Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, enseña los principios de verdad, compasión y tolerancia, junto con cinco ejercicios de meditación.
Por intentar seguir estos principios, los aproximadamente 70 a 100 millones de practicantes en China han sido sometidos a arrestos y detenciones ilegales, lavado de cerebro y tortura, e incluso a la sustracción forzada de órganos en vida.
La macabra práctica de la sustracción forzada de órganos fue revelada por primera vez en 2006 por denunciantes que compartieron sus historias con The Epoch Times, incluida una mujer que testificó que su exesposo, un médico de trasplantes, extirpó las córneas de practicantes de Falun Gong vivos y saludables. Los órganos extraídos de estos prisioneros de conciencia vivos alimentan el mercado de trasplantes de miles de millones de dólares del país.
La persecución continúa y ha seguido sin detenerse desde 1999. Este 20 de julio se cumplen 25 años, lo que significa que toda una generación creció bajo persecución.
Livia tenía 11 años cuando comenzó la persecución. Ella y sus padres practicaban regularmente los ejercicios de Falun Gong en un parque público, donde «muchos funcionarios del gobierno nos conocían y eran bastante amigables con nosotros».
De la noche a la mañana, todo cambió. Los medios de comunicación en China, todos controlados por el estado, calumniaron a Falun Gong como «maligno», y las personas que llevaban estéreos a los parques para reproducir la música de los ejercicios para pequeños grupos, fueron arrestadas repentinamente.
Los padres de Livia fueron enviados a diferentes campos de trabajo y centros de detención al menos en 10 ocasiones a lo largo de los años.
Para Meimei, de 16 años, el arresto de su madre fue una amarga sorpresa. Un día, confundida porque su madre no la despertó para ir a la escuela y ya era tarde, descolgó el teléfono que timbraba.
«Tu madre fue arrestada por hacer los ejercicios de Falun Gong en un parque. Pide a tu padre que traiga 5,000 yuanes a la estación de policía mañana o tú misma averiguarás las consecuencias», dijo el hombre al otro lado de la línea.
Su padre, un oficial de correcciones, y un tío que tenía una buena posición financiera para ayudar, hicieron llamadas y ofrecieron sobornos tratando de averiguar dónde exactamente estaba detenida la madre de Meimei.
Finalmente, solo se le permitió a Meimei una visita de 15 minutos, y dos semanas después su madre fue liberada, cubierta de moretones negros.
Yu tenía 13 años cuando sucedió, y «fue como si el cielo y la tierra se hubieran volcado».
En un tiempo, Yu tuvo que quedarse en un dormitorio de secundaria con otras nueve chicas. Intentó esconder sus materiales de Falun Gong bajo su colchón y una compañera de dormitorio le pidió que se deshiciera de ellos. Yu intentó explicar que Falun Gong estaba siendo falsamente retratado por las autoridades, que sentenciaron a un amigo de la familia a 12 años de prisión por creer en la verdad, la compasión y la tolerancia. Su explicación fue recibida con risas.
Denunciar a Falun Gong se había convertido en un ejercicio nacional. Las escuelas y los lugares de trabajo requerían que las personas repitieran la propaganda del PCCh.
A pesar de esto, Yu continuó intentando contar a sus compañeros de clase lo que realmente era Falun Gong. En la clase de inglés, se les pidió que hablaran sobre un “héroe”, y Yu habló sobre el amigo de la familia encarcelado. La clase quedó en silencio. Luego, el representante de la Liga Juvenil Comunista recitó la propaganda del PCCh.
Para sorpresa de Yu, cuando regresó a su dormitorio, una de las chicas compartió su apoyo. “Yu, si te arrestan por esto, ¡yo te rescataré!”. El coraje de Yu había encendido el suyo propio.
Yu dijo a The Epoch Times, “mencionar Falun Gong en China realmente revela el verdadero carácter de las personas”.
La campaña de persecución del PCCh tiene efectos que van mucho más allá de sus fronteras. De hecho, la respuesta internacional a la represión transnacional de Falun Gong ha permitido al régimen identificar las áreas en dónde su máquina de propaganda ha sido efectiva, según investigadores que hablaron en un reciente panel del Hudson Institute el 17 de julio.
“Es una guerra de propaganda”, dijo Nina Shea, directora del Centro para la Libertad Religiosa en el Hudson Institute.
En una rueda de prensa el 18 de julio, un portavoz del Departamento de Estado dijo que el departamento está observando el uso de la desinformación y la propaganda del PCCh, así como los abusos de derechos humanos del régimen.
El Departamento de Estado “no dudará en tomar las acciones apropiadas” contra la persecución continua del grupo espiritual Falun Gong por parte del Partido Comunista Chino (PCCh), dijo el portavoz principal adjunto Vedant Patel.
En 2021 y 2022, el Secretario de Estado Antony Blinken sancionó a dos funcionarios del PCCh por violaciones de derechos humanos en la persecución de Falun Gong, y el Departamento de Justicia también acusó a dos presuntos agentes del PCCh por su papel en intentar ayudar al régimen a “derrocar” la práctica en Estados Unidos.
El Congreso también ha tomado medidas. El mes pasado, la Cámara de Representantes aprobó la Ley de Protección de Falun Gong, que sancionaría a las personas que participen en la extracción forzada de órganos del régimen.
También prohíbe la cooperación de Estados Unidos con China en el campo de los trasplantes de órganos mientras el PCCh permanezca en el poder. Según el Centro para la Libertad Religiosa del Hudson Institute, instituciones estadounidenses han capacitado al menos a 344 médicos de trasplantes de China.
En 2019, un tribunal popular independiente concluyó por unanimidad que el PCCh ha estado matando a prisioneros de conciencia para extraer sus órganos “a una escala significativa”, siendo los practicantes de Falun Gong las principales víctimas de este crimen.
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