El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó el miércoles un decreto en el que ordena al Gobierno que se apropie de la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, la mayor de Europa, bajo control del Ejército ruso desde marzo.
La planta y las instalaciones adyacentes necesarias para su funcionamiento deben ser de propiedad estatal, señala el decreto presidencial.
Para ello, el Gobierno deberá crear una empresa que se encargue de garantizar la seguridad de las instalaciones, objeto de ataques durante los últimos dos meses de los que se acusan ambos bandos.
Precisamente, por ese motivo, los reactores de la planta fueron apagados el pasado 11 de septiembre, lo que volvió a disparar las alarmas del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Hoy, miércoles, el Ministerio de Exteriores de Rusia ya aseguró que, tras la anexión de la región el viernes pasado, la central se encuentra en territorio nacional, por lo que debe ser controlada por estructuras estatales de este país.
Además, la compañía rusa Rosenergoatom, que creó esta semana una compañía para gestionar su funcionamiento, anunció el nombramiento de un nuevo director para la planta, Oleg Romanenko, antiguo ingeniero jefe de otra planta rusa.
La empresa estatal de energía nuclear ucraniana, Energoatom, denunció el pasado día 1 la detención y desaparición del hasta ahora encargado de la planta, Ihor Muráshov.
El jefe de la central fue finalmente liberado el lunes y «expulsado» a territorio controlado por Ucrania, por lo que no volverá a asumir sus labores en la planta.
El decreto de Putin se publicó poco antes del viaje del director general del OIEA, Rafael Grossi, a Kiev y a Moscú para continuar sus consultas dirigidas a acordar e implementar cuanto antes una zona de seguridad en torno a la central.
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