En Nicaragua, el régimen optó por liberar a 56 líderes opositores que participaron en las protestas contra la dictadura instaurada por Daniel Ortega, las cuales dejaron un saldo de 594 opositores a manos de las autoridades que respaldan al dictador. Sin embargo, crece el temor entre la población, pues la misma ley de amnistía aprobada el fin de semana, le otorgará libertad a los represores.
Además, deja al descubierto que la libertad de expresión, movilización, de prensa, de opinión y asociación todavía no han sido garantizadas, pues los dirigentes salieron de la cárcel, pero deberán seguir cumpliendo su condena en prisión domiciliaria o bajo libertad condicional. Además, en el artículo 3 de la ley de amnistía, se establece que los opositores liberados no podrán manifestarse, de lo contrario volverán a prisión.
Una muestra de la falta de voluntad de Ortega es lo ocurrido con la activista Irlanda Jeréz. Al llegar a su casa después de ser liberada, la dirigente encontró que la propiedad había sido allanada y militarizada. Antes de ser apresada, la gente del dictador ya le había prendido fuego a su negocio. Ortega ataca la vida y propiedad de los activistas.
PanAmPost se comunicó con Óscar Carrión, analista político, exdiputado, opositor al régimen sandinista y miembro del organismo Diáspora Global Nicaragüense (DIASGLONIC) que lucha y defiende a los nicaragüenses exiliados.
¿La liberación de los presos merece festejo total o parcial, hay intereses detrás?
No necesariamente es una celebración total, pero es una celebración importante. Porque recuperamos ese liderazgo y logramos liberarnos de esas prisiones de tortura. De acuerdo con la comisión de inspectores europeos, no son aptas ni para tener a los cerdos.
La amnistía los hace quedar como delincuentes. No ha habido crímenes cometidos por nuestros hermanos presos políticos y héroes nacionales. No estamos contentos con eso.
Creemos que la ley ha sido aprobada en función de generar impunidad para los paramilitares y los asesinos que estuvieron matando al pueblo en demanda de justicia y libertades.
No es una coincidencia y seguramente hay intereses detrás de esta liberación. Entre otras cosas, estaba previsto que el próximo viernes 14 de junio se abordara en el parlamento de EE. UU. la situación nicaragüense, que implicaba someter a sanciones al país y sus gobernantes en caso de no cumplir con el respeto a los derechos humanos.
Y es que están próximos a vencerse los 180 días que exigía la Nica Magnitsky Act, aprobado por el Congreso de EE. UU. para garantizar la libertad, institucionalidad, Estado de derecho y elecciones democráticas en Nicaragua.
Al liberar a los presos, Ortega logró frenar las sanciones del Departamento del Tesoro.
Ortega no reconoce la cifra de muertos, ¿hay garantía de que reconocerá a los presos?
Todavía hay 89 presos que el régimen no reconoce como reos políticos. Simplemente por levantar una bandera, demandar libertad y justicia, nuestros hermanos estuvieron y están presos.
Ortega no reconoce la cifra de muertos, cree que es un golpe de Estado fracasado. Pero la OEA, el grupo de los 12 y organismos internacionales han determinado taxativamente que en Nicaragua nunca hubo un intento de golpe de Estado. Ese fue el nombre que le puso Ortega para ejecutar una masacre.
Ya el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) determinó que había más de 300 muertos, cifra reconocida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Ahora que el ejecutivo y el legislativo están a cargo del mismo partido, ¿se puede contar con una justicia independiente?
Ortega replica el modelo cubano que concentra los poderes del Estado en un solo poder. Tiene en su poder el Ejecutivo y el Legislativo, tiene el Judicial y también los poderes electorales, al igual que todas las instituciones que se supone deben ser descentralizadas.
Tiene al Ejército bajo sus órdenes y al servicio público dispuesto a acusar y condenar a nuestros hermanos.
Al igual que en los años 80, tomó el poder del ejecutivo robando los procesos electorales. Por eso no permite observación internacional ni adelantar las elecciones.
No hay justicia desde hace muchos años. No la hubo cuando se fue en 1990. «Gobernaremos desde abajo», dijo. Eso significa que manejaba el Poder Judicial y Electoral, a muchos jueces y magistrados, aun sin estar en el poder.
Sin embargo, confiamos en la justicia internacional y en principios de justicia universal para recurrir a ellos.
Se informa la presencia de agentes cubanos reprimiendo las protestas, ¿sabe algo al respecto?
Como abogado no puedo afirmarlo sin pruebas. Pero entre los testimonios de presos políticos y sus familiares, hay numerosos casos de represión por parte de quienes tienen fisonomía y acento cubano.
No sería una sorpresa, Cuba ha sido intervencionista e invasora en varios países. Ya tenemos el caso en Venezuela con presencia de agentes cubanos reprimiendo al pueblo venezolano que se opone al régimen de Nicolás Maduro.
¿Qué mensaje le daría al resto de Hispanoamérica sobre lo que sucede en las calles y prisiones de Nicaragua?
Es importante que los latinoamericanos tomemos consciencia del gobierno que votamos. Hay que poner mucha atención al socialismo del siglo XXI y a la izquierda que solo han venido a traer desgracia, terror y muerte a nuestro pueblo
Al pueblo de Latinoamérica le hago un llamado, ahora se vienen elecciones en Guatemala, hay que tener cuidado.
En la izquierda radical, el socialismo radical, hay un patrón común de conducta similar. La derecha no es perfecta tampoco, pero los grupos de izquierda son definitivamente represores, no respetan derechos humanos.
Toda Hispanoamérica debe reflexionar sobre cómo estos, dizque revolucionarios, han venido a pisotear a toda la región.
Yo les pediría, les enviaría un mensaje, cuando la casa de tu vecino se está incendiando nadie puede alegar soberanía para no intervenir si ves que tu vecino se está quemando vivo o una banda de delincuentes le está matando.
Omitan la supuesta soberanía que alegan los que masacran a sus pueblos. Deben tomar consciencia de que haya unidad. Que haya contundencia en cuanto a sancionar para revertir lo que está pasando en Nicaragua, una catástrofe con una gran cantidad de muertos, desaparecidos y presos con gobiernos que solo llegan a reprimir por medio del fraude.
El llamado a los cancilleres que se reúnen en Colombia es que aquí todavía tenemos secuestradas nuestras libertades, en particular la de expresión. Por favor, hagan a un lado el concepto de supuesta soberanía. No hay intervencionismo cuando se trata de rescatar los derechos humanos de un pueblo entero.
Que la OEA no pierda la oportunidad de presionar a los gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Cuba para que de una sola vez podamos establecer los mecanismos necesarios para salir de las dictaduras oprobiosas que han pisoteado a nuestros pueblos.
A continuación encontrará el audio de la entrevista completa:
Este artículo fue publicado originalmente en PanAm Post.
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.
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