Ni México, ni ningún otro país tienen “fundamento” jurídico o “ánimo” de detener al líder venezolano Nicolás Maduro fuera del territorio de su nación, en medio de las reiteradas acusaciones en su contra de parte de la justicia de Estados Unidos, observan analistas.
Maduro viajó el fin de semana pasado a México para participar en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Se trató de su primera salida al extranjero luego de que, en 2020, el Departamento de Estado, el de Justicia y la agencia antidrogas estadounidenses solicitaran su captura por presunta responsabilidad en cargos de narcotráfico y corrupción.
El líder chavista participó sin inconvenientes migratorios en la reunión de presidentes regionales, si bien los Gobiernos de Paraguay y Colombia recriminaron su presencia en el evento en suelo mexicano.
Maduro no tiene a su nombre orden alguna de captura internacional ni una condena firme por parte de tribunales locales o extranjeros que demanden su arresto dentro o fuera de Venezuela, aclara el especialista en relaciones internacionales y docente universitario Lauren Caballero.
“Más allá de que ciertos tribunales de un Estado en particular hayan solicitado la captura de Maduro o haya una recompensa, no hay fundamento desde el punto de vista de la justicia internacional para proceder a una acción de este tipo, que implicaría la captura de un presidente en ejercicio en un tercer país”, comenta Caballero en conversación con la Voz de América desde Venezuela.
Considera que los debates sin fundamento en redes sociales han generado “confusión” sobre la presunción de que Maduro es un prófugo internacional.
Cree que, en caso de su detención, habría “consecuencias muy graves” y violaciones de soberanías y tratados internacionales de parte de Estados Unidos o aliados que decidan arrestarle con base en las acusaciones norteamericanas.
Dice no conocer de precedentes de arrestos en un tercer país de gobernantes en ejercicio, autócratas o no, pues detenciones como las del chileno Augusto Pinochet, en Inglaterra, en 1998, y del peruano Alberto Fujimori, en Chile, en 2005, ocurrieron años luego de haber abandonado sus cargos.
En organismos de cooperación interpolicial, como la Interpol, no existe una notificación roja contra Nicolás Maduro. “Queda clarísimo que Maduro es jefe de Estado de su país. Sería un gravísimo error acometer una operación de ese tipo. Quien la lleve a cabo tendría mucho más que perder que ganar”, dice.
¿Desafío a Estados Unidos?
Benigno Alarcón Deza, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela (UCAB), apunta que la salida de Maduro del territorio venezolano para participar en la cumbre de la CELAC es una especie de “desafío” a Estados Unidos.
“Es poco una manera de decir: no tengo miedo, aquí estoy”, afirma el analista a la VOA, agregando que Maduro debe haberse sentido “seguro” al ir a México.
Aunque no se conocía previamente la participación del líder chavista, Alarcón Deza no descarta que antes del viaje se hayan dado “conversaciones”, “preparativos” y “garantías” a su seguridad de parte del Gobierno mexicano.
“Estando allí, creo que hay cosas que le salieron bien y hay otras que le salieron mal”, por ejemplo, los comentarios de presidentes como el paraguayo sobre su legitimidad, agrega Alarcón. Ante Maduro, el presidente Mario Abdo Benítez advirtió que su presencia en la cumbre regional no representaba un reconocimiento a su régimen.
“No hay ningún cambio de mi gobierno y creo es de caballeros decirlo de frente”, dijo ante el líder venezolano.
Y es precisamente reconocimiento internacional lo que buscaría el líder venezolano en estos espacios, expone el especialista.
“Busca desafiar a Estados Unidos. Busca escenarios donde pueda buscar reconocimiento como gobernante, y escoge aquellos escenarios donde, obviamente, el peligro, la posibilidad de ser arrestado, se reducen al mínimo”, concluye Alarcón.
El Departamento de Estado de Estados Unidos reiteró su oferta de recompensa por 15 millones de dólares a cambio de información que derivara en el arresto de Maduro justo cuando el líder venezolano se encontraba en México.
«Maduro, desesperado por legitimidad en la CELAC y sale trasquilado: no tiene ni tendrá reconocimiento», aseguró, por su parte, el líder opositor venezolano, Juan Guaidó, este fin de semana, al hacer referencia a la intervención de Abdo Benítez.
Inmunidad en México y la ONU
Giulio Cellini, abogado, consultor político y docente de derecho público internacional en Venezuela, recuerda que México reconoce a Maduro como presidente de su nación y lo recibió acorde con tal investidura.
“Las inmunidades son reconocidas y respetadas por el Estado mexicano. Por lo tanto, no era posible que se produjera ningún tipo de acción contraria al respeto de las inmunidades que como presidente de la República tiene”, opina Cellini, también asesor del poder legislativo, en conversación con la Voz de América.
Dice no notar “ánimo general” de la comunidad internacional para detener en escenario alguno a Maduro. Hacerlo, considera, sería lo mismo que “abrir la posibilidad a consecuencias en el orden internacional, que México no está dispuesto a hacer. Difícilmente otro país esté dispuesto a hacer una acción de esa naturaleza, que reviste una importancia grande. Es difícil”, apunta.
Esa inmunidad que reviste a Maduro como presidente venezolano tendría vigencia aún en la ciudad estadounidense de Nueva York, donde está la sede de las Naciones Unidas y en la que esta semana se celebra su asamblea general.
Caballero, por su parte, explica que el acuerdo fundacional de la ONU establece que sus espacios en Nueva York son considerados un territorio regido por las leyes y los tratados internacionales.
“Un tratado le da esa condición: no se puede tocar a ninguno de los delegados, ni tampoco se le debería negar la posibilidad de que algún enviado diplomático de algún Estado ingrese al territorio con el objetivo de hacer algún tipo de actividad en la sede de la ONU”, dice.
El especialista acota, sin embargo, que las autoridades estadounidenses han adoptado acciones migratorias en el pasado contra funcionarios extranjeros que viajan allí a ejercer sus roles en el marco de actividades de las Naciones Unidas.
Hasta el cierre de este reportaje, no existía información oficial sobre la asistencia de Maduro a la asamblea de las Naciones Unidas, en Nueva York. Su canciller Félix Plasencia sí se encontraba en la ciudad estadounidense.
El líder venezolano expresó en agosto su deseo de acudir a la cita, en la que no participa desde hace tres años, antes de que la oposición lo acusara de usurpar el poder y anunciara la constitución un gobierno paralelo e interino.
“Este año vamos a Nueva York, ¿verdad? El discurso en la ONU (…) Preparados, nos vamos por tierra, mar o por aire. Llegaremos allá”, manifestó entonces.
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