Las fuerzas armadas de Estados Unidos no están actualmente preparadas para ganar una guerra con China por Taiwán, según el miembro de la Cámara de Representantes, Mike Gallagher (R-Wis.).
«Tengo claro que si fuéramos a la guerra en el Estrecho de Taiwán mañana, probablemente perderíamos», dijo el congresista estadounidense, añadiendo que «también tengo claro que el horizonte de amenazas para el escenario de Taiwán se acerca cada día más».
Gallagher, quien sirvió anteriormente como oficial de inteligencia de los marines, hizo estos comentarios durante un webinar sobre competencia estratégica, organizado por Project 2049 Institute, un equipo de expertos con sede en Washington dedicado a cuestiones de seguridad en el Indo-Pacífico.
El congresista señaló las tendencias de los juegos de guerra de los últimos años, en los que Estados Unidos sistemáticamente perdió frente a China en las invasiones simuladas contra Taiwán desde la parte continental. También expresó su preocupación por la falta de crecimiento de los activos de poder duro de Estados Unidos, como los buques de guerra.
«Me preocupa mucho que no hayamos construido una armada más grande», dijo Gallagher. «Creo que cada día se ve un equilibrio de poder menos favorable».
Gallagher indicó que los buques y otras capacidades que el Pentágono está presupuestando en la actualidad son importantes, pero no estarán construidos y mucho menos listos para luchar, para 2025 o 2026. Mientras tanto, algunos oficiales militares estadounidenses han expresado su preocupación por la posibilidad de que una invasión china a Taiwán se produzca en ese plazo.
Por ello, según Gallagher, Estados Unidos debería considerar la reutilización de los recursos existentes y trabajar para desplegar con mayor eficacia las fuerzas clave en el Indo-Pacífico.
«Lo que tenemos que hacer es encontrar formas de aumentar rápidamente el poder de combate en la región con opciones innovadoras que podamos desplegar en los próximos tres a cinco años», dijo el congresista.
El representante sugirió el despliegue de una fuerza dispersa por el Indo-Pacífico, probablemente compuesta en su mayor parte por marines junto con capacidades de misiles de largo alcance, estacionados en lugares como Guam, el atolón de Midway y quizás incluso Palau.
Según Gallagher, tener un poder duro en la región es necesario para proyectar poder blando en el exterior. Pero el Pentágono, en opinión del legislador, no tiene un sentido de urgencia sobre la situación con Taiwán y en cambio está a punto de dar un «enorme paso atrás» en su enfoque para tratar con China.
A su vez cuestionó la utilidad del concepto emergente de «disuasión integrada» defendido por el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, que se centra en el desarrollo de la interoperabilidad conjunta entre las fuerzas usando tecnologías como la inteligencia artificial, más que en la creación y el mantenimiento de nuevos sistemas de armas.
«Realmente creo que es una palabra de moda que va a ser utilizada como una cortina de humo para encubrir el hecho de que vamos a desinvertir en el poder duro o en la disuasión convencional y poner todos nuestros huevos en la cesta de un ‘Tercer Offset tecnológico'», dijo Gallagher.
El «Tercer Offset» fue una estrategia promovida por el Departamento de Defensa de Estados Unidos en 2014 que centró los recursos en la planificación de la investigación y el desarrollo, así como en una mayor cooperación con el sector privado, como métodos clave para mitigar las ventajas de otras grandes potencias como China y Rusia.
Gallagher argumentó que Estados Unidos tendría que desarrollar un enfoque más realista que integre una comprensión completa de las ambiciones globales del Partido Comunista Chino (PCCh), sin sacrificar los objetivos estratégicos a largo plazo por las crisis a corto plazo.
En este sentido, el congresista destacó la importancia de Australia y Japón para garantizar la estabilidad en la región, y se congratuló de las recientes informaciones sobre la presencia de tropas estadounidenses en Taiwán y el entrenamiento de sus fuerzas. A lo cual añadió que habría que seguir trabajando para desarrollar un aparato de mando y control conjunto con Japón y Australia, así como integrar la planificación operativa entre Estados Unidos y sus aliados.
Con todo, Gallagher subrayó que la relación de Estados Unidos con China y la correspondiente situación estratégica no volverán al status quo que existía antes de la guerra comercial que comenzó en 2018. Según Gallagher, el aventurerismo chino simplemente no lo permitiría.
«El secretario general Xi Jinping no nos dejará [volver atrás]», dijo Gallagher. «Cada día es más agresivo».
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