Aunque el asma afecta a casi 340 millones de personas en todo el mundo, todavía no hay cura. Con frecuencia la enfermedad respiratoria se desarrolla en la infancia y puede causar «ataques» de asma cuando los pulmones se inflaman y las vías respiratorias se estrechan, causando sibilancias y dificultad para respirar. Estos ataques son causados por un número de factores, incluyendo la contaminación, los alérgenos y el tabaquismo.
La condición se trata a menudo inhalando una droga broncodilatadora llamada beta-agonista, como el Ventolin. Durante un ataque de asma, los inhaladores administran el beta-agonista en las vías respiratorias. Esto hace que los músculos de las vías respiratorias se relajen, permitiendo que el paciente respire más fácilmente. Pero este tipo de medicamento no funciona muy bien para todas las personas y para tratar estos ataques de asma aguda existen otras opciones limitadas de medicamentos que se pueden usar.
Sin embargo al investigar los beneficios para la salud de comer pescado «graso» como el salmón y la caballa, encontramos algo sorprendente: los ácidos grasos omega-3 (que normalmente se encuentran en estos pescados en altos niveles), y más directamente los medicamentos que imitan algunas de las acciones de los ácidos grasos omega-3, podrían potencialmente ser usados para ayudar a tratar el asma.
Los ácidos grasos omega-3 tienen muchos beneficios para la salud y generan estos beneficios de varias maneras, incluyendo la limitación de la inflamación. Esto sucede cuando los omega-3 interactúan y estimulan una proteína llamada «receptor 4 de ácidos grasos libres«. Esta proteína está presente en la superficie de ciertas células que controlan la cantidad de azúcar en nuestra sangre. Como el elevado nivel de azúcar en la sangre se asocia a menudo con la diabetes, los medicamentos que activan el receptor 4 de los ácidos grasos libres se han considerado como un posible nuevo tratamiento para la diabetes de tipo 2.
Una de las alegrías de ser un científico investigador es que las observaciones fortuitas pueden conducir a nuevos conocimientos en áreas completamente diferentes a las que se estudiaron inicialmente. El receptor 4 de los ácidos grasos libres se encuentra normalmente en el intestino y en los glóbulos blancos. Pero cuando nuestro equipo examinó dónde más en el cuerpo podría estar localizado, nos sorprendió encontrar grandes cantidades del receptor en los pulmones tanto de ratones como de humanos. Razonamos que si estaba allí, debía tener un trabajo que hacer.
Tratamiento del asma
Dado el gran número de receptores de ácidos grasos libres 4 en los pulmones, nos preguntamos si los proto-medicamentos (químicos sintéticos que activan el receptor de ácidos grasos libres 4) funcionarían tan bien como los beta agonistas para abrir las vías respiratorias y también podrían reducir la inflamación en los pulmones.
Primero probamos estos químicos tanto en ratones vivos como en muestras de tejido pulmonar. Inicialmente, encontramos que los activadores del receptor de los ácidos grasos libres 4 efectivamente abrieron las vías respiratorias que se habían estrechado en los pulmones de los ratones. En cambio en los ratones cuyo ADN alteramos para que no tuviera el receptor 4 de ácidos grasos libres, estos proto-medicamentos no funcionaron.
Entonces quisimos saber si estos compuestos también funcionaban eficazmente si inducíamos un estado similar al asma en los ratones. Lo hicimos haciéndoles respirar el ozono contaminante del aire, o haciéndoles inhalar el humo del cigarrillo. Se sabe que ambas cosas inducen ataques de asma en los humanos. Una vez más, vimos que en los ratones que tenían el receptor 4 de ácidos grasos libres, los proto-medicamentos abrieron las vías respiratorias. No tuvieron ningún efecto en los ratones que no tenían el receptor.
Por supuesto, los ratones no son humanos, y para que nuestras observaciones iniciales tuvieran el potencial de apuntar hacia un nuevo tratamiento para el asma y otras enfermedades que afectan a las vías respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, necesitábamos mostrar que el receptor 4 de los ácidos grasos libres también está presente en los pulmones humanos.
Usando muestras de tejido de los pulmones humanos, encontramos que el receptor 4 de ácidos grasos libres también estaba presente y que los proto-medicamentos que activan el receptor eran capaces de relajar el pulmón humano y las vías respiratorias.
Ahora, necesitaremos mostrar que tales tratamientos son igualmente efectivos en el tejido de las vías respiratorias de pacientes que sufren de asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, u otras enfermedades relacionadas. Necesitaremos mostrar que podemos producir versiones mejoradas de los proto-medicamentos que serán seguros para su uso. También será necesario demostrar que serán eficaces para aliviar la broncoconstricción que deja a las personas luchando por respirar.
Todas las posibilidades son interesantes, considerando que empezamos por preguntarnos por qué comer una porción de salmón para la cena podría ser bueno para usted.
Graeme Milligan es un profesor Gardiner de bioquímica y decano de investigación en la facultad de medicina, veterinaria y ciencias de la vida de la Universidad de Glasgow en Escocia, y Andrew Tobin es un profesor de farmacología molecular en la Universidad de Glasgow. Este artículo se publicó por primera vez en The Conversation.
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