El presidente surcoreano, Moon Jae-in, relevó este viernes a tres funcionarios clave en la Administración de cara a reactivar las relaciones con Corea del Norte, que pasan por su peor momento en los dos últimos años.
Moon nombró a Lee In-young, un veterano parlamentario de su formación, el Gobernante Partido Democrático, para ser el nuevo ministro de Unificación, la cartera encargada de las relaciones con el Norte, informó la oficina presidencial en un comunicado.
Lee fue uno de los principales líderes estudiantiles en las protestas prodemocratización que llevaron a la eventual caída de junta militar de Chun Doo-hwan en Corea del Sur.
El nombramiento llega dos semanas después de que el anterior ministro, Kim Yeon-chul, presentara su dimisión a raíz de que Pionyang volara por los aires la oficina de enlace intercoreana inaugurada dos años antes.
Moon también nombró hoy a Suh Hoon, actual director del Servicio Nacional de Inteligencia (NIS), como asesor de seguridad nacional, y al exparlamentario Park Jie-won como nuevo máximo responsable de la agencia de espionaje surcoreana.
Los nombramientos están pendientes de aprobación parlamentaria, aunque el Partido Democrático cuenta con una cómoda mayoría en la Asamblea Nacional tras su aplastante victoria en las legislativas de abril.
El portavoz presidencial, Kang Min-seok, explicó en rueda de prensa que Moon también va a nombrar a Jong-seok, exjefe de su gabinete, y a Chung Eui-yong, actual consejero de seguridad nacional, como asesores especiales en diplomacia y asuntos de seguridad, respectivamente.
A principio de junio, Corea del Norte endureció su discurso al acusar al Gobierno de Moon de permitir el envío de globos con propaganda contra su régimen por parte de activistas en Corea del Sur, algo que parece violar un pacto para rebajar la tensión militar firmado por los dos países en 2018.
Aunque Seúl ha denunciado a estos grupos y activado bloqueos policiales para evitar que repitieran esas sus envíos, Pionyang decidió demoler la oficina de enlace intercoreana, situada en su territorio y considerada un importante símbolo del acercamiento logrado entre ambos vecinos, técnicamente aún en guerra, en 2018.
Los analistas creen que el régimen ha encontrado en estos envíos de globos una excusa para endurecer una estrategia de presión que tiene su origen en el fiasco de la cumbre sobre desnuclearización de Hanói de 2019, donde Washington se negó a levantar sanciones al considerar insuficiente la oferta de desarme de Pionyang.
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