En la última década, California implementó una serie de reformas del derecho penal para reducir su población carcelaria y reclasificar ciertos delitos graves. Sin embargo, la criminalidad en el estado ha ido en aumento.
Diversos videos en redes sociales muestran los famosos “robos relámpago” (“smash-and-grab”) en donde hordas de gente entran a tiendas de lujo para robar productos valorizados en menos de USD 950, sin que la policía pueda hacer nada al respecto.
En respuesta, el gobernador de California Gavin Newsom anunció este martes que el estado hará “la mayor inversión jamás realizada” para combatir el crimen organizado en tiendas comerciales. El gobierno destinará más de USD 267 millones para ayudar a las agencias policiales y fiscales en 51 ciudades del estado. Entre los destinatarios están el Departamento del Sheriff del Condado de Orange, el Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles y el Departamento de Policía de Los Ángeles, quienes recibirán más de USD 15 millones cada uno.
Y es que el enfoque “blando” que tomó el estado en contra del crimen ha ocasionado que se genere una crisis de robos y violencia. En 2011, California implementó una medida para reducir su superpoblación carcelaria. Las cárceles del estado albergaban a casi el doble de prisioneros para las que fueron diseñadas y los reclusos con enfermedades mentales graves no recibían atención básica. Ese año, el estado aprobó la AB 109, que ordenaba que ciertos prisioneros que normalmente habrían sido enviados a la prisión estatal, cumplieran sus sentencias en una cárcel del condado.
Tres años después, la Proposición 47 fue aprobada por los votantes de California, la cual reclasificó a ciertos delitos graves–como posesión de drogas y hurtos valorizados en menos de $950–como delitos menores.
Y en 2016, los votantes aprobaron la Proposición 57, para permitir reducir las sentencias y acelerar la liberación de los delincuentes que obtengan créditos por buen comportamiento y por participar en tareas educativas en prisión. Sumado a eso, en enero de 2022, el Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California (CDCR) promulgó una reforma de emergencia para que los delincuentes no violentos reduzcan dos tercios del tiempo de sus sentencias en prisión, y que los delincuentes violentos reduzcan sus sentencias a la mitad.
Para Gil Tejada, un expandillero de Los Ángeles, estas reformas de California han enviado un mensaje equivocado.
“El criminal ve que su amigo va a la cárcel, y lo liberan a los pocos días. ¿Qué les dice eso a los otros? Que no hay castigo por usar armas, que puedes entrar y salir de la cárcel y no te ponen agravantes. Los delincuentes lo ven como una escapatoria legal para cometer un delito”, dijo Tejada al programa “California Insider” de EpochTV.
“Hace 8 o 10 años, las pandillas estaban disminuyendo porque lo vi en mi propio vecindario (…) pero ahora, vuelves al barrio y hay grafitis de pandillas por todos lados. En el último año, año y medio, probablemente hubo cinco asesinatos. El crimen está por las nubes ahora mismo”.
Actualmente, cada prisionero en California le cuesta al estado USD 106,131 por año, según cifras del gobierno de 2022. La idea del gobierno es invertir este dinero en las comunidades para educar a las personas y evitar que vayan a prisión. Sin embargo, Tejada dijo que él no ha visto ninguna mejora.
“La realidad es que la mayor parte del dinero se destina a organizaciones sin fines de lucro, y no va directo a la comunidad. Vivo en el barrio, y realmente no he visto salir ni un centavo de esto, no he visto programas extracurriculares, no he visto ningún programa deportivo, no he visto nada parecido”, dijo Tejada.
El expandillero dijo que California ha tenido una corrección excesiva del sistema. “Hay programas que ayudan a educar a la gente, lo cual es fantástico, pero la realidad es que algunas personas deben estar encarceladas. El sistema cree que la solución es mediante abrazos”, dijo.
“Yo creo que la forma en que cambia el pandillero es mediante el empleo, darles un propósito en la vida, porque eso es todo lo que estamos buscando (…) y hay que lograr captar a esos niños antes de que se unan a las pandillas. Cada parque en Los Ángeles debería tener algún tipo de programa de fútbol, béisbol, o boxeo”, dijo.
Tejada, oriundo de Honduras, empezó a involucrarse en el ambiente callejero desde niño, y a los 14 años ya pertenecía a una pandilla. “En ese tiempo no había Nintendo, cuando salías a la calle a jugar, veías a todos estos chicos populares en carros y con chicas, y los admirabas, querías ser como ellos”, dijo. “Mientras que otros niños de una buena zona admiraban a deportistas o algún tío médico o abogado, nuestros tíos estaban saliendo de una prisión, y nosotros pensábamos que eso era lo mejor del mundo”.
“Cuando creces en un ambiente así desde niño, aspiras a eso. Literalmente nuestro objetivo es ir a prisión, y creemos que es como si fuéramos a Harvard. Esa es la mentalidad”, añadió.
Para Tejada, los fondos se están “desperdiciando” para abordar la crisis de indigencia, la cual, según su percepción, no es el problema del fondo.
“El problema es la drogadicción. No es la indigencia ni la salud mental, es que alguien que fuma metanfetamina durante los últimos seis meses a un año, ha destruido sus cerebros, las drogas están destruyendo a todos. Y no es falta de vivienda. Es drogadicción”, dijo. “Ni California ni el resto del país lo han admitido. Tenemos un problema de drogas como nunca antes. Y nos está destruyendo por dentro y por fuera”.
“Y el Movimiento BLM también tuvo un gran impacto en la aplicación de la ley, y se creó para que dijeran que cada policía está ahí para matar a un hombre negro, o para matar a un hombre moreno. Y esa no es realidad”, señaló. “Nos han hecho odiar más a la policía, no querer interactuar con ella (…) y si la policía no controla al salvaje oeste, el salvaje oeste no podrá controlarse a sí mismo”.
California tiene el mayor número de indigentes en Estados Unidos, con más de 171,000 personas sin hogar por día, según un reciente estudio (pdf) de la Universidad de California en San Francisco (UCSF). Los altos costos y la falta de vivienda ocasionaron que los participantes quedaran «vulnerables a la falta de vivienda». En los seis meses previos a quedarse sin hogar, se descubrió que el ingreso familiar mensual medio de los encuestados era de solo USD 960.
En 2022, Los Ángeles fue la ciudad con la mayor población de personas sin hogar en Estados Unidos, según USA Facts. De 2011 a 2022, la población sin hogar de la ciudad aumentó de 39,000 a 70,000.
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