Análisis de noticias
El número de casos de COVID-19 en Estados Unidos está aumentando, remontándose a semanas de condiciones infernales en lugares con brotes más severos como Nueva York y Nueva Jersey. Pero esta vez, menos personas están sucumbiendo a la enfermedad y los números de casos son más altos en Florida, Texas, Arizona y California.
La diferencia indica que el número de casos son bastante lejanos a la historia completa. Dada la gran cantidad de acontecimientos en los últimos meses, los datos actuales apenas son comparables a los datos de los primeros meses de la pandemia. Los datos no solo son inconsistentes con el tiempo, sino también de estado a estado, lo cual socava su validez a nivel nacional.
Hay al menos seis factores que afectan a los recuentos de casos o muertes:
Casos sospechosos
El Consejo de Epidemiólogos Estatales y Territoriales (CSTE), una organización sin fines de lucro, instruyó a las autoridades sanitarias en abril (pdf) que informaran no solo los casos «confirmados» basados en los resultados de las pruebas de COVID, sino también los «casos probables», en los que basta con tener al menos algunos síntomas (como dolor de cabeza y de garganta) y pertenecer a «un cohorte de riesgo» o tener algún riesgo de contacto previo con otras personas positivas para COVID-19, como «ser residente en una área de transmisión comunitaria sostenida y continua».
Algunos estados aclaran en sus páginas web especializadas cuántos de los casos y muertes locales han sido confirmados por pruebas de laboratorio y cuántos han sido determinados por otros métodos. Otros estados no lo hacen.
Los enfoques inconsistentes pueden ser causados en parte por la guía cambiante de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)s.
«Durante un tiempo, los CDC pidieron a los estados que contaran los casos probables entre los recuentos generales de casos, hospitalizaciones y muertes. Mas recientemente, los CDC han pedido a los estados que vuelvan a separar eso», dijo Av Harris, portavoz del Departamento de Salud Pública de Connecticut (CDPH), en un correo electrónico a The Epoch Times.
The Epoch Times contactó a los departamentos de salud en 37 estados. Entre los que respondieron, todos excepto Georgia, Maine, Carolina del Norte y el Distrito de Columbia confirmaron que ellos actualmente publican tanto las muertes confirmadas como las «sospechosas» o «probables» para COVID-19. Todos, excepto Arkansas, también lo indican en sus páginas web sobre COVID.
«Las muertes probables por COVID-19 son rastreadas por los epidemiólogos pero no se reportan públicamente», dijo Nancy Nydam, miembro del personal del Departamento de Salud Pública de Georgia, en un correo electrónico a The Epoch Times.
El estado de Louisiana reporta las muertes probables por COVID, pero las enumera por separado y no las incluye en sus totales de muertes por COVID reportadas públicamente. Sin embargo, en los totales nacionales, los CDC incluyen las muertes probables en las cifras de Louisiana.
Las muertes probables por COVID se definen generalmente como personas que murieron mientras sufrían de síntomas similares a los de la COVID, pero que no se les realizó la prueba para detectar el virus. Si bien la COVID parece ser actualmente la enfermedad por coronavirus dominante, comparte síntomas con otras enfermedades virales que pueden haber causado al menos algunos de los casos sospechosos.
«Si alguien que cumple con la definición de casos del CSTE muere, entonces, en general, se cuenta como una muerte por COVID-19», explicó Danyelle McNeill, portavoz del Departamento de Salud de Arkansas.
«Sin embargo, la COVID-19 debe ser un factor contribuyente. Si alguien con COVID-19 muere en un accidente de auto, por ejemplo, no se contaría como una muerte por COVID-19», añade McNeil.
Pero diferentes estados han adoptado este enfoque en diferentes momentos y no está claro cuánto tiempo ha pasado desde que cada uno agregara los casos sospechosos y las muertes a sus datos.
Nueva York, por ejemplo, añadió más de 3000 muertes sospechosas por COVID a sus datos. Nueva Jersey añadió cerca de 2000.
La toma de decisiones sobre las muertes sospechosas por COVID puede ser una arma de doble filo: los funcionarios pueden atribuir erróneamente las muertes por COVID a otras causas. El problema puede resolverse haciendo pruebas de COVID, pero no está claro hasta qué punto los estados lo han hecho. El 15 de junio, los CDC emitieron una guía para que todas las personas sospechosas de morir por COVID sean examinadas.
Además, los datos son un trabajo en progreso, y a veces los casos se clasifican erróneamente. Hace poco, Carolina del Norte eliminó 10 muertes del recuento de COVID luego de determinar que fueron causadas por otros factores.
Anticuerpo positivo
Al menos algunos estados incluyen en sus totales de casos a las personas que han dado positivo a los anticuerpos contra el coronavirus. Las personas desarrollan los anticuerpos pocas semanas después de infectarse y los retienen durante meses. Contarlos en los totales actuales distorsiona el panorama porque pudieron haber tenido la enfermedad semanas o meses antes. En ese caso, probablemente ya no estén infectados y tienen poco que ver con el estado actual de la pandemia.
Arizona ha experimentado un aumento masivo de casos. Más del 22 por ciento de sus pruebas fueron pruebas de anticuerpos, según indica la página web de datos sobre COVID del estado. Florida también cuenta con pruebas de anticuerpos, que comprenden cerca del 11 por ciento del total de pruebas, de acuerdo a su página web de datos sobre COVID. Texas también cuenta las pruebas de anticuerpos, aunque representan menos del 8 por ciento del total de pruebas, de acuerdo a su página web sobre COVID.
Asimismo, Florida ha tenido un problema con algunos pequeños laboratorios privados que no reportan los resultados negativos a las autoridades estatales. Esto ha llevado a que los índices de pruebas positivas de esos laboratorios se hayan inflado, a veces hasta el 100 por ciento, informó Fox 35.
Muertes «por» COVID
Al menos algunos estados cuentan las muertes de las personas que han dado positivo en las pruebas de muertes por COVID, aunque las personas hayan muerto por otras causas.
A veces, la causa principal de la muerte no está clara porque el paciente sufría de múltiples condiciones. En otras ocasiones, la razón claramente no era el virus.
El estado de Washington ha contabilizado todas las muertes de personas que dieron positivo en las pruebas de COVID. Desde el mes pasado, prometió «trabajar en los cambios para dar un mayor contexto a los informes de muertes y reportar los recuentos de muertes que reflejen las muertes en las que COVID-19 causó o contribuyó a la muerte», dice su página web de datos sobre COVID. Por esta razón, eliminó 65 muertes. Entre esas 56, hubieron «muertes naturales no relacionadas con COVID-19» y el resto fueron suicidios, homicidios y accidentes, según el informe del Departamento de Salud del Estado de Washington el 14 de julio (pdf).
En Colorado, un médico forense local se opuso a que las autoridades sanitarias del estado clasificaran la muerte de un hombre como COVID-19 luego de que el forense determinara que el hombre tenía el doble de la dosis letal de etanol en su cuerpo y que claramente había muerto por intoxicación por alcohol.
Una investigación de CBS4 encontró al menos otros tres casos en el estado donde las muertes se contabilizaron como COVID-19, a pesar que los médicos tratantes determinaron otras causas.
En su página web, el Departamento de Salud de Colorado informa tanto «muertes entre los casos» como «muertes por COVID-19». Pero en los datos nacionales, los CDC solo usan la cifra más alta, «muertes entre los casos».
Hay una situación similar en Connecticut. A pesar de ser uno de los estados más pequeños, ha reportado la octava cifra más alta de muertes por COVID, con más de 4300. Cerca del 20 por ciento de ellas están marcadas como «probables». Pero incluso algunos de los casos «confirmados», pueden no haber sido causados por COVID, indicó Harris, el portavoz del CDPH.
«Las muertes asociadas a la COVID son aquellas en las que el individuo dio positivo cerca del momento de la muerte. Esto no es una indicación de la causa de la muerte», dijo.
Dakota del Norte detalla en su página web qué muertes fueron «debidas a COVID-19» y cuáles «indican algo distinto a la COVID-19 como causa oficial de muerte». El estado informa específicamente que su total representa «individuos que dieron positivo y murieron por cualquier causa mientras estaban infectados con COVID-19».
La página web de datos de COVID de Michigan dice que las muertes «confirmadas» por COVID incluyen a personas «que mueren dentro de los 30 días de la infección y su forma de morir está catalogada como natural». Eso sugiere que hay espacio para incluir muertes no relacionadas, pero, incluso en estos casos, es necesario que sea «la enfermedad COVID-19 o SARS-CoV-2 la causa de muerte o una condición significativa que contribuya a la muerte que se incluyó», dijo Lynn Sutfin, portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Michigan.
Pruebas
Un factor importante que determina el número de casos detectados es el número de pruebas. Al comienzo de la pandemia, los kits de pruebas eran escasos y generalmente solo se hacían pruebas a personas con síntomas similares a los de COVID, por lo general cuando eran admitidas a un hospital. Gradualmente, las pruebas se ampliaron a todas las personas sospechosas de estar en contacto con alguien infectado. Finalmente, algunos estados, como California, Nueva Jersey, Kentucky y Tennessee, ahora permiten que cualquier persona se haga la prueba gratuitamente.
Los expertos por lo general creen que ha habido muchas más personas infectadas que las señaladas por las pruebas, posiblemente muchas más. Pero como la mayoría de la gente experimenta la COVID con síntomas leves o sin síntomas, es posible que no se les ocurra hacerse la prueba.
Falso positivo
Dependiendo del tipo de prueba utilizada, hay al menos un pequeño porcentaje de resultados falsos positivos y falsos negativos. Se instruye al personal médico de buscar falsos negativos, por ejemplo, haciendo una prueba doble y sospechando de los resultados negativos en las personas con síntomas. Los falsos positivos, sin embargo, no parecen considerarse un problema, al menos no desde la perspectiva de más vale prevenir que lamentar.
Por ejemplo, las pruebas rápidas desarrolladas por Abbott, populares en Estados Unidos, tienen una tasa de falsos positivos aproximados entre 0 a 3 por ciento, según datos de un laboratorio y dos hospitales presentados a Foundation for Innovative New Diagnostics, una organización sin fines de lucro.
Rastro positivo
Las pruebas pueden detectar en el cuerpo una cantidad de virus que es demasiado baja para causar síntomas o hacer que uno sea infeccioso. Sin embargo, este problema es difícil de cuantificar, ya que parece que no hay datos sólidos sobre la cantidad de virus que se necesita para hacer que uno sea infeccioso.
Los CDC no respondieron a una solicitud de The Epoch Times para comentarios.
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