Una popular cafetería “woke” abierta recientemente en Filadelfia para la comunidad LGBTQ+ cerró sus puertas tras denuncias laborales de los empleados quienes se oponen, entre otras cosas, al “abuso de poder y a la explotación” de sus empleadores e incluso exigen una “distribución del negocio”.
El café creado en 2020 era propiedad de Kate Egghart y Sonam Parikh, dos activistas queer que fundaron Mina’s World intentando crear un café orientado a la comunidad gay.
Hace cuatro días la cafetería posteó un mensaje en Instagram, que ya no está disponible, diciendo que “Mina’s World” había cerrado, agregando “No tenemos suficiente dinero para seguir operando”.
Parikh, que lideraba la empresa junto con su copropietaria Egghart, dijo al medio gastronómico Bon Appetit que “la mayoría de los lugares de trabajo eran realmente tóxicos en el sentido de que a los trabajadores no se les pagaba bien y los propietarios blancos se negaban a proteger a sus empleados negros y trans”, al momento del lanzamiento de su cafetería que buscaba ser un refugio para personas “de identidades marginadas”. Agregaron en ese momento que no contaban con inversionistas.
Sin embargo, a mediados de junio los empleados de Egghart y Parikh abrieron una página de Instagram llamada Mina’s World Workers emitiendo una serie de denuncias laborales.
“Los trabajadores de Mina’s World llevan más de un año luchando por sus derechos laborales con los propietarios Kate y Sonam. Nos enfrentamos a la oposición sistémica de los empleadores, a la manipulación, abuso de poder, explotación, antinegritud, capacitismo, hostilidad y al desprecio absoluto por nuestros medios de subsistencia”, se lee en una imagen del grupo, sin ahondar en el motivo de sus demandas.
Parte de la misión del café, según Bon Appetit, era pagar a sus “empleados de manera justa” y promover a sus “empleados negros y morenos a puestos gerenciales”.
Los empleados señalaron que en los últimos meses han estado considerando “un proceso de responsabilidad radical con Kate y Sonam con el apoyo y la orientación de la cooperativa Black and Brown Workers”. Y además exigieron a los dueños una “distribución del negocio” y “comenzar el proceso de transformación del negocio a una cooperativa”.
Por su parte, Egghart y Parikh, se disculparon repetidamente con sus empleados a través de un video publicado en Instagram que posteriormente borraron, diciendo “Estamos en vivo como parte de un proceso radical de rendición de cuentas. Somos cómplices del burguesismo y la lucha contra la negritud en la calle 52. Ponemos en riesgo a nuestra comunidad y a nuestros trabajadores con nuestra presencia”.
Y acordaron entregar la propiedad a sus ahora exempleados “Con la guía de los trabajadores y el Black and Brown Workers Collective, estamos tratando de recaudar fondos para comprar el negocio y entregárselo a nuestro personal”.
El 15 de junio, algunos empleados lanzaron una página de recaudación de fondos en GoFundMe, donde hasta el momento del cierre de esta edición han recaudado 11,219, para “desesperadamente salvar nuestro sustento de vida”, dice la campaña.
El propietario del edificio que ocupa Mina’s está vendiendo el edificio, según los empleados, “como método de represalia contra la colectivización de los trabajadores”.
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