Días después de una actuación relativamente discreta en el segundo debate presidencial del Partido Republicano, el empresario Vivek Ramaswamy habló el 30 de septiembre a los republicanos en su convención de otoño de California, sobre los peligros del «capital woke» de compadrazgo de las corporaciones de izquierdas.
«Les llevará de vuelta a la crisis financiera de 2008», dijo el candidato presidencial para 2024.
El Sr. Ramaswamy describió cómo la «vieja izquierda» pre-woke respondió a los rescates bancarios que el presidente George W. Bush convirtió en ley: «Occupy Wall Street apareció para decir (…) nosotros queremos redistribuir el dinero de esos ricos peces gordos corporativos y dárselo a la gente pobre para ayudar a la gente pobre».
Pero desde entonces, el auge del movimiento woke y de la política de identidad ha debilitado ese ataque frontal al sistema, argumentó el candidato.
«Ocupar Wall Street es una píldora muy difícil de tragar, pero el tema de la nueva conciencia es en realidad bastante fácil. [Añade] algo de diversidad e inclusión, incluye a algunas minorías simbólicas en sus consejos de administración, reflexiona sobre el impacto desigual del cambio climático después de volar en un jet privado a Davos», dijo Ramaswamy.
También describió la relación entre la nueva izquierda woke y un Estados Unidos corporativo como «prostitución mutua».
Los comentarios de Ramaswamy siguieron a los discursos del gobernador de Florida, Ron DeSantis, del senador republicano Tim Scott y del expresidente Donald Trump en la convención del Partido Republicano de California el 29 de septiembre.
Su discurso se produjo días después del segundo debate de las primarias republicanas en la Biblioteca Reagan en Simi Valley, a unas 75 millas al noroeste del hotel de Anaheim, donde los miembros del decadente Partido Republicano de California han agasajado a algunos oradores destacados mientras celebraban reuniones más pequeñas y elaboraban su plataforma.
En el gran y desordenado evento televisado, el Sr. Ramaswamy todavía se mantuvo firme cuando fue presionado por sus rivales sobre diversos temas, en particular la política exterior, en la que sus puntos de vista sobre el conflicto Ucrania-Rusia lo diferencian de todos los republicanos, excepto del presidente Trump. Sin embargo, el 27 de septiembre tuvo un toque más suave que en el primer debate en Milwaukee, donde muchos lo vieron como el ganador.
En las últimas semanas, la temprana ascensión del empresario sobre una plataforma «America First 2.0» conscientemente similar a Trump, se ha encontrado con vientos en contra, con críticos como Jeffrey Sonnenfeld, de la Universidad de Yale, que cuestionan su historial en el sector privado. En el escenario de la Biblioteca Reagan, los rivales se centraron en las operaciones de su antiguo negocio farmacéutico Roivant en China.
El empresario respondió subrayando que «se largó de allí» y se ha convertido en un feroz crítico del Partido Comunista Chino.
Aunque algunos han menospreciado la simpatía del Sr. Ramaswamy, una encuesta reciente de The Economist muestra que tiene un índice de desfavorabilidad más bajo —41%— entre todos sus rivales, excepto el senador republicano Tim Scott.
Sin embargo, las últimas encuestas de opinión de RealClearPolitics muestran que Ramaswamy también ha quedado por detrás de una rival con opiniones muy diferentes en la política exterior: la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley.
La Sra. Haley no apareció durante el discurso de Ramaswamy en Anaheim.
En cambio, golpeó en temas que él había esbozado con mucho mayor detalle en otras ocasiones. Por ejemplo, su plan para «drenar el pantano» recortando puestos de trabajo y regulaciones en Washington, así como su «declaración de independencia de China».
A diferencia de DeSantis, quien habló extensamente sobre sus problemas con California, Ramaswamy dijo poco sobre el Estado Dorado y su influencia en la vida estadounidense, aunque sí criticó el poder arraigado de Silicon Valley. También señaló que «desmantelar a las grandes empresas de tecnología» solía ser una cuestión de izquierda más que de derechas.
«[Las empresas de tecnología] dijeron: ‘Está bien, esperen, podemos llegar a un acuerdo aquí. Usaremos nuestro poder de monopolio para censurar el ‘discurso de odio’ y la ‘desinformación’ como usted lo define, pero no lo haremos gratis. Nosotros apuntamos a que la nueva izquierda mire para otro lado cuando se trata de dejar intacto nuestro poder monopólico'», afirmó el candidato.
En una conferencia de prensa posterior, Ramaswamy opinó sobre el último acontecimiento en el drama del cierre del gobierno —un proyecto de ley aprobado en la Cámara para mantener financiado el aparato federal, pero solo durante el próximo mes y medio.
«Todo este debate es una farsa. Es una desviación. Incluso si el gobierno fuera a cerrar, sabemos lo que sucede cada vez. Ellos reciben el pago atrasado. Esto cada vez se vuelve más grande. Nosotros necesitamos detener el debate artificial sobre cierres falsos del gobierno y comenzar a tener un debate real sobre cómo lograr un verdadero cierre del estado administrativo», dijo a los periodistas.
Antes de la reciente serie de amenazas de recortes o de concretos recortes de empleados federales, hubo numerosos cierres a lo largo de las décadas de 1980 y 1990.
El Sr. Ramaswamy se pareció un poco a Ron DeSantis, quien enfrentó una pregunta similar después de un discurso en Long Beach sobre el liderazgo del líder de la mayoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy (R-Calif.).
«Lo que han estado haciendo en Washington durante los últimos tres o cuatro años es acabar con el sueño americano para las familias estadounidenses (…) Nosotros estaremos dispuestos a ceder al veto si están gastando demasiado dinero», dijo DeSantis, citando sus vetos a partidas presupuestarias en Florida.
Un miembro del personal de la convención no proporcionó una estimación inmediata de la participación del Sr. Ramaswamy. El discurso del presidente Trump el 29 de septiembre vendió 1500 entradas, según ese empleado.
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