Régimen chino utiliza la pandemia para avanzar en sus ambiciones mundiales, dice experto

Por Eva Fu y Jan Jekielek
01 de abril de 2020 8:35 PM Actualizado: 01 de abril de 2020 8:35 PM

Mientras el mundo se enfrenta a una crisis de salud de gran envergadura, el Partido Comunista Chino está utilizando la pandemia para expandir su influencia global, según el experto en China Robert Spalding.

Spalding, general de brigada retirado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y escritor, dijo en una entrevista a The Epoch Times que el régimen chino se está aprovechando de las consecuencias de la pandemia como una oportunidad para extender su control sobre la cadena de suministro mundial y desviar su responsabilidad de haber causado el desastre.

Lo describió como una «guerra sin restricciones» en pleno vigor. La guerra sin restricciones, como explicó en su libro «Guerra furtiva: ¿Cómo China tomó el control mientras la élite de Estados Unidos estaba dormida?», una estrategia elaborada por oficiales militares chinos a finales de los años 90, se refiere al uso de una serie de tácticas de guerra no convencionales diseñadas para lograr los objetivos de la guerra, sin entrar en un combate real.

Al llevar a cabo esta campaña, el régimen ha combinado diferentes elementos de guerra—económicos, comerciales, políticos, de información— para «crear una convergencia de desafíos» para Estados Unidos y otras democracias occidentales, según Spalding.

«Para la gente es difícil comprender lo poderoso que es este nuevo tipo de guerra, porque estamos muy acostumbrados al tipo tradicional de guerra con aviones, barcos, bombas y tanques», dijo.

En el frente de la guerra de información, los embajadores chinos y los medios de comunicación estatales han vendido recientemente teorías de conspiración especulando sobre el origen del virus y atribuyendo la culpa a Estados Unidos, mientras que las cuentas falsas vinculadas con Beijing han invadido Twitter actuando como «porristas del gobierno».

«Están encubriendo la verdad real mientras que esencialmente crean una nueva verdad y nuevos hechos en el terreno», dijo Spalding. «Porque controlan todos los datos que salen sobre el coronavirus o el virus PCCh, todo según la narrativa que ellos mismos controlan».

Sacando provecho de la crisis

Si bien el brote pone a prueba el sistema de salud mundial y genera preocupación por la escasez de suministros médicos, se ha expresado la inquietud de que China esté utilizando los tan buscados suministros para su propio beneficio. El asesor económico de la Casa Blanca, Peter Navarro, dijo a Fox Business el mes pasado que China había estado reteniendo las máscaras faciales N95 al imponer una restricción en las exportaciones.

Sin embargo, millones de máscaras están fluyendo de China a los países europeos como parte de los paquetes de ayuda.

«Ellos ven el coronavirus como una oportunidad para hacer eso, en particular porque los países van a depender de ellas para los suministros médicos porque van a tener las únicas fábricas abiertas», dijo Spalding. «Están tratando que parezca que el Partido Comunista Chino es el salvador de Europa Occidental».

Estados Unidos depende en gran medida de los suministros médicos de China, el mayor productor mundial de componentes farmacéuticos activos, según un informe del Congreso de Estados Unidos de noviembre de 2019 (pdf). La propagación del patógeno solo exacerbó el problema. Aunque los funcionarios chinos negaron que hubiera prohibiciones oficiales de exportación, desde finales de enero a febrero se pidió a los fabricantes de equipos de protección que vendieran sus productos internamente. China también producía la mitad de las marcas mundiales antes del brote.

El portavoz oficial de China, Xinhua, en una amenaza implícita a principios de marzo, dijo que Estados Unidos se «sumergiría en el poderoso mar del coronavirus» si China decidía tomar represalias controlando las exportaciones de suministros médicos.

«Las exportamos, ya no tenemos. Ni siquiera podemos producir para nosotros mismos», dijo Spalding.

Varios países, entre ellos España, Turquía y Holanda, se han quejado recientemente de los defectos en las exportaciones de suministros médicos que China ha realizado para combatir el virus.

Horizon Advisory, una consultora independiente con sede en Estados Unidos, encontró que Beijing ha estado preparando medidas políticas desde febrero para reforzar sus ambiciones económicas.

«Beijing tiene la intención de utilizar la desarticulación y la crisis mundial para atraer la inversión extranjera, para aprovechar la cuota de mercado y los recursos estratégicos, especialmente los que obligan a la dependencia [de China]», según el informe.

El gobierno municipal de Chengdu, la capital de la provincia de Sichuan, dijo a un periódico local que es «posible convertir la crisis en una oportunidad para aumentar la confianza y la dependencia de todos los países del mundo del ‘Hecho en China'». El Consejo de Estado, un organismo tipo gabinete, también destacó la tecnología 5G y la inteligencia artificial —las herramientas del estado para la vigilancia generalizado de China— como dos de sus principales objetivos estratégicos para mostrar.

«En tiempos de miedo, parece muy atractivo, pero lo que les permite hacer es esencialmente inmiscuirse aún más profundamente en las venas de la sociedad», dijo Spalding.

«Su objetivo es poder obtener este poder coercitivo sobre el mundo y están usando el virus del PCCh para básicamente perpetuar, acelerar y profundizar eso», dijo.

Reescribiendo la historia

A lo largo del avance del brote, la respuesta de Beijing ha estado marcada por una red de encubrimiento, negación y mentiras que lo convierten en el inconfundible culpable, según Spalding.

«Lo que podemos decir con certeza, con una absoluta certeza del 100%, es que el Partido Comunista Chino creó la pandemia mundial», dijo.

Al menos en dos ocasiones distintas, el 1 y el 3 de enero, Hubei y los funcionarios nacionales de salud dijeron a los laboratorios chinos que dejaran de hacer pruebas y que destruyeran las pruebas existentes, según los informes del medio de comunicación chino Caixin.

Aunque las autoridades federales de salud de EE. UU. habían ofrecido repetidamente enviar investigadores a China desde el 6 de enero, finalmente solo dos fueron autorizados a entrar en el país, más de un mes después.

Cuando Wuhan impuso un drástico bloqueo el 23 de enero, más de cinco millones de habitantes ya se habían marchado sin someterse a un examen de salud, llevando el virus a otras partes del mundo.

Cuando el brote se agravó en Estados Unidos en marzo, los diplomáticos chinos iniciaron una agresiva campaña de desinformación acusando al ejército de Estados Unidos de llevar el virus a Wuhan.

El principal factor que influye en la naturaleza del régimen es su necesidad de control, dijo Spalding. «Cuando vio salir este virus, se preocupó por su legitimidad».

Los documentos internos obtenidos por The Epoch Times, así como informes internos, indican que los funcionarios chinos han dado la mayor prioridad al control de la narrativa del brote, tanto dentro como fuera de China.

Spalding también criticó la decisión de la Organización Mundial de la Salud de nombrar la enfermedad causada por el virus COVID-19. El nombre no designa claramente su origen en China, lo que permite al régimen chino encubrir su deficiente respuesta al brote, dijo.

«De alguna manera todavía estamos perpetuando la propaganda del Partido Comunista Chino porque les permitimos nombrar cosas y nombrar las cosas es muy poderoso», dijo.

Spalding vio que esta crisis también demuestra las limitaciones del comercio mundial y la importancia de ser autosuficiente en la fabricación de suministros esenciales.

«No debemos depender de un régimen que repudie todo lo que defendemos, y utilice (…) ese vínculo de la cadena de suministro para coaccionarnos a abandonar nuestros propios principios», dijo.

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