GREENFIELD, Iowa—El cielo era azul y el viento soplaba mientras los residentes de la pequeña ciudad de Greenfield, Iowa, trabajaban para limpiar, dos días después de que un destructivo tornado destrozara más de 100 casas en sólo un minuto, se cobrara la vida de cuatro residentes e hiriera al menos a 35 más.
A lo largo de la franja de un kilómetro de longitud, el jueves se oyó el ensordecedor clamor de la maquinaria pesada recogiendo las casas astilladas, los vehículos destruidos y los árboles destrozados. Pero a ambos lados del camino, las pintorescas casas y el césped parecían intactos, y a uno le costaría creer que un tornado con vientos máximos de 175-185 mph (109-115 kph) asoló esta comunidad de 2 mil habitantes.
En la noche del jueves al viernes, se esperaban condiciones climáticas más severas en el Medio Oeste, incluido un tornado que estuvo en tierra durante casi una hora en el suroeste de Oklahoma y posibles tornados en áreas de Iowa que ya estaban dañadas.
Los estragos causados por el tornado del martes en Greenfield se reflejaban en los rostros de las personas que aún no habían asimilado la rapidez con la que quedaron destrozadas sus casas y sus vidas.
Entre los fallecidos se encontraban Dean y Pam Wiggins, según su nieto Tom Wiggins.
El jueves, trató de encontrar alguno de los recuerdos de sus abuelos que quedaron después de que el tornado demoliera su casa, dejando poco más que sus cimientos. Los describió como «increíblemente queridos no sólo por nuestra familia, sino por todo el pueblo».
No muy lejos, Bill Yount estaba limpiando.
«Es como si alguien hubiera cogido una bomba», dijo el Sr. Yount, señalando el terreno—cubierto de madera, escombros, árboles despojados de sus hojas, maquinaria pesada y equipos para limpiar el desastre.
Esperó a que pasara la tormenta en un armario.
«El tejado se levantó y volvió a caer de golpe, y las ventanas saltaron por los aires», relató el jueves. El tornado arrancó el garaje de su casa y dañó las paredes interiores. «Cuarenta segundos cambiaron inmensamente mi vida», dijo.
Una furgoneta negra acabó muy dañada entre su casa y la de un vecino.
«Nadie sabe de quién es», dijo.
Sherri Beitz estaba limpiando afuera, agradecida de que su madre, Ginger Thompson, de 79 años, sobreviviera a pesar de no poder llegar al sótano de su casa porque está en silla de ruedas.
«Estuvo atrapada durante un rato», dijo Beitz. «Fue una situación aterradora, pero lo principal es que ella está bien. La casa se puede cambiar».
«Miras a tu alrededor y sientes una enorme gratitud porque la comunidad no haya perdido más de lo que nosotros perdimos», dijo la Sra. Beitz.
Colton Newbury estaba trabajando en Des Moines cuando se produjo el tornado, a casi 97 kilómetros de su mujer y su hija de 10 meses en Greenfield.
Volvió corriendo y se encontró con que su casa era «un agujero en el suelo», dijo. Su mujer no había oído las sirenas. El Sr. Newbury dijo que su primo corrió a buscar a su mujer y a su bebé, y aguantaron el tornado en el sótano de su primo. Los vientos arrastraron casas enteras, dijo: «Casi todas las casas de la manzana, sólo quedaron en los cimientos».
La gobernadora de Iowa, Kim Reynolds, elogió el jueves la respuesta de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias al solicitar la declaración de desastre para varios condados. Después de examinar la destrucción del martes, el Servicio Meteorológico Nacional determinó que tres poderosos tornados separados esculpieron trayectorias que totalizaban 130 millas (209.21 kilómetros) a través de Iowa, según Donna Dubberke, la meteoróloga a cargo en Des Moines.
La administradora de la FEMA, Deanne Criswell, dijo que su agencia tramitará la solicitud lo antes posible para hacer llegar los recursos —que podrían incluir financiación para viviendas temporales— a quienes se quedaron sin hogar.
Más de 202 casas fueron destruidas por una serie de tornados que arrasaron el estado el martes, dijo Reynolds. La mayoría se encontraban en Greenfield y sus alrededores. El recuento no incluye las empresas u otros edificios destruidos o dañados, como el hospital de 25 camas de Greenfield.
Se espera que el tiempo inestable continúe en el Medio Oeste.
Un tornado estuvo en tierra en el suroeste de Oklahoma durante casi una hora el jueves por la noche, dijo el Servicio Meteorológico Nacional. Hubo informes de algunas casas dañadas, pero no informes inmediatos de heridos, dijo la meteoróloga Jennifer Thompson.
El servicio también había recibido informes de granizo muy grande, algunos del tamaño de pelotas de béisbol, mientras que se produjeron inundaciones repentinas después de que 4 a 6 pulgadas (10 a 15 centímetros) de lluvia cayeran a lo largo del camino de la tormenta durante un período de aproximadamente tres horas, dijo Thomson.
El servicio meteorológico tendrá que investigar para determinar la potencia del tornado y la distancia a la que estuvo en tierra, añadió.
El Centro de Predicción de Tormentas del servicio meteorológico mostró un mayor riesgo de tormentas severas a última hora del jueves al viernes por la mañana para gran parte de Nebraska y el oeste de Iowa, incluyendo áreas donde los tornados golpearon Iowa y vientos huracanados, granizo grande y lluvias torrenciales inundaron calles y sótanos en Nebraska.
Esta última banda de tiempo severo —incluyendo posibles tornados— golpeará Iowa «cuando la gente está durmiendo», advirtió el meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional Andrew Ansorge de Des Moines.
«Debido a los daños que ya hay, no hará falta mucho viento para infligir aún más daños en estas casas», dijo el Sr. Ansorge. «Es sólo un mal negocio todo el camino».
Más tiempo severo también podría llegar el sábado y el domingo en las partes dañadas por la tormenta de Texas, Oklahoma y Kansas.
Con información de Hannah Fingerhut y Margery A. Beck
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