La producción industrial de EE.UU. cayó en septiembre más de lo esperado, lo que indica la continua debilidad de la actividad fabril del país.
Los datos de la Reserva Federal, publicados el 17 de octubre, mostraron un descenso del 0.3% en la producción industrial, tras un aumento revisado a la baja del 0.3% en agosto. Los analistas pronosticaban una caída menor, del 0.2%, para el mes.
Según la Reserva Federal, el descenso mayor de lo previsto se debió en parte a las perturbaciones causadas por los huracanes Helene y Milton, junto con la huelga de maquinistas de Boeing. El sector aeroespacial sufrió un golpe importante, con una caída del 8.3% en la producción de equipos aeroespaciales y de transporte diversos, lo que arrastró al índice general.
El panorama general también es sombrío: la producción industrial del tercer trimestre bajó un 0.6%. Este dato coincide con otros indicadores recientes que apuntan a la persistencia de los problemas en el sector manufacturero estadounidense.
El último PMI manufacturero global de EE.UU. de S&P, una medida clave basada en encuestas, mostró en septiembre la mayor contracción de la actividad fabril en más de un año. La producción y los nuevos pedidos cayeron bruscamente, impulsados por el debilitamiento de la demanda.
«La encuesta PMI de septiembre trae consigo toda una serie de indicadores económicos decepcionantes sobre la salud de la economía estadounidense», dijo Chris Williamson, economista jefe de S&P Global Market Intelligence, en un comunicado. «Las fábricas registraron la mayor caída mensual de la producción en 15 meses en respuesta a un desplome de los nuevos pedidos, lo que a su vez impulsó nuevas reducciones del empleo y de la compra de insumos, ya que los productores redujeron su capacidad operativa».
El profundo declive del sector manufacturero estadounidense, puesto de relieve por el informe de S&P Global, se vio reforzado por los últimos datos de producción industrial de la Reserva Federal. En septiembre, la producción manufacturera cayó un 0.4% intermensual y un 0.5% respecto al año anterior.
Asimismo, el Instituto de Gestión de Suministros (ISM) informó de una contracción del sector manufacturero estadounidense en septiembre, lo que supone el sexto descenso mensual consecutivo y la vigesimosegunda contracción en los últimos 23 meses. Timothy Fiore, presidente del Comité Empresarial Manufacturero del ISM, señaló que la demanda sigue siendo floja y que las empresas dudan en invertir en capital e inventarios.
La caída en picado del sector manufacturero estadounidense se ha convertido en un tema clave de la campaña presidencial, en la que los dos principales candidatos ofrecen planes para reactivar el sector.
En un discurso pronunciado en Michigan a finales de septiembre, el expresidente Donald Trump prometió «recuperar el poder manufacturero de Estados Unidos», prometiendo aranceles a las importaciones extranjeras y ofrecer a los fabricantes nacionales menores costes energéticos, impuestos y cargas regulatorias.
«Quiero que todos los fabricantes que nos han abandonado se sientan arrepentidos», dijo Trump en un acto celebrado el 27 de septiembre en Warren, prometiendo traer de vuelta a Estados Unidos la producción deslocalizada.
La vicepresidenta Kamala Harris, por su parte, se ha centrado en reforzar los sectores manufactureros críticos. En un discurso pronunciado el 25 de septiembre en el Club Económico de Pittsburgh, prometió créditos fiscales para los fabricantes y más inversión en biomanufactura, industria aeroespacial, energías limpias y tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la computación cuántica. Harris también dijo que debería duplicarse el número de puestos de aprendizaje registrados para contribuir al crecimiento de la mano de obra.
La economía sigue siendo la principal preocupación de los votantes en este ciclo electoral. Una encuesta reciente de Gallup mostró que la economía es el único tema considerado «extremadamente importante» por más del 50% de los votantes registrados.
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