atrapó y los expulsó. Otro hombre, que dijo que pretendía llegar a Nueva York, dijo que era la tercera vez que intentaba pasar. Dijo que su primo iba a pagar la tasa de contrabando de 4000 dólares cuando lo llevarán a Nueva York.
Varios dijeron que probablemente lo volverían a intentar, mientras que otros no estaban tan entusiasmados. Todos dijeron que un «agente de viajes» en el lado mexicano de la frontera les indicó por dónde cruzar, les dio indicaciones de por dónde caminar e iba a arreglar que un vehículo los recogiera.
Proceso
Tras una detención por delito menor, Smith examina las pruebas del expediente del caso de la oficina del sheriff. Si se determina que hubo invasión de propiedad privada, acusará al individuo de violación de la propiedad, que es un delito menor de clase B. El cargo se eleva si el individuo tiene un arma letal o se encuentra más de 100 pies más allá de la línea de propiedad en tierras agrícolas.
Una vez acusado, el sospechoso hará una declaración, y si se declaran culpables, lo más probable es que se cumpla la condena y sean entregados a la Patrulla Fronteriza.
No es una pena elevada, pero Coe y Smith afirman que hace que los extranjeros ilegales entren en el sistema y tengan antecedentes.
«Esperamos que eviten nuestro condado», dijo Smith.
«La única solución realista a esta crisis requerirá el despliegue de todo el ejército de Texas en la frontera y evitar realmente que se produzcan las entradas ilegales. Ahora mismo, es como intentar construir una presa cuando ya se han abierto las compuertas».
Durante el mes de julio, 205,000 extranjeros ilegales fueron detenidos a lo largo de toda la frontera sur, según las cifras preliminares de la CBP. Es un aumento con respecto a los meses anteriores de este año y un máximo en 20 años.
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