La edad a la que las niñas alcanzan la pubertad disminuye constantemente. En 1840, la joven media tenía 16,5 años cuando alcanzaba la menarquia, el inicio de la menstruación. En 1920, la edad había descendido a 14,6; en 1950, a 13,1; en 1980, a 12,5; y a 12,43 en 2020. En 2022, el porcentaje de niñas estadounidenses que alcanzaron la menarquia a los 10 años había aumentado del 7 por ciento al 10 por ciento.
En 2010, la niña media alcanzó la pubertad a los 10,5 años. El descenso de la edad de la pubertad no solo se observa en todos los grupos raciales y étnicos de Estados Unidos, sino que, según un estudio publicado en el Journal of Adolescent Health, la misma tendencia hacia la pubertad precoz también se observó en Inglaterra, Israel, China, India, Corea, Ghana, México y Tailandia.
Hay muchas razones por las que el inicio precoz de la pubertad, también llamada pubertad precoz, es importante. La pubertad precoz expone a las niñas a un mayor riesgo de obesidad, diabetes, cardiopatías y otras enfermedades cardiovasculares, baja densidad mineral ósea, trastornos ginecológicos/obstétricos, gastrointestinales, musculoesqueléticos, neurocognitivos, psiquiátricos y respiratorios, y cáncer, según los documentos médicos. Las niñas con pubertad precoz «a menudo dejan de crecer antes de lo normal», lo que puede «hacer que sean más bajas que la media en la edad adulta», añade la clínica Mayo. Otras publicaciones científicas coinciden.
También hay ramificaciones psicológicas asociadas a la menarquia precoz. «Entre las adolescentes, la pubertad precoz se asocia con más trastornos depresivos, trastornos por consumo de sustancias, trastornos alimentarios y trastornos del comportamiento perturbador», según un artículo de la Asociación Americana de Psicología. Las chicas también corren un mayor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual.
¿Cuáles son las causas de la pubertad precoz?
La mayoría de los profesionales médicos, si no todos, están de acuerdo en que la edad de la menarquia es cada vez más temprana, pero el acuerdo termina ahí. Existen muchas teorías sobre la dramática aparición de la pubertad precoz entre tantas niñas, y es probable que muchas de ellas tengan una base real y que más de una teoría sea acertada.
Dieta
Una investigación publicada en 2018 en el International Journal of Endocrinology que se centró en una cohorte de niñas chinas identificó claros vínculos entre la pubertad precoz y la dieta.
Se encontró que un «patrón de dieta poco saludable, pesado en postres y bocadillos, refrescos y alimentos fritos, se asoció significativamente de manera positiva con la pubertad precoz tanto en niños como en niñas», escribieron los autores.
«Esta dieta estaba implicada en el momento de la pubertad, probablemente de alguna de las tres formas siguientes: alto consumo de grasas, alto consumo de azúcar y obesidad debida a un consumo elevado de calorías. El consumo de comida basura, como los fritos, se había relacionado de forma convincente con la obesidad y el rápido aumento de peso, un posible predictor de una edad más temprana en la menarquia y otros marcadores de la pubertad.¿».
Ciertamente, la llamada dieta occidental se infiltró en países que antaño observaban cocinas locales y tradicionales.
Según el Dr. Robert Lustig, profesor de pediatría clínica en el Hospital Infantil Benioff de la Universidad de California-San Francisco, «las niñas más gordas tienen niveles más altos de la hormona leptina, lo que puede conducir a una pubertad precoz, que conduce a niveles más altos de estrógeno, lo que conduce a una mayor resistencia a la insulina, haciendo que las niñas tengan aún más tejido adiposo, más leptina y más estrógeno, el ciclo se alimenta a sí mismo, hasta que sus cuerpos maduran físicamente».
Alteradores endocrinos
Los alteradores endocrinos son sustancias químicas que imitan y alteran nuestro funcionamiento hormonal y parecen estar al acecho en todas partes: en los envases de nuestros alimentos, muebles, productos de limpieza, materiales de construcción, agua potable, jardines, cosméticos y mucho más. ¿Hasta qué punto invadieron nuestro mundo estas sustancias químicas no deseadas? El bisfenol A, uno de los principales alteradores endocrinos, a menudo denominado BPA, se encontró en el 90 por ciento de los recién nacidos analizados por el Grupo de Trabajo Medioambiental, ¡junto con otras 230 sustancias químicas!
Lamentablemente, los alteradores endocrinos no son los únicos culpables ambientales probables cuando se trata de rastrear las raíces de la pubertad precoz. Una investigación publicada en el International Journal of Environmental Research and Public Health también asocia metales como el manganeso y el plomo «con la desregulación del sistema neuroendocrino, lo que potencialmente podría favorecer la aparición de pubertad precoz en niños expuestos al medio ambiente».
Ansiedad y estrés en la familia
Una investigación publicada en la revista Emergency Medicine International revela que el papel de la ansiedad en el sistema familiar puede contribuir a la pubertad precoz. Según la investigación, las niñas con pubertad precoz procedían de hogares más pobres caracterizados por divorcios y segundas uniones. Las niñas cuyos padres se divorciaron cuando tenían entre 3 y 8 años corrían un riesgo mayor. El absentismo paterno se considera cada vez más un factor que influye en que las niñas desarrollen una pubertad precoz, dicen los artículos científicos.
«Se demostró que la ausencia de un padre biológicamente emparentado acelera el desarrollo reproductivo», escriben los autores en la revista Journal of Adolescent Health. Hace dos décadas, los investigadores postularon que «cuando las niñas se enfrentaban a condiciones familiares desfavorables para la supervivencia (por ejemplo, relaciones familiares inseguras y carentes de apoyo), resultaba adaptativo alcanzar antes la madurez reproductiva». Desde entonces, numerosos estudios empíricos confirmaron que la ausencia del padre predice una maduración más temprana. Las niñas en hogares con ausencia paterna tienen aproximadamente el doble de probabilidades de experimentar la menarquia antes de los 12 años».
La pandemia del COVID-19
Con su estrés, el aislamiento forzado, el dominio de la comunicación electrónica y los efectos negativos sobre el sueño y la dieta, la pandemia COVID-19 aumentó la aparición de la pubertad precoz.
Según una investigación publicada en la Revista Italiana de Pediatría, «debido a los largos periodos de cierre de las escuelas, las restricciones en las actividades y los cambios en la dieta y los patrones de sueño, es de esperar un aumento en la frecuencia de la obesidad infantil», escribieron los autores.
«Durante el cierre, los niños no solo estaban fuera de la escuela, sino que también se enfrentaron a severas restricciones a sus rutinas físicas diarias, y en este período de inactividad, era inevitable que hubiera un aumento en el tiempo de pantalla. Cuando se combinan todos estos factores, no es difícil predecir que la situación podría provocar un rápido aumento de peso».
Efectivamente, escribieron los autores, «el inicio de la pubertad se adelantó en el periodo pandémico en comparación con el año anterior».
Un fenómeno similar de aumento de la pubertad precoz se observó durante la pandemia en Corea y en la India.
Los expertos opinan
La Dra. Jeanne Stolzer, profesora de desarrollo infantil y adolescente en la Universidad de Nebraska, compartió sus opiniones con The Epoch Times. «Creo que la pubertad precoz que estamos presenciando se debe probablemente a una convergencia de variables. Sin embargo, creo que los investigadores deben analizar dos variables clave: El uso de pantallas y las vacunas COVID. También creo que la falta de luz solar y de actividad física pueden ser factores contribuyentes».
«Aunque en este momento no se conocen del todo los múltiples efectos de la melatonina en el sistema gonadal humano, sí sabemos que el uso de pantallas afecta claramente a los niveles de melatonina», afirma. «Los datos indican que la melatonina afecta a la oxitocina, la vasopresina y una plétora de hormonas del crecimiento, por lo tanto, la pubertad precoz puede muy bien estar relacionada con el aumento del tiempo de pantalla, ya que el tiempo de pantalla interrumpe la producción de melatonina».
Los investigadores también deben estudiar la correlación entre las vacunas y la pubertad precoz, observa Stolzer, «ya que los datos preliminares sugieren que los ciclos menstruales se vieron afectados negativamente por la vacuna COVID. Es lógico que la edad de la pubertad también se vea afectada».
Un estudio, publicado en el International Journal of Clinical Practice en octubre, concluía que «la infección y la vacunación con COVID-19 pueden afectar al ciclo menstrual en las mujeres».
En un reciente artículo publicado en la Revista Internacional de Sociología de la Familia, Stolzer escribió: «A pesar de los datos científicos que demuestran la multitud de efectos negativos asociados al tiempo frente a la pantalla, su uso está aumentando exponencialmente en todo el mundo debido, en parte, a la pandemia».
Sin embargo, se lamenta Stolzer, «mientras se siguen publicando en todos los continentes pruebas científicas que confirman los efectos negativos asociados al tiempo frente a la pantalla, las escuelas, desde los centros preescolares hasta las universidades, están documentando aumentos significativos en el uso del tiempo frente a la pantalla por parte de los estudiantes».
Stolzer afirmó que los niños «necesitan grandes cantidades de luz solar directa y una actividad física rigurosa al aire libre para que su desarrollo sea óptimo». Como consecuencia directa de la pandemia, el acceso al aire libre se vio gravemente limitado en muchas comunidades, lo que dificultó exponencialmente los procesos de desarrollo».
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