Hace unos 5000 años, la población del norte de Europa colapsó, diezmando las comunidades agrícolas de la Edad de Piedra en toda la región. La causa de esta calamidad, llamada decadencia del Neolítico, sigue siendo un tema de debate.
Una nueva investigación basada en ADN obtenido de huesos y dientes humanos excavados en antiguas tumbas funerarias en Escandinavia —siete de una zona de Suecia llamada Falbygden, una de la costa de Suecia cerca de Gotemburgo y una de Dinamarca— sugiere que una enfermedad, específicamente la peste, pudo haber impulsado la decadencia del Neolítico.
Los restos humanos procedían de un tipo de tumba megalítica construida con piedras gigantes, llamadas tumbas de paso.
Se estudiaron los restos de 108 personas— 62 hombres, 45 mujeres y una persona no identificada. Dieciocho de ellos —el 17 por ciento—estaban infectados por la peste en el momento de su muerte.
Los investigadores pudieron trazar el árbol genealógico de 38 personas de Falbygden a lo largo de seis generaciones, que abarcaban unos 120 años. Doce de ellos —el 32 por ciento— estaban infectados por la peste. Los hallazgos genómicos indicaron que su comunidad había sufrido tres oleadas distintas de una forma temprana de peste.
Los investigadores reconstruyeron los genomas completos de las distintas cepas de la bacteria Yersinia pestis, causante de la peste, responsables de estas oleadas.
Determinaron que la última podría haber sido más virulenta que las demás e identificaron rasgos que indicaban que la enfermedad podría haberse propagado de persona a persona hasta causar una epidemia.
«Aprendimos que la peste neolítica es un antepasado de todas las formas de peste posteriores», afirma el genetista de la Universidad de Copenhague Frederik Seersholm, autor principal de la investigación publicada esta semana en la revista Nature.
Una forma posterior de este mismo patógeno causó la peste de Justiniano del siglo VI d.C. y la peste negra del siglo XIV que asoló Europa, el norte de África y Oriente Próximo. Dado que las cepas que circulaban durante el declive neolítico eran versiones muy anteriores, es posible que la peste produjera síntomas distintos a los observados en las epidemias de milenios después.
El estudio demostró que la peste era abundante y estaba muy extendida en la zona examinada.
«Esta elevada prevalencia de la peste indica que las epidemias de peste desempeñaron un papel sustancial en el declive neolítico de esta región», declaró Martin Sikora, genetista de la Universidad de Copenhague y coautor del estudio.
«De hecho, parece plausible que el declive observado en otras partes de Europa también se viera afectado de algún modo por la peste. Ya tenemos pruebas de la presencia de la peste en otros yacimientos megalíticos del norte de Europa. Y viendo la prevalencia que tuvo en Escandinavia, yo esperaría que surgiera una imagen similar una vez que estudiemos estos otros megalitos con la misma resolución», añadió el Sr. Sikora.
El Neolítico, o Nueva Edad de Piedra, supuso la adopción de la agricultura y la domesticación de animales en lugar de un estilo de vida itinerante de cazadores— recolectores. El declive demográfico del Neolítico en el norte de Europa se produjo entre el 3300 a.C. y el 2900 a.C. aproximadamente. Para entonces, ya habían surgido ciudades y civilizaciones sofisticadas en lugares como Egipto y Mesopotamia.
Las poblaciones de Escandinavia y el noroeste de Europa acabaron desapareciendo por completo, para ser sustituidas más tarde por pueblos conocidos como los yamnaya, que emigraron desde una región esteparia que abarcaba partes de la actual Ucrania. Son los antepasados de los actuales europeos del norte.
«Hasta ahora se habían sugerido múltiples hipótesis para explicar el declive neolítico: la guerra o la simple competencia con poblaciones relacionadas con la estepa que se hicieron prevalentes tras el declive neolítico,una crisis agrícola que provocó una hambruna generalizada y diversas enfermedades, incluida la peste», explicó Seersholm. «El reto era que sólo se había identificado antes un único genoma de la peste, y no se sabía si la enfermedad era capaz de propagarse dentro de una población de humanos».
Las pruebas de ADN también ofrecieron información sobre la dinámica social de estas comunidades, al demostrar que los hombres solían tener hijos con varias mujeres y que éstas eran traídas de comunidades vecinas. Las mujeres parecían ser monógamas.
«Múltiples parejas reproductivas podría significar varias esposas. También podría significar que los hombres podían encontrar una nueva pareja si enviudaban o tenían amantes», dijo Seersholm.
Por Will Dunham
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