Opinión
Una de las principales figuras políticas de Pakistán dio positivo con el virus del PCCh. Según el Ministerio de Servicios de Salud Nacional, en el país se han registrado 37,218 casos confirmados de infecciones, incluidas 803 muertes, hasta el 15 de mayo.
Asad Qaiser, presidente de la Asamblea Nacional de Pakistán, anunció en Twitter el 30 de abril que se puso en auto cuarentena luego de dar positivo en las pruebas del virus del PCC (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus. Los medios de comunicación locales también informaron de que varios altos funcionarios pakistaníes también habían dado positivo, incluido el gobernador de Sindh, Imran Ismail.
Como presidente del Parlamento, Qaiser es una figura poderosa. Es un líder de alto rango del Partido del Movimiento de Justicia de Pakistán (Pakistan Tehreek-e-Insaf, o PTI). Fue presidente de una legislatura provincial de 2013 a 2018. En julio de 2018, el PTI surgió como el partido mayoritario en las elecciones generales para la Asamblea Nacional. En agosto de 2018, Qaiser fue elegido como presidente de la Asamblea Nacional. Ganó el puesto consiguiendo 176 votos de un total de 330. El PTI fue fundado en 1996 por el excapitán internacional de cricket, Imran Khan, quien es el actual primer ministro de Pakistán.
Después de ganar el escaño, Qaiser se reunió con el embajador chino Yao Jing, el 27 de agosto de 2018. Durante la reunión declaró que ambos países trabajarían para profundizar sus relaciones económicas. Hablando sobre el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), dijo que el proyecto prometía oportunidades para toda la región y que el gobierno pakistaní apoyaría plenamente su implementación. En respuesta, Yao dijo que China valoraba sus relaciones con Pakistán y que quería ayudar a desarrollar toda la región.
El 9 de septiembre de 2018, Qaiser se reunió con el Ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, para fortalecer las relaciones bilaterales. Refiriéndose al CPEC, Qaiser señaló que el proyecto era un «cambio de juego» para el desarrollo regional y que solo fue posible gracias a la cooperación mutua entre Pakistán y China.
Mientras tanto, Wang afirmó que China continuaría apoyando a Pakistán con tecnología, desarrollo de infraestructura y la exploración de recursos de energía renovable.
El 12 de febrero, en medio del brote de COVID-19 en China, Qaiser prometió que «el gobierno y el pueblo de Pakistán estarán junto a China y proporcionarán todo nuestro apoyo en estos tiempos difíciles». Sin embargo, cuando Pakistán se vio afectado por la pandemia, China, que había prometido previamente enviar al país mascarillas N-95 de alta calidad, les entregó en cambio mascarillas hechas de ropa interior, de acuerdo con los medios paquistaníes. Una presentadora de noticias de un canal paquistaní dijo en el dialecto local que «China nos estafó». Además reveló que el gobierno provincial de Sindh había enviado las mascarillas a los hospitales sin comprobar su calidad.
El portavoz del régimen chino, Xinhua, dijo que Pakistán y China eran «verdaderos amigos y buenos hermanos». Pero el régimen eligió honrar su llamada asociación estratégica de «todo el tiempo», con mascarillas de ropa interior.
Mirando hacia atrás en la historia, las relaciones bilaterales entre el PCCh y el Pakistán han sido estrechas ya que ambos tienen conflictos fronterizos con India. El PCCh y Pakistán desarrollaron su relación desde la década de 1960. En 1970, el gobierno pakistaní comenzó a desempeñar el papel de facilitador, lo cual condujo finalmente a una reunión secreta en 1971, entre el entonces asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Henry Kissinger, y los dirigentes chinos en Beijing. En ese entonces, Pakistán apoyaba el ingreso de China a las Naciones Unidas y se puso del lado de China durante las rondas diplomáticas con otros países como Estados Unidos, Japón, Taiwán, entre otros.
Desde la guerra soviética en Afganistán en 1979, China se unió a Pakistán para apoyar a las guerrillas afganas que luchaban contra las fuerzas soviéticas. China también comenzó a invertir en Pakistán en la construcción de carreteras, ferrocarriles, redes de telecomunicaciones y el desarrollo de armas.
En mayo de 2017, Pakistán y China firmaron un acuerdo valorizado en USD 50,000 millones que incluía la financiación íntegra de la presa de Diamer Basha y otras cuatro presas en la cascada del río Indo. En el marco del CPEC, se promovió la construcción de carreteras que conectan Xinjiang, al oeste de China, con la ciudad portuaria pakistaní de Gwadar. En diciembre de 2017, Pakistán también acordó acelerar la construcción de nueve parques industriales como parte del CPEC.
El 2 de enero de 2018, el Banco Central del Pakistán permitió que el yuan chino se utilizara para el comercio bilateral y las actividades de inversión, sustituyendo el dólar estadounidense para las transacciones en los proyectos del CPEC.
En febrero de 2018, la Fuerza Aérea de Pakistán inauguró un nuevo escuadrón de cazas JF-17, un avión de combate desarrollado conjuntamente por Pakistán y China, en Quetta, provincia de Baluchistán.
Estas relaciones bilaterales activas con el régimen comunista han empujado a Pakistán a una trampa de la deuda. En julio de 2018, el Banco Estatal de Pakistán pidió prestado USD 2000 millones a China. Los préstamos chinos a Pakistán sumaron USD 6500 millones en el año fiscal de 2018.
Mantener relaciones diplomáticas «todo el tiempo» con el régimen comunista puede parecer atractivo, pero el presidente Qaiser y otros funcionarios paquistaníes terminaron contrayendo el virus del PCCh, un agente patógeno originario en China. La pregunta es: ¿aprendieron los funcionarios pakistaníes alguna lección de esto?
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.
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