El Ayuntamiento de Praga, liderado por el Partido Pirata, le ha dicho «no» a China y se ha lanzado a un pulso en el que ha puesto los derechos humanos por encima de las promesas de inversiones y de las amenazas de represalias de parte de Beijing.
«Está claro que el chantaje es una herramienta estándar de la República Popular China», cuenta a Efe Zdenek Hrib, alcalde de la ciudad desde noviembre de 2018, al denunciar las presiones de Beijing ante varias decisiones de su Ayuntamiento, y que provocaron que el pasado octubre se rompiera el hermanamiento entre las dos capitales.
El pulso comenzó nada más ocupar la alcaldía, como jefe de un tripartito liderado por el Partido Pirata, al rechazar la exigencia del embajador chino de expulsar de la ciudad al representante diplomático de Taiwán, cuya soberanía reclama China.
Ruptura con Beijing
De hecho, el Ayuntamiento exigió que del acuerdo de hermanamiento con Beijing se eliminara el párrafo que reconoce «una sola China», uno de los pilares de la política exterior del gigante asiático y que implica que sólo hay una nación soberana con ese nombre, negándosela así a Taiwán, oficialmente República de China.
En cambio, el Gobierno checo, liderado por el magnate populista Andrej Babis, sí reconoce el principio de «una sola China».
China respondió cancelando el año pasado las giras en el país de varias orquestas musicales checas.
«Quisieron que la Filarmónica de Praga firmara un compromiso por el que se desvincula de las actividades de la ciudad de Praga. Era una forma de vejación y ellos lo rechazaron», denuncia el alcalde.
Otra represalia ha sido que la aerolínea Hainan Airlines ha anunciado la cancelación, a partir de marzo, del vuelo directo entre Praga y Beijing.
Hermanamiento con Taiwán
El hermanamiento entre Beijing y Praga, que llevaba dos años en vigor, quedó oficialmente roto en octubre.
Insistiendo en ese desafío, el pasado enero Praga firmó un acuerdo de hermanamiento con Taipéi, la capital de Taiwán, una ciudad a la que Hrib pone como «modelo» de gestión eficaz y de aplicación de las nuevas tecnologías.
Hrib, que realizó parte de sus estudios de medicina en Taiwán, fundamenta su posición respecto a China en dos argumentos: el respeto a los derechos humanos y la poca fiabilidad de las promesas de inversión de China.
El alcalde acusa al régimen chino de ejecutar «la extracción forzosa de órganos de personas minorías étnicas o religiosas para el trasplante» en campos de concentración de Xinjiang, algo que, asegura, queda «fuera del límite de lo aceptable en una sociedad».
«Hay países donde te quitan uno o los dos riñones y no te piden permiso. Y uno de esos países es, a todas luces, China», afirma.
Promesas incumplidas
En cuanto a la expansión de empresas chinas en el mundo, el edil opina que no se trata de inversiones, sino de «adquisiciones de empresas existentes».
«Este es el motivo por el que la percepción de China, como inversor potencial de calidad, ha cambiado», asegura Hrib.
Un representante de Taiwán en Praga, por su parte, afirma que las inversiones de la isla china en la República Checa son muy superiores a las de la China socialista.
«Las inversiones taiwanesas son cuatro veces mayores que las chinas y han creado cinco veces más puestos de trabajo», asegura Andy W.M. Tseng, director de la Oficina Económica y Cultural de Taiwán en la capital checa.
El analista checo Jiri Pehe agrega otro aspecto al debate y asegura que el alcalde ha asumido el legado de Vaclav Havel (1936-2011), el primer presidente de Checoslovaquia, y luego de República Checa, tras la caída de la dictadura comunista, y un ferviente defensor de los derechos humanos y las libertades.
En 1990, ya como jefe del Estado, recibió oficialmente al Dalai Lama, el líder tibetano en el exilio, acabando así con la tradicional postura de la Checoslovaquia comunista de aceptar la ocupación china del Tíbet.
Según Pehe, el alcalde de Praga «renueva los valores de Vaclav Havel» con esta posición política.
Ayuntamiento contra presidente
La postura del Ayuntamiento ha provocado las críticas del presidente checo, Milos Zeman, un gran defensor de que República Checa se integre en la estrategia china de aumentar su presencia en Europa, bajo la expectativa de recibir inversiones.
«El Gobierno de Praga, con estos pasos claramente ideológicos (hacia Taiwán), esconde su incapacidad de administrar la capital con eficacia. En política internacional, los pactos se respetan», denuncia el portavoz de la Presidencia, Jiri Ovcacek, sobre el fin del acuerdo de hermandad con Beijing.
«La decisión del consistorio praguense daña inútilmente las relaciones checo-chinas. Y este sinsentido aumenta al observar la postura de otros estados miembros de la UE, que tratan de cooperar con China», añade.
El propio Zeman, que recibió en 2016 con gran pompa a su homólogo chino, Xi Jinping, estima en 3800 millones de euros las potenciales inversiones chinas que podrían llegar, pero esa cifra sigue, de momento, muy lejos de la realidad.
Manipulación mediática
En ese contexto, Hrib denuncia también que China ha emprendido una campaña de manipulación mediática para mejorar su imagen pública en la República Checa.
«Hace poco, la prensa publicó que la empresa Home Credit creó una red de políticos y periodistas para mejorar la imagen de China y organizar sesiones informativas para la oposición en el Ayuntamiento», denuncia.
El alcalde critica que esa empresa, propiedad de un grupo checo con intereses económicos en China, «influya en la opinión pública en favor de una dictadura comunista y financie a políticos».
El alcalde también recuerda que las autoridades checas ya advirtieron en 2018 sobre el peligro de seguridad que representa para la red de telefonía móvil 5G la presencia en el sector de empresas chinas como Huawei y ZTE, por sus especiales vínculos con el gobierno chino.
El Partido Pirata checo, que se define como liberal de centro, es actualmente la tercera fuerza en intención de voto en República Checa, con el 13,5 %.
Los tres diputados que ganaron en las elecciones europeas de mayo, los 22 que tienen en el Parlamento checo y las docenas de concejales en todo el país, hacen de esta formación la más exitosa de la familia «política pirata» en Europa.
Decenas de personas de 37 países se reunieron durante 4 días en Praga para ayudar a concientizar sobre la persecución a la disciplina espiritual, Falun Dafa.
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