El gobierno de Joe Biden necesita revertir su curso de «gastos desmedidos» y la dependencia de las naciones extranjeras para la energía si quiere bajar la inflación, según el representante Bill Johnson (R-Ohio).
Johnson, que se presenta para la reelección en el 6º Distrito del Congreso de Ohio, dijo al programa Capitol Report de NTD que no ve el final de los aumentos de la inflación a menos que el presidente deje de canalizar «cantidades masivas de dinero» al sistema nacional y reduzca la dependencia energética de otros países como Venezuela e Irán.
La inflación de Estados Unidos alcanzó el 8.3 por ciento en abril y dejó a los estadounidenses pagando más por todo, desde los productos básicos hasta la gasolina. El mes anterior la inflación alcanzó un máximo del 8.5 por ciento.
Biden dijo la semana pasada que reducir los niveles de inflación en el país es su «máxima prioridad económica». A su vez culpó de la crisis inflacionaria a las interrupciones de la cadena de suministro relacionadas con COVID-19 y a la invasión de Ucrania por parte del presidente ruso Vladimir Putin.
Sin embargo, el presidente se está enfrentando a muchas críticas de economistas que dicen que los cheques y programas de estímulo de su gobierno están avivando aún más una economía volátil y empujando la inflación.
Johnson dijo que hay dos razones principales que están contribuyendo a que la inflación en todo el país «esté por las nubes».
«Una, por supuesto, es la enorme cantidad de dinero que la administración Biden gastó y puso en el sistema. Cada vez que hay tanto efectivo, tantos dólares flotando en nuestra economía, se devalúa el dólar», explicó el republicano. «Cosas por las que hoy pagas un dólar, mañana vas a pagar 2 y 3 dólares porque simplemente hay tanto efectivo en el sistema que no podemos continuar con ese tipo de gasto imprudente».
El legislador dijo que la segunda cuestión que está empujando la inflación al alza es la energía, que según él está «en el centro de gran parte de este problema de la inflación».
Los precios promedio de la gasolina se encuentran actualmente en máximos históricos en Estados Unidos, a 4.483 dólares por galón según datos de la asociación automotriz AAA, superando el récord de 4.11 dólares del 17 de julio de 2008, lo que en la actualidad supondría unos 5.25 dólares si se ajusta la inflación.
En los estados de Kentucky, Illinois, York, Indiana y Carolina del Norte, entre otros, se registraron las mayores alzas en los últimos siete días hasta el 12 de mayo.
«Se necesita energía para producir productos, se necesita energía para llevar los productos al mercado, se necesita energía para alimentar su coche, para ir y venir al trabajo o al hospital o a donde sea que usted vaya», dijo Johnson a continuación. «Se necesita energía para hacer funcionar nuestros negocios, para calentar y enfriar y cocinar nuestra comida en casa. Es decir, la energía está en primera línea y las políticas de la administración Biden han hecho que dejemos de ser independientes energéticamente y dependamos de países como Venezuela e Irán».
«E incluso hasta hace unas semanas, Rusia como nuestro recurso energético, eso es una locura. Tiene que darse marcha atrás si se quiere resolver este problema de inflación», dijo Johnson.
Las interrupciones en el suministro energético mundial desde la invasión rusa de Ucrania y las sanciones occidentales contra Moscú ya han repercutido en los precios mundiales del gas. La situación se está agravando aún más por los continuos problemas en la cadena de suministro desde la pandemia del COVID-19.
Mientras tanto, la Organización de Países Exportadores de Petróleo, Rusia y los productores aliados, conocida como OPEP+, solo ha acordado un modesto aumento mensual de los flujos de petróleo, a pesar de los reiterados llamados de la administración Biden para aumentar sustancialmente la producción y hacer bajar los precios.
La OPEP+ acordó un aumento de 432,000 barriles diarios en junio en su reunión del 5 de mayo.
La noticia llega en un momento en que las centrales eléctricas tradicionales de Estados Unidos también se están cerrando y sustituyendo por fuentes de energía renovable, como las granjas eólicas y solares. Los expertos temen que la sustitución no se produzca con la suficiente rapidez, creando un riesgo potencial de escasez.
Por otra parte, Johnson comentó la escasez de leche de fórmula para bebés en todo el país, que, según dijo, podría «resolverse fácilmente».
«Si yo fuera el presidente, le diría a la FDA que ponga a toda su gente en este asunto, que vaya a esa instalación en Michigan, que averigüe cómo reabrirla, que vuelva a producir», dijo Johnson.
También indicó que está preocupado por los informes de que la fórmula se está enviando a los centros de retención de inmigrantes ilegales cerca de la frontera con México a pesar de la falta de suministro en todo el país.
«Sin embargo, las madres de los ciudadanos estadounidenses y sus hijos no pueden conseguir leche artificial», dijo el legislador. «Esto es una locura. En realidad se trata de un problema de fácil solución y la administración Biden lo está haciendo más difícil de lo necesario».
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