Los republicanos del Subcomité Selecto de la Cámara de Representantes sobre la Pandemia de Coronavirus están debatiendo si el COVID-19 fue el resultado de un virus convertido en arma y si las organizaciones internacionales e incluso la comunidad de inteligencia de EE. UU. ocultaron pruebas después de que el virus comenzara a propagarse por todo el mundo.
El comité especial que investiga los orígenes del virus se reunió para su segunda audiencia el martes. En la audiencia, los legisladores escucharon al exdirector de Inteligencia Nacional (DNI) John Ratcliffe, al exsubsecretario de Estado adjunto para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, David Feith, y al analista de inteligencia Mark Lowenthal.
Las evaluaciones de los servicios de inteligencia de EE.UU. sobre los orígenes de COVID-19 siguen sin ser concluyentes. El FBI y el Departamento de Energía de EE.UU. han concluido con «confianza moderada» y «confianza baja», respectivamente, que el COVID-19 se propagó a partir de una filtración de laboratorio. Mientras tanto, otras agencias de inteligencia han apoyado con un nivel de confianza bajo la idea de que el virus fue el resultado de una propagación natural de animales a humanos.
Ratcliffe, que comenzó a servir como DNI en mayo de 2020, durante las primeras etapas de la respuesta estadounidense a COVID-19, testificó (pdf) que «una filtración de laboratorio es la única explicación creíblemente apoyada por nuestra inteligencia, por la ciencia y por el sentido común”.
Lowenthal, un testigo convocado por la minoría demócrata en el comité, declaró (pdf) que “sin una mayor cooperación y transparencia de China—lo que parece muy poco probable—es posible que nunca resolvamos [la cuestión de los orígenes de COVID-19] con certeza”.
Varios republicanos en el comité indicaron que están satisfechos con el nivel de pruebas que hasta ahora respalda la teoría de la filtración de laboratorio, que postula que un brote en el Instituto de Virología de Wuhan condujo a la propagación de COVID-19 en todo el mundo.
«De ahí vino el origen del [COVID-19], de esa ciudad y de ese laboratorio, básicamente, que pedían fondos para la investigación de la ganancia de función», dijo el representante Rich McCormick (R-Ga.) a NTD News. «Conclusión natural: no hay otras alternativas. Entonces, por lo tanto, de ahí es de donde vino”.
McCormick dijo que la oposición del régimen chino a las investigaciones externas sobre los orígenes de la COVID-19 también respalda la teoría de que el virus fue el resultado de una peligrosa experimentación con virus.
“Quiero decir, es bastante simple. Si no tienes nada que ocultar, ¿por qué lo ocultas?”. dijo McCormick.
¿El virus fue un arma?
Dando por sentada la teoría del origen de laboratorio, McCormick pasó a debatir consigo mismo si el virus que se filtró estaba siendo intencionalmente convertido en arma o si los científicos estaban experimentando con un propósito más benigno
«Creo que es muy probable que procediera del laboratorio de Wuhan debido a la investigación sobre la ganancia de función. Si se utilizó intencionalmente como arma, eso es más discutible y no quiero hacer conjeturas al respecto, porque realmente no nos ayuda a llegar a nuestra conclusión natural», dijo McCormick.
McCormick dijo que un virus creado en laboratorio debe ser tratado con preocupación, independientemente de si estaba pensado para ser convertido en arma, subrayando que «tenemos que tomárnoslo en serio porque tiene consecuencias nefastas».
Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de que el régimen chino convirtiera intencionalmente el brote de COVID-19 en un arma, el representante Mike Cloud (R-Texas) repitió las valoraciones de que el régimen acaparó equipos de protección y retrasó el intercambio de información sobre el virus durante las primeras fases del brote.
«Los funcionarios chinos no colaboraron en absoluto para ayudar a aliviar a la humanidad de este azote que se produjo o nació, supongo, en su país», declaró Cloud.
La embajada china en Estados Unidos criticó a los legisladores por centrarse en China antes de la audiencia del martes.
«Según el anuncio, la audiencia tiene por objeto examinar la ‘complicidad de China en la crisis del COVID-19’ y exigir responsabilidades a China. Nos oponemos firmemente a ello», escribió el viernes el consejero de la embajada china Li Xiang en una declaración enviada por correo electrónico al presidente del comité, el congresista republicano Brad Wenstrup.
La representante Greene critica a la comunidad de inteligencia de EE. UU.
La representante Marjorie Taylor Greene (R-Ga.) criticó la respuesta de la comunidad de inteligencia de EE. UU. al virus y su falta de respuestas definitivas sobre los orígenes de COVID-19.
“[La comunidad de inteligencia de EE. UU.] sigue sin admitir si procedía del laboratorio de Wuhan o no. Y creo que tenemos un verdadero problema en nuestra comunidad de inteligencia», dijo Green. «Están más o menos diseñados para proteger al gobierno al que sirven, y creo que su falta de voluntad para revelar la verdadera información implica que están ayudando a encubrir algo».
Durante la audiencia, Lowenthal testificó que a los analistas de inteligencia se les suele “pedir que aborden problemas para las que puede no haber una respuesta definitiva”.
“Los analistas tienden a vivir en un mundo donde puede haber varias posibilidades, cada una con su propio grado de certeza e incertidumbre”, agregó Lowenthal. «Esto puede resultar muy frustrante para los legisladores que quieren una respuesta. Dada la inteligencia disponible y nuestra propia experiencia, no siempre se puede determinar una respuesta específica”.
Lowenthal también advirtió contra la politización de las cuestiones de inteligencia.
«La inteligencia puede a veces resultar incómoda e incluso ir en contra de las preferencias políticas preferidas, pero esto no significa que ésta sea partidista o subjetiva», dijo Lowenthal. «Cada vez es más difícil para los oficiales de inteligencia hacer su mejor trabajo cuando se les somete a una presión partidista constante o cuando se les acusa constantemente de ser partidistas».
Mientras que Lowenthal rechazó las críticas sobre la falta de respuestas definitivas de la comunidad de inteligencia sobre COVID-19, Feith dijo que una «campaña para estigmatizar y desacreditar la explicación de la filtración del laboratorio se disparó una vez que el presidente Trump expresó públicamente su interés en el tema el 15 de abril».
Feith condenó una declaración del 30 de abril de 2020 de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI), que decía que “coincide con el amplio consenso científico de que el virus COVID-19 no fue creado por el hombre ni modificado genéticamente”.
«Esta afirmación era dudosa en su momento y lo es aún más en retrospectiva. No había un ‘amplio consenso científico’, solo la apariencia fabricada de uno», dijo Feith sobre la declaración del ODNI. «Al citarlo, la CI utilizó la autoridad de otras personas anónimas como muletilla inestable. También utilizó un lenguaje confuso e indefinido».
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