Una nueva ley presentada en la Cámara de Representantes y el Senado pretende impedir que Estados Unidos financie a empresas de biotecnología chinas que puedan suponer un riesgo para la seguridad nacional.
La Ley BIOSECURE impediría a los proveedores de servicios médicos financiados con fondos federales utilizar productos y servicios de empresas biotecnológicas preocupantes, así como firmar contratos con ellas o concederles subvenciones financiadas por los contribuyentes.
La legislación señala a varias empresas chinas importantes con profundos vínculos con el Partido Comunista Chino (PCCh) y su brazo militar, el Ejército Popular de Liberación (EPL). Entre ellas se encuentran las empresas de biotecnología BGI, MGI, Complete Genomics y WuXi Apptec.
El representante Mike Gallagher (R-Wis.), que presentó la versión de la Cámara de Representantes de la legislación, dijo que el PCCh trataría de utilizar los datos genéticos recogidos por estas empresas para promover sus esfuerzos para perjudicar a Estados Unidos.
«El PCCh utilizará sin duda los datos genéticos recogidos por BGI para promover su agresión maligna, incluso para posiblemente desarrollar un arma biológica utilizada para atacar al pueblo estadounidense», dijo Gallagher en una declaración preparada.
«Insto a mis colegas de ambos lados del pasillo y en ambas cámaras del Congreso a apoyar esta legislación bipartidista y bicameral que finalmente toma medidas para proteger a los estadounidenses de actores como BGI».
Estados Unidos subvenciona a «adversarios extranjeros»
La legislación ha recibido un fuerte apoyo tanto de los demócratas como de los republicanos que forman parte del Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre la Competencia Estratégica con el PCCh, que preside el Sr. Gallagher.
Raja Krishnamoorthi (D-Ill.), miembro del Comité Selecto, dijo que el proyecto de ley era vital para los esfuerzos del Comité Selecto para evitar que los mecanismos de financiación de EE. UU. aceleren inadvertidamente la investigación militar china.
«Es inaceptable que el dinero de los contribuyentes estadounidenses se utilice para subvencionar empresas biotecnológicas de nuestros adversarios extranjeros», afirmó Krishnamoorthi.
«Cerrar esta laguna es el primer paso para proteger la bioeconomía estadounidense y nuestra seguridad nacional, y garantizar que nuestros datos genómicos se mantengan a salvo y seguros».
El esfuerzo se produce cuando los expertos advierten que el PCCh está obteniendo una ventaja estratégica significativa a través de su aplicación de la inteligencia artificial a las tecnologías de edición de ADN.
BGI, por ejemplo, vende pruebas prenatales bajo la marca NIFTY, aparentemente diseñadas para permitir a las mujeres detectar problemas de salud en el feto.
Sin embargo, estas pruebas recogen ADN de la mujer embarazada y de su feto, y BGI almacena esa información genética en China, donde el PCCh puede acceder a ella bajo demanda.
El senador Mitt Romney (R-Utah), que participó en la presentación de la versión del Senado del proyecto de ley, dijo que era un paso clave para impedir que el régimen comunista chino explote los datos sanitarios más personales de los estadounidenses.
«No podemos permitir que el PCCh se apodere de la información médica privada de los estadounidenses», declaró Romney.
Numerosas empresas afiliadas al PCCh, entre ellas BGI, también se han visto implicadas en violaciones de los derechos humanos, como la sustracción forzada de ADN de minorías étnicas predominantemente musulmanas en la región china de Xinjiang.
Estas acciones han suscitado el temor de que el régimen pueda utilizar grandes cantidades de información genética para crear nuevas tecnologías de vigilancia autoritaria, o incluso para desarrollar nuevas armas biológicas. Posteriormente, Estados Unidos ha incluido en su lista negra a algunas unidades del BGI por participar en tales esfuerzos.
El representante Seth Moulton (D-Mass.) dijo que los avances en biotecnología podrían tener profundas consecuencias en el desarrollo humano, para bien o para mal, y que ese proceso no debería dejarse a merced de una potencia autoritaria como la China comunista.
«Los avances en biotecnología pueden transformar nuestro futuro, pero no podemos permitir que esta poderosa herramienta sea cooptada con fines malignos por el Partido Comunista Chino», declaró el Sr. Moulton.
«Este es un paso importante en lo que debería ser una estrategia global para contrarrestar el uso indebido de tecnologías críticas y emergentes por parte del PCCh».
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