PUNTA GORDA, Florida— Hace 18 años que la zona de Charlotte Harbor no ve un huracán importante, pero hay uno que está a punto de hacer acto de presencia y los residentes están saliendo o escondiéndose, preparándose para lo peor.
Lisa Mottler, una ávida equitadora y propietaria de un negocio en Punta Gorda, dijo que ella y su marido se están quedando en su lugar a pesar de que el gobernador Ron DeSantis pidió a los que están en la trayectoria directa del huracán Ian y en las posibles zonas de inundación importantes a que evacuen.
«No hay lugar para nosotros llevando los caballos», dijo Mottler sobre sus queridos animales. «Así que nosotros vamos a tener que aguantarlo. No tenemos elección. Hemos invertido demasiado como para salir y abandonar».
Mottler y su marido, Carl, dijeron que están asegurando todo lo que pueda convertirse en un proyectil, como los muebles del jardín y las plantas en macetas.
«Yo estoy poniendo todo en un puesto [de caballos] donde estos no se pueden ir a ninguna parte; literalmente tendrían que levantarse y volar por la ventana para hacerlo», añadió. «Puede que no sea lo mejor, pero al menos tendrán un poco de protección contra el viento».
Los Mottler compraron lonas por si pierden las tejas de su tejado y se aseguraron de «tener lo básico».
Ella también es enfermera y puede ayudar si alguien resulta herido, añadió la mujer.
«Tengo vendas, aspirinas y suministros médicos básicos», dijo a continuación. «También hemos almacenado agua en todo lo que puede contener agua».
Mottler indicó que el huracán Ian «se siente diferente al huracán Charley».
«Este traerá mucha agua, Charley fue mucho viento».
Antes de que se produzca una tormenta, es habitual que se corten los servicios públicos, como el agua y la electricidad, para evitar mayores daños a la infraestructura, por lo que los residentes de Florida están almacenando agua y comprando agua embotellada.
El condado de Sarasota anunció durante una rueda de prensa el 27 de septiembre que su planta de agua se apagaría la noche del 28 de septiembre, antes de que la tormenta toque tierra.
El huracán Ian se convirtió en una tormenta de categoría 3 temprano el 27 de septiembre, según la oficina del gobernador Ron DeSantis y en las últimas horas pasó a categoría cinco llevando vientos de 155 millas por hora (250 km/hora).
El personal dijo que el huracán había continuado intensificándose rápidamente a medida que emergía al sureste del Golfo de México. El 28 de septiembre deberá pasar al oeste de los Cayos de Florida mientras se acerca a la costa oeste del estado.
DeSantis ha seguido advirtiendo a los residentes de Florida del peligro de la tormenta y ha celebrado múltiples conferencias de prensa con actualizaciones en directo de su trayectoria. También ha movilizado a las agencias estatales para una respuesta inmediata antes, durante y después de la tormenta.
«Lo más importante con la evacuación es simplemente llegar a los terrenos más altos», advirtió DeSantis a los residentes de Florida en una rueda de prensa, el 27 de septiembre.
«Llegar a una estructura segura —no significa que uno tenga que estar en un lugar donde no hay tormenta o no vaya a enfrentar nada— porque en Florida tenemos estructuras que pueden lidiar con estos huracanes».
«Es difícil lidiar con 10 pies de agua y eso es realmente lo que subyace a los avisos de evacuación».
DeSantis estimó que hay 2.5 millones de personas actualmente bajo «algún tipo de orden de evacuación».
Para Ross y Rita Davis, el huracán Ian es su primera experiencia con una gran tormenta desde que se mudaron a Punta Gorda hace unos meses, desde Portland, Oregón, con su tortuga de 85 libras, Bump.
También es la primera vez que Bump sufre un fenómeno meteorológico importante.
Ellos viven en una zona roja y se les ha pedido que evacúen, pero han optado por capear el temporal debido a su inusual mascota y al hecho de que la mayoría de sus vecinos también se han quedado.
«Estamos tomando todas las precauciones que podemos, como tapar las ventanas», dijo Davis mientras aseguraba el contrachapado en sus ventanas.
«No sabemos qué esperar y podríamos evacuar, pero no sabemos qué haríamos con Bump. No es una mascota común».
Conduciendo por la zona del condado de Charlotte, uno no podría pensar que hay una tormenta que avanza hacia ellos, ya que los negocios de todo tipo siguen abiertos, incluso los restaurantes.
El Moose Lodge en Punta Gorda permanece abierto con comida y bebida, pero también servirá como refugio para aquellos que «sientan que necesitan un espacio seguro para quedarse», dijo el gerente Kim Small a The Epoch Times.
«Ahora mismo, estoy necesitando un camarero», dijo entre risas. «Mi camarero nocturno ha llamado y ha dicho que no va a venir».
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