El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, advirtió a los filipinos de que no sigan su ejemplo de aplicarse la vacuna Sinopharm, fabricada en China que aún no ha sido aprobada por el regulador sanitario del país para su uso contra el virus del PCCh.
Duterte, quien pudo obtener la vacuna de Sinopharm a través de un permiso de uso compasivo estando el medicamento aún no aprobado, pidió a la embajada china que devuelva 1000 dosis no utilizadas que fueron donadas por Beijing.
Tras las críticas, Duterte dijo a los filipinos: «No sigan mis pasos».
«Es peligroso porque no hay estudios, podría no ser bueno para el cuerpo. Dejen que sea yo la única persona que la reciba».
Tanto el presidente como su personal de seguridad desataron amplias críticas tras recibir vacunas de fabricación china contra el COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
«Saquémoslas (del país), para que no haya ningún problema», dijo Duterte sobre las dosis de Sinopharm que siguen en el país.
El mandatario, de 76 años, defendió en un primer momento su actuación, según el medio local Rappler, diciendo que se trataba de una «petición personal».
«Lo que se me inyectó, es la decisión de mi médico y todo lo dicho. Esta es mi vida», dijo el controvertido líder, antes de aceptar las críticas vertidas contra él.
«Lamentamos las cosas que nos critican, aceptamos la responsabilidad», dijo. «Lo sentimos, tienen razón, estábamos equivocados».
Filipinas es uno de los países más afectados del sureste asiático, con un total de más de un millón de contagios y más de 16,000 muertos, según ABS-CBN News.
Duterte mencionó que en el futuro China solo debería enviar al país vacunas Sinovac, que han sido aprobados por las autoridades filipinas pertinentes.
El Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico (SAGE) de la OMS considera que las vacunas Sinovac son eficaces para prevenir las infecciones por COVID-19 en adultos (18-59), pero no hay datos disponibles sobre el riesgo de efectos adversos graves, según Reuters. En el caso de las inyecciones de Sinopharm, el grupo muestra «muy poca confianza» en ellas sobre un mismo riesgo en determinados pacientes.
La eficacia de las vacunas fabricadas en China fue cuestionada ya que los datos de sus ensayos carecen de transparencia. El encubrimiento por parte del PCCh de las muertes relacionadas con las vacunas en el país también aumentaron la preocupación de la población.
Una usuaria china apodada Shan Xia Hua Yi Zi reveló que su hermano de 28 años, agente de la policía fronteriza de la ciudad de Shenzhen, en la provincia meridional china de Guangdong, murió el 15 de abril tras recibir dos vacunas de Sinopharm el 11 de enero y el 8 de febrero, respectivamente, según NTD, un medio asociado a The Epoch Times.
Después de publicar en Internet la muerte de su hermano, ella recibió una llamada del empleador de su hermano y de la Autoridad Sanitaria local de Futian, quienes le advirtieron del impacto negativo que podrían tener sus publicaciones. Luego descubrió que sus mensajes habían sido borrados sin previo aviso.
En Hong Kong se publicaron informes de muerte similares en los medios de comunicación locales. El 26 de abril, el Departamento de Salud de Hong Kong informó de que un médico de 63 años había fallecido 10 días después de recibir su segunda dosis de la vacuna Sinovac.
Hasta el 26 de abril, los datos mostraban que se habían producido 24 casos de muerte después de vacunarse en Hong Kong, 20 de los cuales recibieron la vacuna Sinovac, aunque no hay pruebas que sugieran una relación entre sus muertes y la vacuna, informó Apple Daily.
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