El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, dijo el sábado que estaba entablando conversaciones urgentes con líderes locales y socios internacionales mientras prometía continuar reuniendo a las fuerzas de seguridad del país a medida que un ataque de talibanes se aproxima a la capital del país, alimentando los temores de un regreso al gobierno islamista radical.
Ghani hizo las declaraciones en un breve discurso televisado luego que los talibanes tomaran una ciudad al sur de Kabul, la cual podría ser usada por el grupo terrorista como trampolín para lanzar un ataque muy temido contra la capital.
«Como su presidente, mi enfoque es prevenir una mayor inestabilidad, violencia y desplazamiento de mi gente», dijo Ghani, y agregó que estaba consultando los próximos pasos con numerosas partes.
“Hemos iniciado consultas, dentro del gobierno, con ancianos y líderes políticos, representantes de diferentes niveles de la comunidad, así como con nuestros aliados internacionales”, dijo Ghani.
No dio señales de responder a la demanda de los talibanes de dimitir como una condición previa para las conversaciones para un alto al fuego y una solución política del conflicto militar de décadas. El presidente dijo que su prioridad seguía siendo consolidar las fuerzas de seguridad y defensa del país para oponerse al bombardeo de los talibanes.
“Se están tomando medidas serias al respecto”, dijo, sin dar más detalles.
Funcionarios afganos dijeron al Associated Press que los talibanes tomaron dos provincias más el sábado y lanzaron un asalto múltiple contra Mazar-e-Sharif, una ciudad importante al norte de Afganistán que estaba siendo defendida por excaudillos.
Ghani viajó a Mazar-e-Sharif el miércoles, donde se reunió con varios comandantes de milicias aliados del gobierno en un intento por reunir las defensas de la ciudad.
Las fuerzas talibanes han capturado franjas de territorio en un ataque relámpago que se produjo luego de que el presidente Joe Biden anunciara un cronograma para la retirada de las tropas estadounidenses a fines de agosto.
Ante el bombardeo de los talibanes, se ordenó al personal de la embajada de Estados Unidos en Kabul que destruyera documentos confidenciales y otros materiales, una medida que se produjo luego de que el Departamento de Estado anunciara que reduciría su personal de la embajada a un pequeño grupo. El Pentágono dijo que desplegaría unas 3000 tropas militares para ayudar en la salida.
El colapso de la seguridad ha llevado a decenas de miles de afganos a huir de sus hogares, y muchos temen un regreso al severo gobierno de los talibanes u otra guerra civil.
Con información de Reuters y el Associated Press.
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