Un profesor de derecho de la Universidad George Mason está demandando a la escuela por su mandato de vacunación, argumentando que ya ha adquirido inmunidad después de recuperarse del COVID-19 y por lo tanto no debería tener que vacunarse.
Todd Zywicki, que cumpliría 24 años dando clases en la George Mason de Virginia, dijo que contrajo el virus del PCCh (Partido Comunista Chino) la primavera pasada. Se sometió a múltiples pruebas de anticuerpos positivas desde que se recuperó, y sugirieron un alto nivel de protección inmunitaria contra el virus.
Zywicki dijo que se ofreció a dar clases en persona el año pasado, pero la política de vacunación de la universidad le dificulta hacerlo este otoño.
«Mi empleador, una institución estatal, exige las vacunas COVID. En mi caso, la vacunación es innecesaria y potencialmente riesgosa», escribió en un artículo de opinión publicado en el Wall Street Journal. «Mis únicas otras opciones son enseñar a distancia o buscar una exención médica que me obligue a llevar una mascarilla, permanecer distanciado físicamente del profesorado o de los estudiantes durante, por ejemplo, las horas de trabajo, y someterme a pruebas semanales».
En George Mason, todos los estudiantes debían presentar una prueba de la vacunación contra el COVID-19 antes del 1 de agosto, excepto los estudiantes que solo estudian por internet y los que tienen una exención médica o religiosa aprobada. El profesorado y los empleados deben recibir al menos una vacuna COVID-19 antes del 15 de agosto y presentar una prueba de vacunación completa antes del 1 de octubre.
Según el sitio web de la universidad, los estudiantes y empleados pueden cumplir el requisito de vacunación recibiendo cualquier vacuna aprobada por la Organización Mundial de la Salud. Esto incluye las vacunas Sinovac y Sinopharm fabricadas en China, cuya eficacia sigue siendo cuestionada.
«Cualquiera que sea el razonamiento de la universidad para respaldar estas vacunas de baja calidad y despreciar la inmunidad natural, está claro que no se sostiene por motivos de salud pública», dijo Zywicki.
Zywicki argumentó además que no solo la vacuna COVID-19 es innecesaria para él, sino que podría ser potencialmente peligrosa.
«Los individuos que se han recuperado del COVID han sido excluidos en su mayoría de los ensayos clínicos de la vacuna, lo que hace que cualquier afirmación sobre la supuesta seguridad para este grupo sea en gran medida especulativa», escribió Zywicki, citando un estudio de marzo de 2021 que sugiere que los supervivientes del COVID-19 son más propensos a experimentar efectos secundarios graves por la vacunación que aquellos que nunca han sido infectados.
En una declaración enviada por correo electrónico, la Universidad George Mason dijo que no tiene comentarios sobre los detalles de la demanda de Zywicki, y agregó que sus decisiones se han guiado por «la información médica y científica actualmente disponible» y las directrices emitidas por las agencias federales y estatales de salud pública.
«Sobre la base de esta información y orientación, creemos que las medidas que estamos tomando protegerán mejor la salud y la seguridad de la comunidad de Mason y permitirán a la comunidad de Mason participar en una experiencia dinámica en el campus en persona», dijo la universidad.
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