Es probable que Twitter se vuelva aún más restrictivo y parcial políticamente tras la salida de su fundador y director ejecutivo, Jack Dorsey, el mes pasado, según el cofundador y exdirector ejecutivo de Parler, John Matze.
En declaraciones al programa The Nation Speaks de NTD, Matze dijo que espera que la plataforma de redes sociales aplique más políticas que estén en consonancia con su propia «visión de hacia donde creen que se dirige la sociedad», la que no reflejaría necesariamente a sus usuarios.
También espera que la compañía continúe con su pobre desempeño comercial, debido a los años de estancamiento y a una «falta de innovación» en un entorno tecnológico en constante cambio y avance.
Dorsey anunció el 29 de noviembre que dejaba el cargo de director ejecutivo de Twitter, compañía que ayudó a fundar en 2006. Su director de tecnología, Parag Agrawal, es el nuevo director ejecutivo.
Agrawal, que lleva más de una década en la compañía, ha sido el director de tecnología desde 2017.
Justo un día después de la salida de Dorsey, el servicio de redes sociales anunció cambios radicales en la política relativa a compartir fotos o vídeos de personas. A partir del 30 de noviembre, la compañía ya no permite compartir comunicaciones privadas, incluyendo imágenes o vídeos de personas privadas sin su consentimiento.
«Aunque nuestras políticas actuales y las normas de Twitter cubren los casos explícitos de comportamiento abusivo, esta actualización nos permitirá actuar sobre los medios que comparten sin ningún contenido abusivo explícito, cuando publiquen sin el consentimiento de la persona representada», explicó la empresa en una declaración.
«En todo caso, probablemente se volverá un poco más restrictivo», dijo Matze a NTD. «Pero desde su punto de vista, quieren dar forma a una comunidad, que está en línea con, supongo, su visión de hacia dónde creen que se dirige la sociedad. Sus nuevas políticas y declaraciones están completamente en línea con eso, lo que significa que uno puede esperar cosas como que tomen partido en ciertas discusiones políticas o sociales, que es lo que ya han hecho en el pasado».
Hunter Biden y New York Post
Matze señaló que Twitter censuró fuertemente un artículo del New York Post sobre Hunter Biden, hijo del entonces candidato presidencial demócrata, Joe Biden, poco antes de las elecciones.
El artículo afirmaba que el contenido de un disco duro de un ordenador abandonado que supuestamente pertenecía a Hunter sugería que cuando formó parte del consejo de administración de la empresa energética Burisma, éste habría utilizado la influencia de su padre, entonces vicepresidente, para hacer lucrativos tratos con grandes compañías de Ucrania y China.
«Si uno vuelve atrás y mira la historia de Hunter Biden con New York Post y cómo, antes de las elecciones, las últimas elecciones presidenciales, se decide como censurar esa historia, ya saben qué estaba causando en sus mentes, yo supongo que daño, porque podría perjudicar a un candidato político que creo que les gustaba», dijo Matze.
«Y por eso, verán que cosas como esa ocurrirán más en el futuro. No sé si esto es un gran cambio», dijo sobre la renuncia de Dorsey. «Creo que sólo lo parece desde mi perspectiva(…) Obviamente no tengo conocimiento por dentro de Twitter, pero podría decir que esto parece que será más de lo mismo, uno va a ver más restricciones en el discurso y va a ver más o menos el mismo tipo de falta de rendimiento de una empresa que se ha estancado durante seis años más o menos. No estoy tratando de ser ofensivo con ellos ni de decir nada malo sobre ellos, particularmente, sólo estoy tratando de ser realista, esto es lo que vamos a ver».
Matze añadió que las declaraciones y políticas de Twitter en relación con la desinformación tampoco «se basan en la realidad» y son cambiables en función de la visión que la empresa tenga de la sociedad en ese momento.
Twitter debería «centrarse menos en pensar en la libertad de expresión», dijo Agrawall en una entrevista el año pasado. «Nuestro enfoque se basa en tratar de evitar el daño específico que puede causar la información engañosa», añadió.
«Bueno, ellos tienen una definición diferente a la que tiene la mayoría de la sociedad», dijo Matze. «Por eso vemos que políticas y declaraciones como éstas no se basan en la ley ni en los principios de la libertad de expresión. Las vemos arraigadas en sentimientos y emociones y en elementos no tangibles que pueden fluctuar en función de su interpretación de la sociedad en un momento dado».
«Así que es una declaración sin sentido que tiene como objetivo hacer que la gente se sienta bien. Pero la desinformación no puede definirse. Yo creo que la era COVID ha sido una prueba completa de la imposibilidad de definirla, porque cada semana, lo que es o no es desinformación, lo que la ciencia sabe y no sabe, parece fluctuar mucho porque todo es tan nuevo, dijo Matze. «Se podría argumentar que podría ocurrir mucho daño si se transmiten juicios erróneos a la sociedad durante este tiempo, pero ¿cómo lo saben?»
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