El divorcio, un tema que afecta directamente a las familias, fue detallado por el Dr. Tomás Melendo durante una entrevista con The Epoch Times Español en el Congreso Internacional de las familias del pasado fin de semana, en México.
En México, la relación divorcios-matrimonios muestra una tendencia creciente en los últimos 12 años: el aumento fue de 15.1 a 32.9 divorcios por cada 100 matrimonios, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
Debido a la relevancia del tema en México, el Sr. Melendo se dirigió a las parejas que están tomando en cuenta la decisión de divorciarse: “Hay mucho en juego. Está en juego su propia felicidad que se consigue en la misma medida en que se ama más y mejor”.
Tomás Melendo es Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, además de fundador y presidente de Edufamilia una asociación sin ánimo de lucro que trabaja en favor de mejorar la calidad de vida de las familias, con base en Málaga, España.
Un matrimonio, dijo el Dr. Melendo, ya tiene un camino recorrido, ya han avanzado en el camino del amor, y divorciarse de ese encuentro es una mala decisión.
“Sería como empezar de nuevo y el divorcio no soluciona los problemas que normalmente son problemas de cada uno. Entonces no es el cambio de persona, sino el esfuerzo para mejorar uno mismo o una misma, el que puede hacer que ese mismo matrimonio reverdezca y vaya adelante”.
Mencionó que de haber hijos en el matrimonio, tras un divorcio se pierde mucho, ya que no es el afecto lo que se le quita a los hijos sino su modo de vida.
«Es como si les quitaran el piso de los pies, se quedan como en el aire porque es donde se agarraban, lo que los definía, eso es lo que se rompe”.
El Doctor recomienda que cada integrante del matrimonio se vea a sí mismo sean honestos con lo que podría mejorar en la relación y poner todo el esfuerzo ahí.
Durante su conferencia en la CIFAM, el Sr. Melendo aconsejó que de haber un problema dentro del matrimonio, donde uno cree que el otro tiene la mayor parte de la culpa, es importante que la persona se pueda responsabilizar y mejorar. Esto con el fin de poder demostrarle a la pareja el esfuerzo y poder pedirle amablemente que intente cambiar por el bien de la relación.
Compartió también de las ocasiones en que recibe a matrimonios donde uno pone la culpa en el otro: “A veces en tono de broma digo, me he equivocado de pareja porque lo que él cuenta no tiene nada que ver con lo que cuenta ella, parece que son dos matrimonios los que han venido”.
“Si se esfuerza en mostrar cariño, esa es la clave», dijo el escritor, autor de más de 80 libros con temas de la familia, traducidos a varios idiomas, y agregó: «a veces le puede costar, pero al mostrar cariño constante a otra persona ya estará en condiciones de decirle, y ahora tú quizás puedes también un poquito rectificar esta otra cosa, pero siempre empezando por uno mismo a una vez”.
El Dr. Melendo reflexionó también sobre las parejas que viven en unión libre, señalando que estadísticamente existen mucho más rupturas. Asegura que cuando una pareja decide casarse, el matrimonio se convierte en un salvaguarda.
También detalló que al comprometerse en matrimonio, los contrayentes se entregan el uno al otro con toda su capacidad de amar. Surge en la persona algo que es como una especie de virtud, explicó, haciendo a la persona capaz de empezar a amar de un modo radicalmente distinto.
“Esto, insisto, no es fácil de entender pero, ¿cómo crece una persona en generosidad? Haciendo actos de generosidad. Normalmente decimos por repetición actos. Yo digo, son tres elementos. Efectivamente, el número, la densidad, la grandeza de lo que estás entregando», expresó el escritor.
«El hecho de entregarse en el matrimonio, en este sentido, es único. Porque pones en juego toda tu capacidad de amar. Pasada, presente y futura y todo eso se lo entregas a una persona formalmente. Entonces, es con un solo acto. Es tan grande el amor que hay ahí. Aunque uno no se dé cuenta, con un solo acto te modificas”.
El también Filósofo dijo que los cónyuges deben de estar por delante en todo para que una familia funcione, por delante de los hijos, la familia de origen, el trabajo y el dinero, los amigos o las aficiones.
Esta es la clave de una vida cultural armónica y rica. Que cada uno de los cónyuges haga del otro lo que prometieron en el momento en que contrajeron matrimonio. Es el término primario y directo de toda capacidad de amar como varón o como mujer.
«Es como el motor [el matrimonio], como el manantial, que va surgiendo, el amor que une en armonía a todos los miembros de la familia», reflexiono el también filosofo.
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